Asensio vale una final
La rosca del atacante en la pr¨®rroga, tras partir desde el banquillo, derriba a Jap¨®n (0-1) despu¨¦s de una angustiosa noche que gu¨ªa a Espa?a hacia un pulso con Brasil por el oro ol¨ªmpico 21 a?os m¨¢s tarde
Fue ¨¦l, un elemento sospechoso, Marco Asensio, el que desenred¨® una noche a la que se le hab¨ªa empezado a poner cara de pesadilla. Objeto constante de debate, el atacante sali¨® desde el banquillo y volvi¨® a ser determinante para esta Espa?a destemplada y cansada que, a falta de ox¨ªgeno e inspiraci¨®n, bien tira de fe para resolver una situaci¨®n l¨ªmite tras otra. Acab¨® cercada en Saitama por Jap¨®n, despu¨¦s de varias dosis de angustia, pero un chut aterciopelado del madridista tumb¨® a la anfitriona en la pr¨®rroga y alumbr¨® la final ol¨ªmpica, la primera del equipo espa?ol desde la perdida en S¨ªdney 2000 contra Camer¨²n. Como entonces y como en 1992, habr¨¢ medalla, pero para que se repita el oro de Barcelona el bloque de Luis de la Fuente tendr¨¢ que rendir el s¨¢bado (13.30) a Brasil, superior a M¨¦xico en los penaltis (0-0 y 1-4).
Mientras se discute sobre su encaje aqu¨ª y all¨¢, ya sea de blanco o de rojo, Asensio volvi¨® a ser el talism¨¢n de una Espa?a que fue de m¨¢s a menos en el primer acto, rociado de cloroformo. Conforme descendi¨® el dep¨®sito de gasolina, el juego perdi¨® dinamismo y se ralentiz¨® la circulaci¨®n, demasiado horizontal y demasiado previsible. Pocas ideas, menos chispa y sin apenas desborde en las bandas, nublados tambi¨¦n los interiores, fue cediendo terreno y abriendo una peligrosa puerta a Jap¨®n, que hab¨ªa aceptado sin rechistar el rol de cenicienta y progresivamente gan¨® protagonismo. El estatismo benefici¨® a sus puntas y Kubo y Doan, dos Zipi y Zape a la japonesa, empezaron a enredar y a destapar sus habilidades.
Faltaban piernas, faltaban pulmones y sobraban pases. Una historia repetida en este campeonato al que un buen pu?ado de futbolistas han llegado con la lengua afuera. Uno de ellos Pedri, la s¨ªntesis de la fatiga. El canario, exprimido de inicio a fin esta temporada, intervino de forma espectral y casi siempre alejado de la l¨ªnea de tres cuartos, donde su imaginaci¨®n hace verdaderamente da?o. Estuvo adem¨¢s desasistido. Cada vez que recib¨ªa y levantaba la cabeza, no divisaba un solo desmarque. Abus¨® Espa?a del env¨ªo al pie, pensando que en un momento u otro llegar¨ªa el chispazo, pero no hab¨ªa electricidad.
Produjo un t¨ªmido acercamiento nada m¨¢s arrancar, en un centro al segundo palo de Cucurella que remat¨® con poca fe Merino, y a la media hora golpe¨® con escasa convicci¨®n Oyarzabal. Balas de fogueo frente a un adversario ordenado y aplicado, travieso y con mala uva en cuanto encontraba algo de espacio. Jap¨®n robaba y buscaba a Kubo, y este fue activ¨¢ndose, gust¨¢ndose en el control y encontrando socios a la carrera; nada que ver con lo visto la ¨²ltima campa?a. Este es otro Kubo. Sinti¨¦ndose importante, no solo una pieza m¨¢s del engranaje, es un virguero delicioso. Esconde veneno en la zurda.
Se estir¨® su equipo a partir de ¨¦l y en un desajuste lleg¨® la opci¨®n m¨¢s clara para Espa?a. Pasada la media hora, Oyarzabal filtr¨® para Rafa Mir y el ariete se encontr¨® mano a mano con Tani, rapid¨ªsimo para achicar y providencial para cerrar por abajo; el espa?ol, forzado, meti¨® la puntera para acompa?ar la inercia, pero se top¨® con la silueta del portero. Salvo ese fogonazo, el rumbo del partido continu¨® igual. Espa?a se desplegaba a ritmo cansino, a paso trot¨®n, y Jap¨®n empez¨® a discutirle seriamente la iniciativa, a intimidar y a despojarse definitivamente de cualquier complejo.
As¨ª arranc¨® el segundo periodo, en forma de advertencia. Hayashi dispar¨® desviado desde la frontal y luego Kubo ensay¨® desde el perfil izquierdo, intentando sorprender a Unai Sim¨®n. Repeli¨® bien el guardameta ante esa primera exigencia y en el ¨¢rea contraria, Espa?a dio con un pozo de petr¨®leo que se le escurri¨® inmediatamente de las manos: el ¨¢rbitro se?al¨® un penalti de Yoshida a Merino, pero la revisi¨®n del VAR reflej¨® que el zaguero le hab¨ªa birlado el bal¨®n limpiamente, cuando iba a rematar a bocajarro, y que el impacto se lo hab¨ªa llevado ¨¦l. As¨ª de poco dur¨® la alegr¨ªa.
Pedri, desfondado
En busca de romper la monoton¨ªa, De la Fuente introdujo a Puado y Soler, que se sumaron al relevo inicial de Vallejo por ?scar Gil, amonestado el lateral, retado a la m¨ªnima. Retir¨® a Olmo y a Merino, muy justos de bater¨ªa, y dio carrete a Asensio en lugar de Pedri, desfondado. El refresco verticaliz¨® la propuesta y a partir de ah¨ª, la sensaci¨®n fue diferente. Sin brillos, pero con m¨¢s filo, Espa?a recuper¨® metros e inclin¨® el campo a su favor, engrasado el engranaje y reclamando espacio Mir. El 9 sigui¨® instintivamente un rebote y lleg¨® otra vez con la puntera al cuero. Otra vez se encontr¨® con Tani.
En la recta final lo intent¨® Zubimendi, pero Itakura se lanz¨® en plancha y desvi¨® con oficio, y en la mejor triangulaci¨®n conectaron Asensio, Mir y Oyarzabal: el extremo centr¨®, acomod¨® el delantero de cabeza y el vasco, de nuevo poco fino, chut¨® blando y el bal¨®n sali¨® algo mordido. Intenciones sin p¨®lvora. A¨²n tuvo que sufrir en la pr¨®rroga Espa?a, helada cuando Maeda le gan¨® en la disputa a¨¦rea a Pau Torres y cabece¨® cruzado y alto, por apenas un palmo. El susto fue monumental. Jap¨®n la arrincon¨® y la exprimi¨®, pero cuando pintaban bastos, el bot¨ªn redentor de Asensio rompi¨® la noche.
El 7 recibi¨® en la derecha de Oyarzabal tras un saque de banda, se perfil¨® y la puso ah¨ª lejos, al palo largo, enroscada y perfecta para descifrar una velada diab¨®licamente complicada. Espa?a, otra vez al ralent¨ª, se adentr¨® en la final. A falta de musas, Asensio y su luz. Una maniobra de oro.
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