Muere Bobby Charlton, cumbre del f¨²tbol ingl¨¦s
Fue el timonel que levant¨® la Copa Mundial para Inglaterra y el capit¨¢n del Manchester United campe¨®n de la Copa de Europa en 1968
Sobrevivi¨® al accidente a¨¦reo que masacr¨® a su generaci¨®n en una pista helada de M¨²nich, en el invierno de 1958. A su alrededor se refund¨® el Manchester United, el primer equipo ingl¨¦s que levant¨® la Copa de Europa, en 1968. Por el camino fue el conductor de Inglaterra durante la Copa del Mundo de 1966 hasta la fi...
Sobrevivi¨® al accidente a¨¦reo que masacr¨® a su generaci¨®n en una pista helada de M¨²nich, en el invierno de 1958. A su alrededor se refund¨® el Manchester United, el primer equipo ingl¨¦s que levant¨® la Copa de Europa, en 1968. Por el camino fue el conductor de Inglaterra durante la Copa del Mundo de 1966 hasta la final conquistada en Wembley. No existe un momento m¨¢s sagrado en la memoria del f¨²tbol en las Islas, y Bobby Charlton figura en ¨¦l como el sumo sacerdote. Su familia anunci¨® su muerte ¡°en las primeras horas de este s¨¢bado¡±. Ten¨ªa 86 a?os.
Sir Bobby Charlton fue un jugador discreto e imprescindible. Fue el ingl¨¦s que m¨¢s respetaron Pel¨¦, Puskas y Di St¨¦fano en los albores del f¨²tbol profesional, tan rico en mitos folcl¨®ricos como en instituciones vac¨ªas. Charlton no solo gan¨® el Bal¨®n de Oro. Elev¨® su f¨²tbol por encima de cualquier an¨¦cdota. Su err¨¢tico mech¨®n rubio, ondeando en el cr¨¢neo ralo como bandera del desorden, se?al¨® su presencia dominante, puntual, equilibrada y arm¨®nica, siempre poderosa, ah¨ª donde la jugada lo necesit¨®. Dominaba el espacio como un prestidigitador, con la pelota era maestro del pase y sin ella se mostraba sin cesar. Conduc¨ªa lo mismo que aparec¨ªa lejos de sus marcadores. Era potente, tenaz, disciplinado. Desconoc¨ªa la afectaci¨®n. Pero, como buen ingl¨¦s, se regocijaba en obrar las acciones m¨¢s dif¨ªciles con un aire de indiferencia y total naturalidad.
¡°Las palabras nunca ser¨¢n suficientes¡±, reza el mensaje del United en las redes sociales oficiales. Su condici¨®n de miembro del consejo directivo vitalicio del club se correspondi¨® con su estatuto de leyenda suprema en Old Trafford. El espol¨®n de proa era ¨¦l.
Enfundado en el terno de lana azul, como un almirante, acudi¨® al estadio infalible mientras se lo permiti¨® la salud. La multitud lo dejaba pasar como a un viandante an¨®nimo. Muy pocos se atrev¨ªan a interrumpirle. ?l no perd¨ªa la flema ni en un hurac¨¢n. Hasta hace unos a?os, cuando la memoria comenz¨® a fallarle, ejerci¨® de consejero en la junta directiva. Su voz serv¨ªa, junto a la de Alex Ferguson, para dar sentido a las estrategias de la instituci¨®n con m¨¢s seguidores de la Premier. Puede que no sea casual. Cuando Charlton dej¨® de influir en las decisiones, se hicieron fichajes como el de Jos¨¦ Mourinho y el United perdi¨® el rumbo que todav¨ªa se esfuerza por recuperar.
Naci¨® en Ashington, en Northumbria, en el rinc¨®n m¨¢s sombr¨ªo y h¨²medo de Inglaterra. Cuna de algunos de los m¨¢s ac¨¦rrimos devotos del f¨²tbol. Entre sus primeras impresiones destaca una velada en el cine del pueblo, en donde junto con su hermano Jack asisti¨® al pase de una pel¨ªcula de Noticias Path¨¦ sobre el debut de su t¨ªo Jackie Milburn con la selecci¨®n de Irlanda del Norte. De la rama geneal¨®gica de su madre se desprend¨ªan los famosos Milburn: Jack, George, Jim y Stan. Una constelaci¨®n de figuras del Leeds, el Leicester y el Chesterfield. En la estela familiar, su hermano Jack fue un destacado jugador del Leeds. ?l seguramente se habr¨ªa encaminado al club norte?o de no ser por el empecinamiento de un ojeador del United, que acab¨® por convencer a su madre de dejarlo marchar con 16 a?os. As¨ª se trunc¨® la carrera segura del ingeniero electricista y comenz¨® la incierta trayectoria del futbolista cuando ganarse la vida con la pelota resultaba quim¨¦rico. No escasearon los peligros.
Ocho de sus compa?eros murieron en el accidente a¨¦reo de M¨²nich, en el regreso de un partido de la Copa de Europa disputado en Belgrado. ?l se recuper¨® de las heridas con tiempo de acudir al Mundial de Suecia, unos meses m¨¢s tarde. Sobre su pilar, Matt Busby reconstruy¨® al equipo. Con George Best y Denis Law formaron un tr¨ªo que la prensa bautiz¨® como la Sant¨ªsima Trinidad. Juntos conquistaron la Copa de Europa en 1968. Ninguno exprimi¨® m¨¢s sus recursos que Charlton, que disput¨® 758 partidos para el United, un r¨¦cord que solo logr¨® batir Ryan Giggs hace una d¨¦cada. Marc¨® 249 goles para el club de la camiseta roja y fue el mayor goleador de la historia de Inglaterra con 49 goles hasta que Wayne Rooney lo super¨® en 2015.
¡°El m¨¢s extra?o y el m¨¢s grande de todos los sentimientos que he conocido como futbolista¡±, record¨® en su autobiograf¨ªa, ¡°es que al menos un d¨ªa tuve todo lo que necesitaba para producir lo mejor de m¨ª mismo. Casi cada carrera, cada pase, cada amague, estuvo cargado de certidumbre. Sent¨ª que pod¨ªa correr para siempre, incluso si me marcaba Franz Beckenbauer, con quien creo que compart¨ª cada zancada y cada latido¡±.
El duelo Charlton-Beckenbauer del 30 de julio de 1966 se inscribe como el Viejo Testamento del f¨²tbol ingl¨¦s. El portal del Mundial, y la memoria m¨¢s apreciada por Charlton.
Dec¨ªa Vicente del Bosque que hay futbolistas que experimentan el f¨²tbol como ¡°un vicio¡±. Pocos hubo m¨¢s viciosos que Bobby Charlton, que tras dejar el United se fue a jugar al Preston North End, en Tercera Divisi¨®n, antes de acabar su carrera en el Waterford de la Liga de Irlanda, en 1976, al filo de los 40.
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