El m¨¦todo Spoelstra y los irreductibles Miami Heat
El equipo de Florida protagoniza la gran historia de los Playoffs NBA, haciendo posible lo en apariencia impensable, bajo el mando de uno de los t¨¦cnicos m¨¢s brillantes de su era
Los Miami Heat son el equipo m¨¢s improbable en la historia de las finales de la NBA. Lo son hasta el punto de que su camino a la eliminatoria por el t¨ªtulo parece incluso guionizado, tras haber cruzado la barrera de lo heroico y adentrarse en un terreno donde ya absolutamente todo, divino o humano, parece posible.
Miami es la segunda franquicia que disputar¨¢ la final tras partir...
Los Miami Heat son el equipo m¨¢s improbable en la historia de las finales de la NBA. Lo son hasta el punto de que su camino a la eliminatoria por el t¨ªtulo parece incluso guionizado, tras haber cruzado la barrera de lo heroico y adentrarse en un terreno donde ya absolutamente todo, divino o humano, parece posible.
Miami es la segunda franquicia que disputar¨¢ la final tras partir como octavo cabeza de serie en su Conferencia, algo que solo conoc¨ªa un precedente: el de los New York Knicks en 1999. Solo que el caso de los Heat resulta a¨²n m¨¢s arduo, por tres motivos.
Primero, en aquel curso (1999) la primera ronda todav¨ªa se disputaba al mejor de cinco partidos (actualmente, al mejor de siete), lo que facilitaba la opci¨®n de sorpresa; segundo, la campa?a fue acotada a cincuenta partidos de fase regular (en condiciones normales son ochenta y dos), debido al cierre patronal previo, lo que acort¨® distancias clasificatorias; y tercero, Miami ha eliminado este 2023 a los dos conjuntos con mejor balance de la temporada.
Por si fuera poco, lo experimentado por los Heat resulta a¨²n m¨¢s asombroso considerando las circunstancias. En el s¨¦ptimo y definitivo partido de su serie ante los Celtics, disputado en Boston, el conjunto de Erik Spoelstra utiliz¨® una rotaci¨®n de solo ocho hombres, cinco de los cuales ni siquiera fueron en su d¨ªa elegidos en el draft. Es decir, puso en acci¨®n un bloque plagado de perfiles bajo el radar que han conseguido, a base de sentido colectivo y maestr¨ªa en la ejecuci¨®n de sus roles, superar cualquier contexto adverso.
En la epopeya de Miami destaca, sobre la pista, el liderazgo de Jimmy Butler, uno de los m¨¢s grandes competidores de su generaci¨®n. Un jugador hecho a s¨ª mismo, determinante en ambos lados de la pista y con un instinto especial para agigantarse en los momentos cr¨ªticos de los duelos, cuando las pulsaciones suben y el miedo atenaza. Este curso los Heat han conseguido, hasta el momento, 38 triunfos en finales igualados de partido, el llamado clutch, la mejor marca del ¨²ltimo cuarto de siglo en la NBA.
Sin embargo, en Miami, una roca en lo deportivo y lo mental, sobresale la influencia de Erik Spoelstra, su t¨¦cnico jefe. Un hombre sin el que no se entiende el car¨¢cter y recorrido de su equipo. Un maestro y superviviente de los banquillos. La historia de Spoelstra revela en realidad el sue?o americano del que, empezando desde abajo y sin grandes expectativas, acaba en la c¨²spide del rascacielos.
Spoelstra, uno de tantos jugadores universitarios ¨Ccumpli¨® ciclo en Portland- que no tienen hueco en la NBA, emigr¨® a Alemania para intentar ganarse la vida con el baloncesto, algo que har¨ªa en el modesto TuS Herten ejerciendo, de forma simult¨¢nea, como base del equipo y entrenador asistente de Hubert Beck. En sus ratos libres, entrenaba a un equipo de chavales menores de doce a?os. Como ninguno de ellos hablaba ingl¨¦s, aquello le serv¨ªa para mejorar su aprendizaje del alem¨¢n.
Tan c¨®modo estar¨ªa en Alemania que, pasados dos a?os (1995), estuvo a punto de no asistir a una entrevista para un puesto, aunque modesto (coordinador de v¨ªdeo), en los Miami Heat. En la NBA. Su padre, en su d¨ªa ejecutivo en la liga estadounidense, se la conseguir¨ªa. Aquel mismo d¨ªa Erik ten¨ªa entradas para asistir a un concierto de la banda Grateful Dead y parec¨ªa dispuesto a renunciar a aquella entrevista, hasta que su hermana mayor, Monica, le record¨® la perspectiva de la oportunidad. ¡°?Pero en qu¨¦ est¨¢s pensando? Es la NBA¡±, vino a decirle.
Spoelstra acab¨® acudiendo a la entrevista y obteniendo el puesto. Uno en el que, b¨¢sicamente, alternaba ser el chico de los recados con el interminable trabajo de edici¨®n de v¨ªdeo, que continuaba tras las jornadas laborales, por las noches, en su peque?o apartamento. Los informes de Spoelstra llegaron a ser tan exhaustivos y brillantes que llegaron a o¨ªdos del mandam¨¢s en los Heat, el legendario Pat Riley, que acabar¨ªa ascendi¨¦ndole al papel de ojeador y d¨¢ndole influencia en el departamento no mucho despu¨¦s.
En el fondo, tal y como cl¨ªnicamente definir¨ªa Tony Fiorentino, exasistente de los Heat, Spoelstra ¡°no era un tipo que sab¨ªa de ordenadores intentando aprender sobre baloncesto, sino justo lo contrario¡±. Su abrumadora ¨¦tica de trabajo e inquietud por aprender le har¨ªan llegar al banquillo, como asistente, hasta que el propio Riley le confi¨® el cargo principal del cuerpo t¨¦cnico en 2008. La se?al definitiva de su reconocimiento.
Spoelstra sufri¨® la punzante tinta y voz de la prensa cuando, formado el megaproyecto con LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh al mando (2010), ¨¦l ¨Cun t¨¦cnico sin gran experiencia ni cartel- parec¨ªa la pieza m¨¢s d¨¦bil y a sacrificar. Pero Riley, su maestro, siempre le defendi¨® y asesor¨®. ¡°Cuando intuyas problemas de vestuario, habla con los jugadores. Aseg¨²rate de que no pierdes el contacto, son tus aliados¡±, le confes¨® en una ocasi¨®n, al inicio del agitado ciclo con James en Miami. Aquellos Heat ganar¨ªan dos anillos, y disputar¨ªan otras dos Finales, en cuatro a?os.
Sin embargo no ser¨ªa hasta el final de aquella lujosa etapa cuando la opini¨®n p¨²blica comenzar¨ªa, de verdad, a valorar el talento, capacidad de gesti¨®n y creatividad t¨¢ctica de Spoelstra. Con menos recursos desequilibrantes pero la plena confianza de su mentor en las alturas, el t¨¦cnico se convirti¨® en una figura clave para la construcci¨®n y desarrollo de la ¡®cultura¡¯ de Miami, algo no solo material ¨Ccada inicio de curso, a los jugadores nuevos, se les ofrece una gu¨ªa con los c¨®digos y valores que rigen la franquicia- sino, sobre todo, espiritual. Una concepci¨®n particular del deporte, la competici¨®n y la fuerza del grupo.
La llegada de Jimmy Butler (2019), id¨®neo para esa identidad que tan orgulloso hizo sentir siempre a Riley, dispar¨® el techo de unos Heat que disputar¨¢n estos d¨ªas ante Denver, y de nuevo bajo el radar, sus segundas Finales en cuatro a?os. Ser¨¢n ya las sextas como entrenador principal para Spoelstra, igualando la cuarta cifra m¨¢s alta de la historia, solo tras Jackson, Auerbach y el propio Riley.
Sobresaliente en la gesti¨®n de partido, valiente con toda alternativa defensiva zonal y creyente a la hora de empoderar y hacer progresar piezas, la pizarra de Spoelstra brilla logrando el objetivo definitivo de todo t¨¦cnico: que llegado el tramo clave su equipo se acerque a su versi¨®n ideal.
Los Heat vuelven a no ser favoritos. Ser¨¢n, por tanto, doblemente peligrosos.
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