Y el tiqui-taca se hizo cultura
Espa?a es un mensaje andante que provoca orgullo porque nadie juega mejor
Si una Selecci¨®n expresa la salud de su f¨²tbol, Espa?a es un mensaje andante que provoca orgullo porque nadie juega mejor. Esta semana lo afirm¨® con voluntad atacante, con m¨¢s competencia t¨¦cnica que dominio f¨ªsico y desplegando jugadores que hace no tanto estaban en el caj¨®n de abajo. Contra Serbia, sin ning¨²n titular ni del Real Madrid ni del Bar?a ni del Atl¨¦tico, se pase¨® de principio a fin. Para que se me entienda: sin Unai Sim¨®n, Carvajal, Rodri, Pedri, Dani...
Si una Selecci¨®n expresa la salud de su f¨²tbol, Espa?a es un mensaje andante que provoca orgullo porque nadie juega mejor. Esta semana lo afirm¨® con voluntad atacante, con m¨¢s competencia t¨¦cnica que dominio f¨ªsico y desplegando jugadores que hace no tanto estaban en el caj¨®n de abajo. Contra Serbia, sin ning¨²n titular ni del Real Madrid ni del Bar?a ni del Atl¨¦tico, se pase¨® de principio a fin. Para que se me entienda: sin Unai Sim¨®n, Carvajal, Rodri, Pedri, Dani Olmo, Nico Willams ni Lamine, encontr¨® recursos para desplegar un f¨²tbol de alt¨ªsimo nivel. Con varios de sus futbolistas jugando en otras Ligas, pero con un estilo que ya es Marca Registrada del f¨²tbol espa?ol y de la muchas veces denostada Liga.
Hace muchos a?os el debate entre ganar o jugar bien estaba abierto. Las discusiones llegaban hasta el fondo. Un d¨ªa, tras un partido, escuch¨¦ este di¨¢logo entre periodistas de escuelas opuestas. ¡°Lo ¨²nico importante es ganar¡±, dijo el pragm¨¢tico. ¡°Mentira¡±, contest¨® el rom¨¢ntico, ¡°lo ¨²nico importante es respirar¡±. De estos extremos filos¨®ficos es dif¨ªcil regresar. Aquello ocurri¨® en Argentina, donde el debate devino en guerra. Pero tambi¨¦n en Espa?a esa discusi¨®n anim¨® pol¨¦micas.
El f¨²tbol superprofesionalizado de estos d¨ªas ya no tiene dudas. Para la industria que lo sostiene, ganar es la raz¨®n de ser de un espect¨¢culo competitivo. Sin embargo, no hace falta filosofar mucho para acordar que la belleza debe seguir siendo una aspiraci¨®n. Comemos para alimentarnos, pero nos gusta hacerlo en platos de porcelana y con mantel de lino. El del f¨²tbol es un ¨¢mbito algo primitivo al que la est¨¦tica siempre le result¨® sospechosa. Sin embargo, todos aquellos jugadores a los que tenemos instalados en los altares del recuerdo eran aut¨¦nticos artistas que nos emocionaban por lo que hac¨ªan y por c¨®mo lo hac¨ªan. El f¨²tbol es lo que es gracias a esos genios pl¨¢sticos. Artistas eficaces que no est¨¢n en ning¨²n museo, pero que elevan las conversaciones de caf¨¦.
Lo cierto es que cuando todo parec¨ªa perdido, Espa?a gan¨® un Mundial jugando un f¨²tbol art¨ªstico al que solo le fallaba el nombre: ¡°tiqui-taca¡±. Poco nombre para tanto f¨²tbol. Como si solo se tratara de rumiar la jugada. Pero no, cuando el ¡°tiqui-taca¡± alcanza su esplendor, el f¨²tbol tambi¨¦n lo alcanza. Y llegar a esa cima futbol¨ªstica es dif¨ªcil porque requiere de jugadores de un nivel superior, de un entrenador capaz de desafiar la tendencia y de una sinton¨ªa colectiva sinf¨®nica. Aquella Espa?a del 2010 lo ten¨ªa todo y, desde su atractivo futbol¨ªstico, se convirti¨® en modelo.
Pero no es f¨¢cil seguir esa senda. El f¨²tbol internacional nos muestra muchos jugadores iguales, salidos de un mismo molde, que aceptamos como un s¨ªntoma de estos tiempos porque encarnan un prototipo. As¨ª las cosas, se fabrican equipos en serie que van de revolucionarios y son m¨¢s simples que una tostada.
Desde el 2010 Espa?a destaca por su generaci¨®n de juego. Es verdad que hubo periodos en que orillaba el ¨¢rea contraria sin generar peligro. Sin embargo, se insisti¨® en una f¨®rmula pasada de moda, pero que exalta a los jugadores espa?oles, que no ser¨¢n fuertes ni altos, pero son muy buenos. Futbolistas t¨¦cnicos e inteligentes que imponen su dominio hasta apoderarse de los partidos. Luis de la Fuente, desde la discreci¨®n propia de quien ha transitado todas las categor¨ªas del f¨²tbol, tira de cat¨¢logo para demostrarnos que hay una cultura singular, atractiva y ganadora.
Es precisamente eso lo que le debemos a los h¨¦roes del 2010: una cultura futbol¨ªstica a la medida del jugador espa?ol, que define un estilo y que es la envidia del mundo entero.