El Real ante el partido de las ¨²ltimas veces
Si alguien en el Madrid cree que el Borussia Dortmund es inferior a la Juve, al Liverpool o al Atl¨¦tico, la Champions est¨¢ perdida
¡°Confianza, pero no confiados¡±, gritaba Marcelo en el vestuario de Kiev, con 0-0 en el marcador. ¡°Vamos a sufrir¡±, dijo Zidane en el descanso de Cardiff, entonces 1-1. De las cinco finales de Champions jugadas en la ¨²ltima d¨¦cada por el Real Madrid, en una lleg¨® perdiendo por la m¨ªnima a los segundos 45 minutos (Lisboa), en otra ganando tambi¨¦n por la m¨ªnima (Milan), y el resto (Cardiff, Kiev, Par¨ªs) empatando. Se acabaron ganando con una inmensa confianza en s¨ª mismos (¡°nosotros sabemos que ...
¡°Confianza, pero no confiados¡±, gritaba Marcelo en el vestuario de Kiev, con 0-0 en el marcador. ¡°Vamos a sufrir¡±, dijo Zidane en el descanso de Cardiff, entonces 1-1. De las cinco finales de Champions jugadas en la ¨²ltima d¨¦cada por el Real Madrid, en una lleg¨® perdiendo por la m¨ªnima a los segundos 45 minutos (Lisboa), en otra ganando tambi¨¦n por la m¨ªnima (Milan), y el resto (Cardiff, Kiev, Par¨ªs) empatando. Se acabaron ganando con una inmensa confianza en s¨ª mismos (¡°nosotros sabemos que va a llegar, va a llegar y vamos a estar ah¨ª¡±, dec¨ªa Zidane en la final contra la Juve, todo recogido en los especiales de la televisi¨®n del Madrid) y tambi¨¦n con una enorme capacidad de sufrimiento: ¡°Hemos sufrido mucho en algunos partidos sin bal¨®n, pero es algo que sabemos hacer. Y lo m¨¢s importante es que aprendes a sentirte c¨®modo as¨ª, aunque no sea f¨¢cil para jugadores como yo, que quieren el bal¨®n: hay que aceptar que hay momentos en donde no lo tienes y lo que hay que hacer es defender y explotar las contras o los errores del rival¡±, palabra de Kroos.
En algunos momentos de esas finales, y en muchos otros momentos de rondas anteriores en las que pasar de ronda parec¨ªa un sue?o (PSG, City en dos ocasiones), lo que mejor hizo el Madrid fue renunciar a ser mejores en el juego para serlo en el marcador: adaptarse, sufrir, echarse atr¨¢s con inteligencia y, sobre todo, solidaridad (¡°m¨¢s juntos, todos m¨¢s juntos, cerca siempre un compa?ero¡±, Zidane en Cardiff). Ese rasgo tan humilde y poco orgulloso (somos el Madrid, no podemos dejar que nos dominen) que choca tanto con la fama del club y de sus aficionados, es una cuesti¨®n de principios ideol¨®gicos: en muchos clubes ¨Cpara muchos entrenadores, m¨¢s bien¨C el juego es un principio incuestionable, una l¨ªnea roja: se gana y se pierde con ¨¦l; en otros, en el Madrid, principalmente, ese principio es la victoria: se gana, y se discute el c¨®mo. Hay tiempo para el espect¨¢culo y hay tiempo para saber reconocer el da?o del rival, recogerse y rearmar fuerzas, a veces incluso en el mismo partido; en 90 o 120 minutos hay tiempo para un juego primoroso y un juego especulativo y gris. Lo que ha hecho muy bien el Madrid todos estos a?os, con dos entrenadores parecidos a su manera (flexibles), es saber elegir cu¨¢ndo desplegarse y cu¨¢ndo replegarse. Es un equipo desacomplejado. Serlo con Kroos y Modric en la media es dif¨ªcil, pero a¨²n mayor que la grandeza que tuvieron estos a?os con el bal¨®n, lo fue cederlo y jugar sin ¨¦l, y no levantar la voz. A sufrir se aprende, y cuanto m¨¢s sepa sufrir uno, m¨¢s sabe hacer sufrir al contrario.
Hay algo m¨¢s, visible particularmente en las finales. El respeto al rival. Es imposible ganar de otra forma. Si alguien en el Madrid cree que el Borussia Dortmund es inferior a la Juve, al Liverpool o al Atl¨¦tico, la Champions est¨¢ perdida. Si durante el partido alguien se relaja, se acomoda o se distrae porque cree que el partido est¨¢ encaminado, la final se pierde. Si en alg¨²n momento se cree que las 14 Champions del Madrid dan m¨¢s puntos que una del Borussia, y que con esos t¨ªtulos y la experiencia de ganarlos hay m¨¢s camino recorrido, la final se pierde. Si por hacerlo tantas veces, en tantas finales y semifinales, en tantos cuartos de final, se cree que se va a hacer otra vez porque s¨ª, la final se pierde. La historia la repite quien consigue olvidarla al menos durante 90 minutos, aunque en el fondo ayude: ayuda para estar alerta, no relajado.
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