Espa?a, de la nada al ¨¦xito
La Roja, tediosa durante una hora, reacciona en el ¨²ltimo tramo con los cambios de Luis Enrique y jugar¨¢ la fase final de la Liga de Naciones tras fulminar a una Portugal muy conservadora
A Espa?a no se le hizo tarde en Braga. Tras m¨¢s de una hora de f¨²tbol de barbecho, sin osad¨ªa alguna cuando solo le val¨ªa ganar, la Roja espabil¨® a ¨²ltima hora y dej¨® en la cuneta a Portugal, que pag¨® cara su tendencia al conservadurismo. Su n¨®mina de jugadores est¨¢ muy por encima de su intrepidez, no le van las alegr¨ªas y es una selecci¨®n demasiado calculadora. Nada hizo Espa?a hasta que ...
A Espa?a no se le hizo tarde en Braga. Tras m¨¢s de una hora de f¨²tbol de barbecho, sin osad¨ªa alguna cuando solo le val¨ªa ganar, la Roja espabil¨® a ¨²ltima hora y dej¨® en la cuneta a Portugal, que pag¨® cara su tendencia al conservadurismo. Su n¨®mina de jugadores est¨¢ muy por encima de su intrepidez, no le van las alegr¨ªas y es una selecci¨®n demasiado calculadora. Nada hizo Espa?a hasta que Luis Enrique agit¨® al equipo con los cambios y tras un partido para aburrir la Roja se procur¨® un rato para ganar. Nico Williams descolg¨® de cabeza un centro de Carvajal y Morata cruji¨® a Cristiano y compa?¨ªa. CR, limitado pero consentido como titular hasta el ¨²ltimo instante de Portugal en esta Liga de Naciones que ya tiene cuatro finalistas para el pr¨®ximo mes de junio: Pa¨ªses Bajos, Croacia, Italia y Espa?a.
Una Espa?a cagueta sell¨® un primer tiempo de lo m¨¢s pe?azo. De bostezo en bostezo con la pelota. Una bater¨ªa de pases en horizontal y hacia atr¨¢s. Antes que acertar, no equivocarse. Como si todos los futbolistas visitantes quisieran que el partido se jugase en la intimidad, sin trascendencia. Al descanso, la Roja era un folio en blanco. Tan turbado estaba el equipo que el ¨²nico debate posible al cierre del primer acto era si hab¨ªa sido m¨¢s latoso que el chato duelo con Suiza. Si era alg¨²n plan premeditado no lo pareci¨®. O pareci¨® muy temerario.
Con Portugal a bajo volumen, una selecci¨®n con m¨¢s talento que decisi¨®n, el encuentro iba y ven¨ªa sin pulso, sin chicha, a pies de Hugo Guillam¨®n, Pau Torres, Rodri, Koke¡ Nadie se aventuraba. Como si temieran que la pelota se resfriara. Todo espa?ol empecinado en poner el partido entre par¨¦ntesis. Una confusi¨®n habitual: el toque de la nada para nada. No la tocaban los delanteros y, si se daba la casualidad, no desbordaban, no disparaban, no cabeceaban, no centraban. Una soser¨ªa. Lo mismo dio que Luis Enrique reformara por completo el medio campo y prescindiera de una tacada de los tres azulgrana ¡ªBusquets, Pedri y Gavi¡ª. Y nada remedi¨® la sobredosis de confianza para Ferran y Sarabia, tan extraviados en Zaragoza como en Braga. Y en la zaga, no muy exigida por Cristiano y su pelot¨®n, no sali¨® fortalecida con Guillam¨®n, cuya principal virtud no es la contundencia, al que el seleccionador rebobin¨® como central cuando ya lleva varios cursos como medio centro.
Apocada la Roja, el conjunto de Fernando Santos tampoco se descamisaba. Tiene solistas de primer¨ªsima pasarela, pero resulta una selecci¨®n demasiado contenida. A Cristiano le queda el eco de lo que fue. Hoy se le escapan ocasiones que antes le resultaban parvularias, como un sesteo frente a Unai que dio tiempo al cruce de Gay¨¤. Con todo, puso en alerta a Unai en un par de ocasiones. En la primera, todo Portugal reclam¨® un penalti del portero espa?ol. En la segunda, justo tras el descanso, el meta del Athletic le cerr¨® muy bien el paso. Lo mismo que a Diogo Jota, al que frustr¨® con una estupenda parada. El portero no pudo evitar un suspiro de alivio cuando un zurdazo de Bruno Fernandes revent¨® un lateral de la red. Durante una hora no hubo espa?ol por encima de Unai, pese a que no tuviera muchos focos. Espa?a, quien estaba obligada a ganar, se sujetaba asustadiza en las cuerdas, confiada en no se sabe qu¨¦. Portugal, a la que le val¨ªan dos resultados, no estaba dispuesta al m¨ªnimo destape. Antes eficaz que recreativa.
Con tanto rev¨¦s, Luis Enrique intervino en el intermedio. Busquets relev¨® a Guillam¨®n y Rodri hizo el viaje contrario del valencianista, del medio centro al eje de la zaga. El preparador asturiano quer¨ªa insistir en futbolistas de buen pie para articular el juego desde la trinchera. Ocurre que, en ocasiones, al equipo le puede la ret¨®rica. Se momifica con el bal¨®n, con si soba que soba fuera suficiente. La pelota se tiene para distraer cuando conviene, buscar al camarada cuando es necesario, incluso para confundir al rival si es preciso. Espa?a solo lo entendi¨® en el tramo final, cuando Busquets, Pedri, Gavi, Pino y, sobre todo, Nico Williams le dieron otra mordida, ya algo m¨¢s de gancho. Los de Fernando Santos no hab¨ªan soltado las riendas, no hab¨ªan sacado el mazo ante un adversario tan borroso y la Roja sinti¨® que ten¨ªa la oportunidad que no se hab¨ªa procurado. Por fin, un juego m¨¢s articulado, los laterales como ventiladores y los extremos como esgrimistas, reta que reta a sus centinelas. Hasta Morata ya caz¨® un remate. Diogo Costa intervino con acierto. Pre¨¢mbulo del segundo asalto de Morata, citado con el gol por Nico Williams, el mejor agitador espa?ol ante Suiza y ante Portugal. La Roja de la zozobra inicial acab¨® por brindar en Braga como si se tratara de Qatar. Quiz¨¢ porque el ¨¦xito no se vio venir tras el soponcio con Suiza y durante m¨¢s de una hora en Portugal.
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