Carvajal opina, Hermoso declara

¡°No podemos posicionarnos y condenar preventivamente sin conocer realmente lo que ha pasado¡±, contest¨® Dani Carvajal al ser preguntado por el beso no consentido de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso. No transmit¨ªa un especial entusiasmo por encarar la pregunta, pero al final se termin¨® soltando y declar¨® que le faltaban datos para opinar, que no las ten¨ªa todas consigo y que se solidarizaba con su compa?era de profesi¨®n aunque sin cre¨¦rsela del todo, un poco como se solidarizan esas personas que al pasar frente a un mendigo se se?alan un roto en el pantal¨®n o incluso el reloj, por aquello de las prisas. ¡°S¨ª, yo te comprendo, pero mira c¨®mo voy. Cada uno tiene lo suyo¡±, vendr¨ªa a ser completada la escena.

La declaraci¨®n ante el juez y posterior formalizaci¨®n de la denuncia por parte de la futbolista han bastado para desarticular una parte del discurso que, desde hace unos d¨ªas, comenzaba a imponerse entre quienes han optado por dar la espalda tanto a la v¨ªctima como a la realidad. ¡°Jennifer no ha presentado ninguna denuncia¡±, remachaba un Carvajal que no tardar¨ªa en matizar sus primeras declaraciones: ¡°yo s¨®lo he dicho que hay que preservar la presunci¨®n de inocencia¡±.

Lo cierto es que dijo muchas m¨¢s cosas, pero en esto ¨²ltimo nadie puede llevarle la contraria. Tampoco se le ped¨ªa que dictara sentencia, pero ya se sabe que el lateral tiene cierta tendencia a llenarse de bal¨®n. Se trataba, simplemente, de dar su opini¨®n, como hemos hecho todos. Y la ha dado.

La denuncia de Jenni Hermoso contra Luis Rubiales es un acto valiente de una futbolista que tiene mucho que perder y muy poco a ganar, al menos para s¨ª misma. La suya no es una opini¨®n, como la de Carvajal o la m¨ªa, sino la declaraci¨®n formal de lo ocurrido. Y la constataci¨®n de que no hubo ning¨²n tipo de consentimiento en el beso perpetrado por Rubiales, que ya me dir¨¢n ustedes qu¨¦ tipo de comportamiento ser¨ªa ese que justifica el uso del verbo perpetrar junto a la palabra m¨¢s rom¨¢ntica del mundo.

Todo el ruido y toda la presi¨®n soportada en las semanas previas a la formalizaci¨®n de la denuncia no ser¨¢ nada en comparaci¨®n a lo que est¨¢ por venir, pues ya se sabe c¨®mo se comportan ciertas capas de nuestro subsuelo cuando sienten que alguien de estrato dudoso, en este caso una mujer futbolista, se le sube a la parra. A su parra. ¡°Esta vez es personal¡±, suele anunciarse en las mejores secuelas de las peores sagas del cine de acci¨®n. Y lo ser¨¢.

A Jenni Hermoso se le echar¨¢ encima esa parte de la sociedad que acostumbra a sentirse legitimada para insultar a un ¨¢rbitro, al aficionado rival, al desconocido que piensa diferente, a la mujer abusada o a la v¨ªctima del terrorismo: en este pa¨ªs, por desgracia, ya hemos visto casi de todo. Una parte de la sociedad acostumbrada a moverse en el lodo y que, de repente, dice sentirse amenazada porque ya no se puede agarrar a una mujer por la cabeza y plantarle un beso en los morros durante una celebraci¨®n. O tocarle una teta, si es mucha la euforia. ¡°Yo solo digo que hay que preservar la presunci¨®n de inocencia¡±, insisto en la puntualizaci¨®n de Dani Carvajal. A la tercera repetici¨®n suena casi como un refr¨¢n. Y ya sabemos, m¨¢s o menos, c¨®mo va esto, ?verdad? Al final resultar¨¢ que, el preservador que m¨¢s preserve, buen preservador ser¨¢.

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