La cuarta pared en el f¨²tbol
La admiraci¨®n siempre implica responsabilidad, pero no sobran los ejemplos de juego limpio en el campo
Hay mucho teatro en el f¨²tbol, una rica coreograf¨ªa de 22 jugadores que despliegan su talento sobre un escenario gigantesco (hasta 120 metros de largo) desde que pita el ¨¢rbitro y se abre el tel¨®n hasta que, hora y media despu¨¦s, termina la funci¨®n, dividida en dos actos. En los estadios hay palco y gallinero; bambalinas y camerinos (t¨²nel y vestuarios); errores t¨ªpicos del p¨¢nico esc¨¦nico; un apuntador (entrenador) que ri?e desde el ¨¢rea t¨¦cnica a su elenco cuando desobedece sus acotaciones y que a menudo cambia el argumento sobre la marcha, obligado a improvisar por un marcador desfavorable,...
Hay mucho teatro en el f¨²tbol, una rica coreograf¨ªa de 22 jugadores que despliegan su talento sobre un escenario gigantesco (hasta 120 metros de largo) desde que pita el ¨¢rbitro y se abre el tel¨®n hasta que, hora y media despu¨¦s, termina la funci¨®n, dividida en dos actos. En los estadios hay palco y gallinero; bambalinas y camerinos (t¨²nel y vestuarios); errores t¨ªpicos del p¨¢nico esc¨¦nico; un apuntador (entrenador) que ri?e desde el ¨¢rea t¨¦cnica a su elenco cuando desobedece sus acotaciones y que a menudo cambia el argumento sobre la marcha, obligado a improvisar por un marcador desfavorable, una lesi¨®n o super¨¢vit de tarjetas en el campo. A veces, cuando marcan un gol, los futbolistas rompen la cuarta pared y se encaraman a la grada para celebrarlo con el p¨²blico. Tambi¨¦n hay divas que bajan del autob¨²s sin mirar a los ni?os que han ido a esperarlos con la ilusi¨®n de llevarse un aut¨®grafo y estrellas agradecidas que abrazan al peque?o que los mira con devoci¨®n en el posado previo al partido. Sobre las tablas, los jugadores adoptan diferentes papeles: protagonista, suplente, falso 9... piscinero. Es f¨¢cil ver grandes interpretaciones: tir¨¢ndose al suelo, retorci¨¦ndose de dolor buscando conmover al colegiado para arrancar un penalti, o haciendo dram¨¢ticas pausas, contando hasta 100 antes de sacar cuando van ganando, como esos actores que hacen tiempo para recordar una l¨ªnea de guion. Y nos hemos acostumbrado tanto a esos trucos de malas artes que conviene subrayar los gestos de honestidad y nobleza. La virtud merece tantos incentivos como castigo las faltas. Recientemente, Aimar Oroz, de Osasuna, trat¨® de impedir la expulsi¨®n de Alfon Gonz¨¢lez, del Celta, cuando este vio la tarjeta roja por juego peligroso: ¡°Arbi, que no lo ve¡±, le dijo a Mart¨ªnez Munuera. No le hizo caso, pero el club gallego agradeci¨® en sus redes sociales el intento del rojillo: ¡°Honor, Osasuna¡±.
No tienen el cach¨¦ del bal¨®n de oro, pero existen unos premios al fair play o juego limpio en el campo. En 2019, se lo llevaron Marcelo Bielsa y los jugadores del Leeds, entonces en la segunda divisi¨®n inglesa, por dejarse marcar un gol despu¨¦s de anotar otro cuando su rival, el Aston Villa, atend¨ªa a un futbolista lesionado. Aquel d¨ªa se jugaban el ascenso y no lo consiguieron. En la ceremonia de entrega del premio, Bielsa explic¨® c¨®mo lo legal ¡ªel gol de su equipo cuando el Villa pens¨® que se hab¨ªa parado el partido lleg¨® a subir al marcador¡ª no siempre coincide con lo justo; habl¨® del ¡°esfuerzo¡± que supone ¡°la decencia¡± y comparti¨® el galard¨®n con los ejemplos an¨®nimos del d¨ªa a d¨ªa.
En 2005 un ¨¢rbitro se?al¨® penalti sobre Miroslav Klose. El alem¨¢n le indic¨® que no hab¨ªa sido falta, pero el colegiado no le hizo caso y al ejecutar la pena m¨¢xima, el futbolista lanz¨® el bal¨®n fuera de la porter¨ªa. La Bundesliga le concedi¨® aquel a?o el premio al juego limpio. En 2012, Klose marc¨® ante el N¨¢poles un gol con la mano y se lo advirti¨® al colegiado. La confesi¨®n le vali¨® otro reconocimiento por fair play. Cuando le preguntaron por qu¨¦ lo hab¨ªa hecho dijo: ¡°Hay muchos j¨®venes que ven f¨²tbol y para ellos somos modelos¡±. La admiraci¨®n siempre implica responsabilidad, pero no todos los que la despiertan tienen esto presente cuando salen al escenario.
Ese tipo de galardones pasan m¨¢s desapercibidos porque nos fijamos antes en los rasgos de genialidad que en los de car¨¢cter y porque la honestidad no siempre es bien entendida en los estadios. Quiero pensar que si uno de los m¨ªos, es decir, del Oviedo, hiciera un gesto similar, estar¨ªa orgullosa, pero siendo, tambi¨¦n, honesta, no me atrevo a asegurar que no me enfadar¨ªa si eso terminara cost¨¢ndonos el ascenso, como al Leeds de Bielsa.
El f¨²tbol saca a veces lo peor de cada uno, como evidencia la proliferaci¨®n de insultos racistas. Ten¨ªa un vecino que en los derbis gallegos, estando el D¨¦por y el Celta en Primera, cuando cog¨ªan el bal¨®n Mauro Silva o Donato gritaba a la televisi¨®n con todas sus fuerzas ¡°?dale, moreni?o!¡± y cuando era Engonga el que ten¨ªa la pelota lo llamaba ¡°negro de mierda¡±. Nadie en el bar se lo recrimin¨® nunca. El ¨²ltimo premio al fair play que concedi¨® la FIFA fue para la selecci¨®n brasile?a precisamente por vestir una camiseta negra para concienciar contra el racismo. La mala noticia es que sigue existiendo, fuera y dentro del estadio. La buena, que nos damos cuenta y empezamos a preguntarnos c¨®mo combatirlo.