Endrick, el ¨²ltimo hortelano
Las sospechas sobre la edad real de los deportistas est¨¢n presentes desde que el negocio devor¨® una gran parte de la virginidad metaf¨®rica del propio deporte
Manolo Romero, antiguo ojeador del Real Madrid, aprovech¨® los micr¨®fonos de la Cadena SER para poner en duda la edad real de Endrick, el ¨²ltimo hortelano blanco. ¡°Siempre he tenido la duda de si la edad que dicen que tiene es la correcta, f¨ªsicamente lo veo demasiado formado¡±, barrunt¨® Romero en El Bar, un formato desenfadado que alimenta y saca buen provecho a este tipo de contenidos. No aport¨® ninguna prueba porque...
Manolo Romero, antiguo ojeador del Real Madrid, aprovech¨® los micr¨®fonos de la Cadena SER para poner en duda la edad real de Endrick, el ¨²ltimo hortelano blanco. ¡°Siempre he tenido la duda de si la edad que dicen que tiene es la correcta, f¨ªsicamente lo veo demasiado formado¡±, barrunt¨® Romero en El Bar, un formato desenfadado que alimenta y saca buen provecho a este tipo de contenidos. No aport¨® ninguna prueba porque tampoco hizo ninguna acusaci¨®n, apenas expres¨® una duda. Y cualquiera puede, en todo caso, cuestionar la habilidad de Romero para calcular edades a golpe de vista, lo que de facto es casi un superpoder, como la capacidad de volar o convertir el agua en vino.
Este es el pa¨ªs de Ana Obreg¨®n, Jordi Hurtado y sus misterios. Aqu¨ª lleg¨® Ousmane Demb¨¦l¨¦ con la mayor¨ªa de edad reci¨¦n cumplida ¡ªo eso atestiguaban los documentos¡ª y a las pocas semanas de aterrizar en el aeropuerto de El Prat nos enteramos de que pasaba las noches comiendo pizza y jugando al Fortnite, que son vicios adolescentes donde los haya, aunque tampoco est¨¢ del todo claro d¨®nde trazamos el final de esa etapa vital en la sociedad actual: mi generaci¨®n, a punto de cumplir los 46, por ah¨ª debe andar. Tampoco ser¨ªa Demb¨¦l¨¦ el primero en hacerse pasar por alguien mayor para entrar en un club, pr¨¢ctica habitual entre los m¨¢s j¨®venes aficionados a la m¨²sica house, ni el ¨²ltimo en esquivar todos los sistemas de alarma que los grandes clubs utilizan desde hace d¨¦cadas para detectar a estos supuestos jetas.
Las sospechas sobre la edad real de los deportistas est¨¢n presentes desde que el negocio devor¨® una gran parte de la virginidad metaf¨®rica del propio deporte. Tambi¨¦n desde que el talento comenz¨® a imponer su tiran¨ªa sobre las normativas m¨¢s restrictivas en cuanto a la edad m¨ªnima exigible para poder formar parte de los circuitos profesionales. Estos d¨ªas es objeto de debate la convocatoria de Lamine Yamal con la selecci¨®n. Se trata, en fin, de obligarlo a elegir, con apenas 16 a?os, si defender¨¢ los colores de Espa?a o los de Marruecos el resto de su vida, una decisi¨®n tan trascendente para su futuro como estudiar ciencias, letras o, directamente, dejar el instituto y entregarse a la lectura de Harper Lee. ¡°Por eso es pecado matar a un ruise?or¡±, nos advierte un Atticus Finch, que nunca tuvo madera de periodista deportivo, tampoco de ojeador.
No parece existir en los despachos de Concha Espina mayor preocupaci¨®n sobre la documentaci¨®n aportada por los representantes legales de Endrick, de ah¨ª que se limiten a esperar, felices y confiados, a que el muchacho cumpla los 18 para tra¨¦rselo de Brasil antes de que alg¨²n gracioso lo nombre senador o le entreguen uno de esos premios televisivos a toda una vida, como ha ocurrido recientemente con Xuxa. Es una apuesta arriesgada por varias razones, principalmente econ¨®micas y de expectativas, pero la falsedad documental o los primeros s¨ªntomas de la artrosis no parecen encontrarse entre ellas.
¡°Ha ocurrido otras veces, por ejemplo, con Falcao¡±, cerraba Manolo Romero sus conclusiones con un paralelismo que ilusionar¨ªa al m¨¢s pintado: casi apetece que todo sea cierto. Y si la tradici¨®n indica que el hortelano debe degustarse ocultando el rostro bajo un pa?o de lino para no ofender a Dios, la modernidad concluye que ser¨¢ suficiente con cerrar la cubierta retr¨¢ctil el d¨ªa que Endrick debute en el nuevo Bernab¨¦u con el mism¨ªsimo Dios ¡ªo uno muy similar¡ª sentado en el palco.
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