La victoria de Marruecos en Qatar acaba con disturbios en varias ciudades de B¨¦lgica y Pa¨ªses Bajos
Poco despu¨¦s de que acabara el partido comenzaron los enfrentamientos en el centro de Bruselas | El encuentro se sigui¨® con especial atenci¨®n en Molenbeek, una comuna belga con mayor¨ªa de marroqu¨ªes
Apenas acabado el partido entre Marruecos y B¨¦lgica disputado este domingo en el Mundial de Qatar, comenzaron los disturbios en el centro de Bruselas, as¨ª como en las ciudades holandesas de ?msterdam y R¨®terdam. Ni siquiera hab¨ªa pasado una hora de la victoria del conjunto magreb¨ª por 2-0 cuando grupos de j¨®venes con banderas marroqu¨ªes volcaron al menos un coche, quemaron mobiliario urbano y patinetes de alquiler. La polic¨ªa, por su parte, carg¨® y despleg¨® tanquetas con ca?ones de agua y cargas policiales. Pasadas dos horas, las autoridades belgas anunciaban la detenci¨®n de una decena de indi...
Apenas acabado el partido entre Marruecos y B¨¦lgica disputado este domingo en el Mundial de Qatar, comenzaron los disturbios en el centro de Bruselas, as¨ª como en las ciudades holandesas de ?msterdam y R¨®terdam. Ni siquiera hab¨ªa pasado una hora de la victoria del conjunto magreb¨ª por 2-0 cuando grupos de j¨®venes con banderas marroqu¨ªes volcaron al menos un coche, quemaron mobiliario urbano y patinetes de alquiler. La polic¨ªa, por su parte, carg¨® y despleg¨® tanquetas con ca?ones de agua y cargas policiales. Pasadas dos horas, las autoridades belgas anunciaban la detenci¨®n de una decena de individuos, seg¨²n la prensa local.
En R¨®terdam, un grupo de unos 500 j¨®venes, hinchas del equipo de Marruecos, lanzaron cristales y fuegos artificiales contra la polic¨ªa, informa Isabel Ferrer. En ?msterdam, varios buses y tranv¨ªas tuvieron que modificar su ruta en el distrito este, despu¨¦s de que se encendieran fuegos en la calzada. Hubo tambi¨¦n lanzamiento de petardos, y al menos un coche fue incendiado. En La Haya, otros seguidores abrieron las puertas de los coches que circulaban por la calle. Cuando la situaci¨®n escal¨®, los agentes intervinieron para separar a la gente, seg¨²n sus portavoces. En Holanda hay una comunidad de origen marroqu¨ª que suma unos 420.000 ciudadanos, de los que el 60% han nacido en Pa¨ªses Bajos.
En la capital belga, los comerciantes del centro ven¨ªan advirtiendo desde el d¨ªa anterior en la prensa local de que esto pod¨ªa pasar: ¡°Sea cual sea el resultado, esperamos rifirrafes¡±. Y, de hecho, antes de acabar el partido, la polic¨ªa ya hab¨ªa desplegado su dispositivo con unidades de agentes antidisturbios, un helic¨®ptero de vigilancia y las habituales tanquetas de agua que pueden verse en la capital belga. Sin embargo, el despliegue no evit¨® que una vez finalizado el encuentro empezaran los disturbios. Los altercados no parecen deberse a un choque entre aficiones, sino al vandalismo y enfrentamientos con la polic¨ªa.
Nada m¨¢s acabar la jornada se escucharon muchos cohetes y se vieron por las calles a muchos j¨®venes con banderas marroqu¨ªes. Acto seguido comenzaron los disturbios en la zona del bulevar Lemonnier. En las im¨¢genes colgadas en las redes sociales puede verse la quema de mobiliario urbano y patinetes e, incluso, un coche volcado de una empresa de alquiler compartido de veh¨ªculos. Los disturbios se acercaron a la zona del mercado de Navidad y la Grande Place. Sin embargo, en esa zona la polic¨ªa proteg¨ªa las entradas para evitar que pudieran llegar all¨ª los altercados.
¡°Condeno en los t¨¦rminos m¨¢s en¨¦rgicos los incidentes de esta tarde. La polic¨ªa ya ha intervenido con firmeza. Por lo tanto, aconsejo a los seguidores que no vengan al centro de la ciudad. La polic¨ªa utiliza todos sus medios para mantener el orden p¨²blico¡±, declaraba en Twitter el alcalde de la comuna de Bruselas, Philippe Close. Los enfrentamientos provocaron un gran atasco tanto en el centro de la ciudad como en los barrios adyacentes.
En otras comunas de la capital tambi¨¦n hubo tensi¨®n nada m¨¢s acabar el partido, si bien no de la intensidad del centro. En Molenbeek, donde hay una gran comunidad marroqu¨ª, que en algunos puntos llega al 80% de la poblaci¨®n, hubo un amago de choque violento minutos despu¨¦s del pitido final, cuando un grupo de j¨®venes se acerc¨® a la comisar¨ªa de la comuna y rompi¨® un cristal. Cuando llegaron los llamados ¡°guardias de la paz¡±, tambi¨¦n de nacionalidad o ascendencia marroqu¨ª, la situaci¨®n se calm¨®.
Todo se enmara?¨® al caer la tarde. El ambiente festivo de unas horas antes desapareci¨®. Pasada la una del mediod¨ªa, en esta comuna de 97.500 habitantes, de los que casi la mitad han nacido fuera de B¨¦lgica, se ve¨ªan muchas banderas marroqu¨ªes. Era un d¨ªa especial para un barrio que vive con el estigma del yihadismo desde noviembre de 2015. Los terroristas que atentaron en Par¨ªs entonces sal¨ªan de aqu¨ª, tambi¨¦n los que lo hicieron meses despu¨¦s en la misma Bruselas. Una jornada as¨ª solo pudo haberse vivido antes en 2008, cuando se jug¨® el anterior choque entre Marruecos y B¨¦lgica. Un amistoso que acab¨® cuatro a uno, con victoria de los marroqu¨ªes.
En la plaza comunal todav¨ªa se desplegaba el mercado: puestos abiertos y mujeres comprando. Unos pasos m¨¢s all¨¢, en Le Nieuw Royal, Feti paseaba con sus hijos, Sami y Rami, de 11 y 7 a?os. El mayor quer¨ªa que ganara Marruecos; el peque?o, m¨¢s locuaz y con un corte de pelo a lo Cristiano Ronaldo, B¨¦lgica. Ellos no iban a entrar al sal¨®n de t¨¦. Se dirig¨ªan a un local m¨¢s privado, aunque tambi¨¦n comercial.
No es f¨¢cil entrar. No cabe un alfiler, pero el camarero les hace hueco. Pregunta en voz baja: ¡°?Con qui¨¦n vais?¡±. Sonr¨ªe y se abre un poco la chaqueta para ense?ar una camiseta de B¨¦lgica. Es el ¨²nico en el local con este atuendo. Las camisetas, las gorras y las banderas son marroqu¨ªes. Hasta el minuto 72 del partido entre B¨¦lgica y Marruecos, hab¨ªa consenso. ¡°Marruecos tiene buena defensa, pero no tiene qui¨¦n marque los goles. Nos falta un delantero, un nueve. Cruzan el centro del campo, avanzan un poco y ya¡±, explica Adel, un marroqu¨ª de unos 35 o 40 a?os, nacionalizado espa?ol y que lleva dos a?os trabajando en la capital belga, en un muy buen castellano con fuerte acento ¨¢rabe.
En ese minuto, Roman Saiss mete gol y los cerca de 200 hombres ¨Ds¨ª, todo hombres¨D del sal¨®n saltan de sus sillas. Se abrazan unos a otros. Gritan. La explosi¨®n de alegr¨ªa, en realidad, deton¨® unos 30 o 40 segundos antes de que se viera el gol en las tres pantallas gigantes del sal¨®n ¨Db¨¢sicamente un bar en el que no se sirve alcohol ni lo hay en las neveras¨D porque Adel vio en una aplicaci¨®n de f¨²tbol espa?ola que Marruecos se hab¨ªa adelantado. Cuando se confirm¨® el error de Courtois, empezaron a cantar en ¨¢rabe ¡°vamos, vamos, Marruecos¡±, seg¨²n traduce Adel. Ya no queda ni rastro de los vasos de t¨¦ o menta que la mayor¨ªa de los parroquianos ten¨ªan en la mano antes de empezar el partido.
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