Bellingham resuelve el enigma del Mallorca y el Madrid jugar¨¢ la final contra el Bar?a
El ingl¨¦s abre con su gol el camino a la victoria contra un recio rival en un buen partido del equipo de Ancelotti, y la Supercopa se decidir¨¢ el domingo con un cl¨¢sico por tercer a?o seguido
Arabia Saud¨ª tendr¨¢ otra vez el domingo, la tercera seguida, el cl¨¢sico por el que paga. El Real Madrid resolvi¨® con una insistencia aplastante contra el Mallorca una semifinal de mucho roce en la que el equipo de Arrasate aguant¨® hasta que recibi¨® el primer gol de Bellingham, otra vez excepcional, y que termin¨® liberando la tensi¨®n que acumulan ¨²ltimamente estos duelos en una breve trifulca cuando el ¨¢rbitro los mand¨® a los vestuarios.
El Madrid dej¨® en Yeda otra funci¨®n notable. No tiene ya mucho que ver con aquel equipo tierno y desganado que estren¨® la Liga visitando al Mallorca en agosto. Ha despertado. Se arroja sobre los partidos con cierta premura, ya sea contra la lejan¨ªsima Deportiva Minera en su primera ronda copera o contra el Mallorca en una semifinal. Trata de obligarse a no dejar la tarea para m¨¢s adelante. Y se fue enseguida a buscar arriba al equipo de Arrasate, que tard¨® en empezar a ver la luz. Recuperaba y golpeaba. Acumul¨® 15 tiros en la primera parte, que fueron 28 al final, y obligaron a nueve paradas de Greif.
Castigaba sobre todo el costado derecho de Maffeo, habitual agitada pareja de baile de Vinicius, v¨¦rtice de las tensiones. El brasile?o llegaba con el recuerdo de su expulsi¨®n en Mestalla a¨²n fresco. Dimitrievski se desplom¨® en Valencia como abatido por un francotirador cuando Vinicius respondi¨® con un empuj¨®n a un toque del portero. En Yeda, Maffeo se desmay¨® cuando el brasile?o le toc¨® levemente el escudo. El ¨¢rbitro lo ventil¨® con una breve charla conjunta.
La treta no hab¨ªa dado fruto, y la batalla continu¨®, sin que el brasile?o encontrara rendijas. El defensa acumulaba puntos. Permit¨ªa poco peligro y sumaba menos faltas que Vinicius, que trataba de devolverle la asfixia. No era lo ¨²nico comprometido de la noche del lateral. Por all¨ª llegaba todo el mundo; no solo Vinicius. Mbapp¨¦ se dejaba caer tambi¨¦n por su pasillo con esa explosividad recobrada que le hace volar. Vuelve a parecerse a aquel futbolista con el que fantase¨® el madridismo durante a?os. El franc¨¦s no era el ¨²nico que torturaba a Maffeo. Tambi¨¦n lo visitaban Rodrygo y Bellingham. El ingl¨¦s sostiene esa versi¨®n expansiva suya que le permite aparecer por cualquier parte. Cuando se enciende como estas ¨²ltimas semanas, el Madrid orbita a su alrededor. Se asocia con quien lo necesita, mejora cada jugada en la que participa, con el pase, o conduciendo, o con el tiro.
El partido del Madrid era una sesi¨®n de olas rompiendo inexorables contra el malec¨®n. Atacaba el espacio a la espalda y encontraba tambi¨¦n entradas en el juego est¨¢tico incluso cuando se cerraba el Mallorca. Pero resultaba mucho m¨¢s da?ino a la carrera. Hasta que el rival descifr¨® c¨®mo ordenarse para dormir el v¨¦rtigo.
Al equipo de Arrasate le costaba hacerse con la pelota, y cuando lo lograba y se dispon¨ªa a emprender el camino hacia Courtois, aparec¨ªan Camavinga y Valverde barriendo el medio. Pero les quedaba su propia arma nuclear. Muriqi es casi un sistema de ataque en s¨ª mismo. Maneja con destreza una presencia apabullante que resulta un enigma hasta para R¨¹diger, veterano de muchas reyertas cuerpo a cuerpo. El kosovar, capaz de domar cualquier pelota voladora, proporcionaba v¨ªas de escape al Mallorca. Primero peleaba y despu¨¦s distribu¨ªa con enorme claridad. Larin dispuso de dos buenas ocasiones nacidas de sus victorias a¨¦reas.
Para descorchar el partido, Vinicius necesit¨® alejarse de Maffeo y explorar el costado derecho ofreci¨¦ndose a una arrancada de Mbapp¨¦. Recibi¨® en el ¨¢rea, enfil¨® hacia la l¨ªnea de fondo, y cuando parec¨ªa que no quedaba campo sac¨® un centro atr¨¢s que Rodrygo cabece¨® al poste. El pelot¨®n del Madrid se arroj¨® sobre el rebote como si acabara de caer alimento en una pecera. Chut¨® Mbapp¨¦ contra el cuerpo de Greif y entonces apareci¨® Bellingham a resolver el enigma del escape room: no lo parec¨ªa, pero hab¨ªa una ruta a la red entre los cuatro defensores y el portero que se hab¨ªan amontonado para bloquear el paso.
El gol liber¨® a Vinicius, que empez¨® a aparecer m¨¢s en el ¨¢rea y estuvo a punto de marcar despu¨¦s de un deslumbrante ejercicio de escapismo sobre la l¨ªnea de fondo bajo la mirada de un maestro sobre ese alambre como Benzema, el m¨¢s aclamado del estadio en su butaca.
El Mallorca se hab¨ªa desinflado mientras segu¨ªa encajando embestidas. Hasta que un pase filtrado de Brahim a Mbapp¨¦ precipit¨® el derrumbe: cuando la pelota llegaba ya al franc¨¦s, Valjent se tir¨® a la hierba y marc¨® en propia puerta. Lo concluy¨® Rodrygo al embocar un centro enroscado de Lucas V¨¢zquez, el ¨²ltimo pelda?o antes del cl¨¢sico de la final del domingo.