En qu¨¦ otra cosa pod¨ªamos pensar
En previas tan largas y minuciosas como las de estos partidos de Champions, tan transparentes para el aficionado, transcurren otras en paralelo de las que nada sabemos
Atl¨¦tico de Madrid, Barcelona y Real Madrid juegan esta semana los partidos m¨¢s importantes del a?o. Contra tres rivales gigantes, en escenarios grandiosos, y con millones de aficionados delante de la televisi¨®n. Los ansiosos devoraremos hoy y ma?ana las previas, los an¨¢lisis, las opiniones, las tertulias, la letra peque?a del m¨¢s peque?o de los diarios deportivos de nuestro pa¨ªs y del pa¨ªs del club al que nos enfrentamos; algunos volveremos a eso tan infantil de jugar el partido en cada gesto de nuestro d¨ªa a d¨ªa (?ha...
Atl¨¦tico de Madrid, Barcelona y Real Madrid juegan esta semana los partidos m¨¢s importantes del a?o. Contra tres rivales gigantes, en escenarios grandiosos, y con millones de aficionados delante de la televisi¨®n. Los ansiosos devoraremos hoy y ma?ana las previas, los an¨¢lisis, las opiniones, las tertulias, la letra peque?a del m¨¢s peque?o de los diarios deportivos de nuestro pa¨ªs y del pa¨ªs del club al que nos enfrentamos; algunos volveremos a eso tan infantil de jugar el partido en cada gesto de nuestro d¨ªa a d¨ªa (?hay que hacer una llamada de trabajo? Si coge antes del tercer pitido, ganamos). Entre esos an¨¢lisis siempre aparece deambulando una verdad: los detalles m¨ªnimos, todo aquello que se escapa a la raz¨®n de los entrenadores e incluso de los jugadores; una amarilla tonta en el primer minuto, un rechace, un error arbitral en un saque de banda, una pierna que sale a por el bal¨®n medio segundo m¨¢s tarde y hace penalti. Y todo esto es lo que vemos (veremos) en directo.
Pero en previas tan largas y minuciosas como las de estos partidos, tan transparentes para el aficionado, transcurren otras en paralelo de las que nada sabemos. Yo me acuerdo mucho, por ejemplo, de lo que le ocurri¨® a Jacobo Fandi?o el d¨ªa de su presentaci¨®n en el Atl¨¦tico Mediterr¨¢neo. Fandi?o es el protagonista de la novela de Sergio V. Jodar (Moneda al aire, Panenka); en su primer d¨ªa como jugador del Atl¨¦tico Mediterr¨¢neo sali¨® de casa sin cagar. Jugador de disciplina severa en sus ma?anas (pl¨¢tano, vaso de agua caliente, caf¨¦ sin az¨²car y dos tostadas, una de ellas obviamente de aguacate), se iba siempre al ba?o 18 minutos despu¨¦s de desayunar con la seguridad de que quien sale de casa sin evacuar no es hombre de quien uno se pueda fiar. No ese d¨ªa. As¨ª, en su paseo por su nuevo estadio trata de ir al ba?o un par de veces (¡°para verlos¡±), y cuando por fin consigue entrar en uno, se sienta en la taza del v¨¢ter y lee en un diario lo que el entrenador ha dicho de ¨¦l: ¡°Ped¨ª unas natillas y me han tra¨ªdo un flan¡±. Los toques con el bal¨®n en el c¨¦sped no fueron mejor: su presentaci¨®n es la tercera en el r¨¢nking de las m¨¢s rid¨ªculas de YouTube.
?Qu¨¦ sabemos nosotros de los once tipos de los que depende nuestra felicidad este martes y este mi¨¦rcoles? Nada. Podr¨ªamos pensar que sus circunstancias privadas podr¨ªan tener efecto en su vida p¨²blica, o sea en el campo. Hace muchos a?os se cont¨® un rumor de que un jugador pidi¨® el cambio en el descanso y se fue corriendo a su casa porque ten¨ªa la seguridad de que su mujer le enga?aba aprovechando los partidos de ¨¦l (era claramente una trola rid¨ªcula: ?no era m¨¢s seguro hacerlo cuando ¨¦l viajase con el equipo?). Podr¨ªamos pensar, tambi¨¦n, que quiz¨¢ haya quien esta semana en el campo recuerde el ingreso hospitalario de un familiar, una inversi¨®n feliz o ruinosa, una boda pr¨®xima con la mujer de la que est¨¢n enamorados, un dolor estomacal y el recuerdo (sudores helados) de que esta ma?ana no han pasado por el ba?o. Pues bien, no deber¨ªa preocuparnos.
Horas antes de la final de un Mundial, Ronaldo Nazario sufri¨® un ataque que nadie supo nunca a qu¨¦ se debi¨®; lo llevaron al hospital, lo sacaron de la alineaci¨®n, lo devolvieron al campo sin saber qu¨¦ le hab¨ªa pasado y si se volver¨ªa a repetir, pero esta vez en el c¨¦sped y delante de cientos de millones de personas. ¡°?Pens¨® en alg¨²n momento en eso?¡±, le pregunt¨® EL PA?S. ¡°No. Definitivamente. Yo buscaba posibilidades para marcar goles, para librarme del defensa, moverme en el campo buscando la oportunidad de hacer da?o. La cabeza est¨¢ exclusivamente dentro del partido. ?Una final de la Copa del Mundo! ?En qu¨¦ otra cosa pod¨ªa pensar?¡±.
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