El poder de una pelota sin due?o
Mientras se hac¨ªa viral el v¨ªdeo de unos ni?os jugando sobre el barro, algunos ¡®directivos¡¯ intentaban boicotear una victoria espa?ola en la Eurocopa
Ten¨ªamos tantas ganas de ver algo bonito que el v¨ªdeo se hizo r¨¢pidamente viral: un grupo de ni?os con manchas de barro hasta la cintura juega al f¨²tbol sobre el fango en Aldaia (Valencia), una de las localidades m¨¢s afectadas por la dana. Rodeados de lo que parec¨ªa una lavadora, lo que hab¨ªa sido un sof¨¢, lo que alg¨²n d¨ªa hab¨ªa servido de colch¨®n y delante de un vecino que limpia su garaje arrasado, ellos disfrutan de una pachanga improvisada. La grabaci¨®n dura apenas unos segundos, pero da tiempo a ver ...
Ten¨ªamos tantas ganas de ver algo bonito que el v¨ªdeo se hizo r¨¢pidamente viral: un grupo de ni?os con manchas de barro hasta la cintura juega al f¨²tbol sobre el fango en Aldaia (Valencia), una de las localidades m¨¢s afectadas por la dana. Rodeados de lo que parec¨ªa una lavadora, lo que hab¨ªa sido un sof¨¢, lo que alg¨²n d¨ªa hab¨ªa servido de colch¨®n y delante de un vecino que limpia su garaje arrasado, ellos disfrutan de una pachanga improvisada. La grabaci¨®n dura apenas unos segundos, pero da tiempo a ver hasta el lamento por una ocasi¨®n de gol, un sentido uyyy. Est¨¢n entregados. La pelota, es decir, la oportunidad ¡ªde olvidarse un rato de todo lo que hab¨ªan visto, de distraerse y distraernos¡ª la encontraron en la calle. Nadie tiene, en realidad, un bal¨®n, igual que nadie posee, durante mucho tiempo, un paraguas. Tampoco se pierden, simplemente, cambian de manos. Est¨¢n ah¨ª, esperando a que alguien los necesite y los recoja: del lodo, de un parag¨¹ero, olvidado en un bar. Pueden parecer poca cosa, objetos insignificantes, pero ambos son escudos temporales y, en su versi¨®n optimizada, sirven para m¨¢s de uno.
Apareci¨® la pelota y surgieron los amigos ¡ªese es siempre el orden¡ª. ¡°Yo ven¨ªa por ah¨ª, los vi y les pregunt¨¦ si pod¨ªa jugar¡±, le cont¨® uno de esos ni?os, Roberto, a la sexta. ¡°?Os hab¨¦is hecho famosos!¡±, les dice el reportero Germ¨¢n Mu?oz. ¡°Est¨¢bamos jugando al f¨²tbol¡±, explica Iker, de ocho a?os ¡ªque fue quien encontr¨® el bal¨®n¡ª, ¡°y no s¨¦ qu¨¦ ha pasado que ha empezado a grabarnos un helic¨®ptero arriba o algo porque es muy raro¡±. La equipaci¨®n qued¨® inutilizada: ¡°Yo sub¨ª a casa en calzoncillos¡±, confiesa ?lvaro. Roberto iba en pijama.
¡°Estuvieron ayudando como el que m¨¢s, tirando de escoba, quitando barro...¡±, explica el padre de uno de ellos, Alejandro, ¡°pero se encontraron una pelota y surgi¨® lo que ten¨ªa que surgir¡±. El v¨ªdeo lleg¨® a ojos del Valencia, que, con buenos reflejos, invit¨® a los ni?os a la ciudad deportiva de Paterna para que pelotearan con sus ¨ªdolos. Iker les aclara que puede jugar de ¡°delantero, portero o defensa¡±. Todo menos mediocentro. El futbolista Hugo Duro cambia de posici¨®n para ponerse un rato de portero en una tanda de penaltis. Juegan tambi¨¦n ¡°a que no caiga¡±. Hace sol.
Por redes sociales circulan v¨ªdeos parecidos: bomberos de otra ciudad que hacen una pausa en Alfafar, sin quitarse el casco, para jugar al f¨²tbol con ni?os, utilizando dos ¨¢rboles que quedaron en pie a modo de porter¨ªa, o que pelotean con un peque?o en otra calle arrasada en Paiporta. Tambi¨¦n los profesionales del horror necesitan un respiro. Los coches bajaron por las calzadas como los peces por un r¨ªo y los equipos de emergencias tuvieron que entrar en z¨®diac en algunos aparcamientos inundados, pero tras el naufragio, poco a poco, van surgiendo islas, espacios para hacer rodar una pelota, para volver a empezar.
Los entrenadores de los clubes de las localidades afectadas por la dana muestran en la cuenta en X de la Federaci¨®n de F¨²tbol de la Comunidad Valenciana la destrucci¨®n de sus estadios, el c¨¦sped levantado, arrugado como un abanico por la fuerza del agua; viejos trofeos asomando entre el barro... Juanjo Rodr¨ªguez, director deportivo del Claret, explica que acababan de estrenar reforma. Junto a todos los v¨ªdeos, el mismo mensaje: ¡°El f¨²tbol es la cosa m¨¢s importante de las menos importantes y entre todos tenemos que recuperar la ilusi¨®n por volver a jugar¡±. El empe?o de esos ni?os de Aldaia por hacer que la pelota ruede en el barro demuestra que es posible; ellos son la primera piedra de la reconstrucci¨®n. Si la fe mueve monta?as, la pasi¨®n empuja oc¨¦anos. Ya lo dec¨ªa Ingrid Bergman en Casablanca: ¡°El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos¡±.
Mientras, desde las gradas, espectadores de la cat¨¢strofe decid¨ªan creer y compartir masivamente el esperanzador v¨ªdeo de los ni?os futboleros de Aldaia, algunos directivos aprovechaban para atacar al equipo rival, intentando boicotear una victoria espa?ola en la Eurocopa. No sali¨® y Teresa Ribera ser¨¢, salvo sorpresa, vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea, pero con la tragedia a¨²n muy presente, hay quienes prefieren seguir abonados al rito de confundirse de enemigo. Que les hagan llegar una pelota.