Muguruza sigue sin encontrar la luz
La espa?ola, que no gana desde septiembre, cede en el estreno de Melbourne contra Mertens (3-6, 7-6(3) y 6-1), cae m¨¢s en el ¡®ranking¡¯ y no logra desbloquearse
Por mucho que el hombre con la bandera de Venezuela se despepite intentando reanimarla desde el ¨²ltimo anillo ¨C¡±stay in the game, Garbi?e, stay in the game!¡±¨C, ya no hay posibilidad de retorno. Muguruza va a claudicar ante la belga Elise Mertens, que en los dos duelos previos entre ambas no hab¨ªa podido con ella, y vuelve a decir adi¨®s demasiado pronto, de nuevo en la primera ronda: 3-6, 7-6(3) y 6-1, tras 2h 28m de batalla bajo el sol sofocante de este martes en Melbourne. Quiere la espa?ola, pero de momento su tenis no le alcanza y no logra escapar del bucle devorador que la atrap¨® ...
Por mucho que el hombre con la bandera de Venezuela se despepite intentando reanimarla desde el ¨²ltimo anillo ¨C¡±stay in the game, Garbi?e, stay in the game!¡±¨C, ya no hay posibilidad de retorno. Muguruza va a claudicar ante la belga Elise Mertens, que en los dos duelos previos entre ambas no hab¨ªa podido con ella, y vuelve a decir adi¨®s demasiado pronto, de nuevo en la primera ronda: 3-6, 7-6(3) y 6-1, tras 2h 28m de batalla bajo el sol sofocante de este martes en Melbourne. Quiere la espa?ola, pero de momento su tenis no le alcanza y no logra escapar del bucle devorador que la atrap¨® desde que hace dos a?os triunfase en el Masters de Guadalajara, M¨¦xico. Desde entonces, m¨¢s derrotas que victorias y demasiados sinsabores, porque el declive no responde a la desidia sino a una mera cuesti¨®n de tenis y cabeza.
Preocupan el fondo y la forma. No da con el interruptor Muguruza y se repite otra vez la secuencia tantas veces vista en los ¨²ltimos tiempos, porque ha tenido el partido en la mano y finalmente se le ha escapado. Con el primer set en el bolsillo y sacando para ganar, el brazo se le agarrota, decide mal y se traba. A partir de ah¨ª, cuesta abajo. Abandona la pista cabizbaja, escondi¨¦ndose bajo la visera y con un tr¨¢game tierra en la mente. Insiste e insiste, pero el chispazo no llega. ¡°Es duro, duro¡¡±, repite en la sala de conferencias, consciente de que la derrota supone otra piedra en la mochila; situada hoy en el puesto 73? del ranking, dentro de dos semanas ya no figurar¨¢ entre las 80 mejores y eso significa que encontrar¨¢ varias puertas cerradas.
¡°Tendr¨¦ que hacer un calendario adecuado a mi situaci¨®n. Intentar¨¦ jugar esos torneos [en Oriente Medio, siguiente estaci¨®n del calendario], pero si no pudiese [solo es posible si recibe una invitaci¨®n, por su descenso], mirar¨¦ otros de menor categor¨ªa. Hay que intentar jugar m¨¢s partidos¡±, afirma ante los periodistas; ¡°he jugado muchas veces en 250 o 500 [de categor¨ªa], y siempre viene bien. Incluso cuando mejor estaba, tambi¨¦n he jugado este tipo de torneos para coger confianza; est¨¢ claro que a todo el mundo le gusta jugar en los Grand Slams y las finales, pero ahora me toca trabajar humildemente y pasar un poco desapercibida para tratar de escalar otra vez¡±.
Tenista de momentos, de extremos, Muguruza vive en un d¨¦j¨¤ vu negativo que no cesa. A sus 29 a?os, intenta reengancharse a la causa sin obtener recompensa, confiando en que en un momento u otro regrese su ¡°magia¡± y esa capacidad para ¡°volver de repente, por sorpresa¡±. Sin embargo, no termina de dar con la tecla. Llamada a marcar una ¨¦poca, por condiciones, proyecci¨®n y apetito, toc¨® primero el cielo ¨CRoland Garros, Wimbledon, n¨²mero uno¨C y se derrumb¨® despu¨¦s; cay¨® en una sima (2018-2019) y confi¨® en la tutela de Conchita Mart¨ªnez (2020) para volver a asomarse a las alturas. Repunt¨® precisamente en Australia, donde alcanz¨® la final hace tres a?os, pero luego su rendimiento describi¨® una trayectoria discontinua. Subidas y bajadas, vaivenes; mucha oscilaci¨®n en una jugadora capaz de todo, lo mejor y lo peor. Grandeza o nada. Un misterio.
¡°Nunca es f¨¢cil de aceptar¡±
¡°Llevo bastantes partidos en los que empiezo jugando bien y luego, en los momentos clave¡ Quiz¨¢ no ofrezco el nivel m¨¢s alto pero tampoco uno malo, pero en esos instantes hay que cerrar el partido con decisi¨®n y claramente no estoy haci¨¦ndolo¡±, expone tras la ca¨ªda ante Mertens, de nuevo cuando lo ten¨ªa todo a favor. ¡°Ha sido una mezcla entre tensi¨®n y cansancio. Es verdad que he notado el calor [34 h¨²medos grados a orillas del r¨ªo Yarra], pero supongo que como ella. F¨ªsicamente he notado un peque?o baj¨®n que ha coincidido con que ella [32? del mundo, de 27 a?os] ha empezado a jugar muy bien, y a partir de ah¨ª se me ha ido muy r¨¢pido¡±, prosigue.
A la voluntad no le acompa?an los hechos, y la hoja de servicios refleja que Muguruza no gana un partido desde mediados de septiembre, cuando bati¨® en Tokio a la griega Despina Papamichail. Desde entonces, cinco derrotas y m¨¢s dudas. Se aferra a su genialidad, pero esta se hace de rogar y entretanto, sigue la ca¨ªda. A los dos tropezones en la primera ronda del curso pasado ¨Cen Roland Garros y Wimbledon¨C, se une este ¨²ltimo en el estreno de Melbourne, doloroso por m¨¢s que se hayan convertido en una constante. A todo o nada, competidora sin median¨ªas, desde que alz¨® el trofeo maestro ofrece un balance negativo (12 triunfos, 20 derrotas).
¡°Nunca es f¨¢cil de aceptar¡±, lamenta. ¡°Siento que lo tengo y luego me doy cuenta de que no¡±, se sincera el ¨²ltimo icono femenino del tenis espa?ol, en horas bajas ero dispuesta a darle la vuelta a la historia. ¡°Tengo que encontrar la manera de mantenerme competitiva en esos momentos en los que mis oponentes sacan su mayor nivel. Ahora voy a descansar y seguir entren¨¢ndome para estar lista¡±, concluye Muguruza, a la que no le queda otra que seguir con el pico y la pala, remar y remar, confiando en que su instinto est¨¦ en lo cierto y d¨¦ otra vez con la luz. Para ello, tiene todo un a?o por delante.
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