La noche m¨¢s larga del Bar?a
La plantilla hace patente su desencanto en el vuelo de regreso de Jap¨®n y aboga por la autocr¨ªtica
La noche del domingo, a los jugadores del Barcelona les dieron las cuatro, las cinco y a su entrenador, Frank Rijkaard, las seis y hasta las siete de la madrugada en el sal¨®n de un hotel de Narita, junto al aeropuerto de Tokio, un lugar perfecto para las fiestas y sin nada que celebrar. Los expedicionarios ni siquiera se zamparon el fabuloso bufete preparado por la agencia de viajes como punto y final al viaje a Jap¨®n. Con el ¨¢nimo zurrado por el chasco de haber desaprovechado una ocasi¨®n inmejorable para proclamarse campeones del mundo, un t¨ªtulo cada vez mas deseado por la afici¨®n azulgrana, jugadores y directivos apenas probaron bocado y dejaron pasar las horas lami¨¦ndose las heridas hasta que, casi en bloque, los futbolistas se retiraron a sus habitaciones, dispuestos de nuevo a pasar otra noche en blanco.
Rijkaard: "Es culpa m¨ªa, no he sabido inculcar la suficiente humildad a mis jugadores"
Laporta: "Hemos fallado a mucha gente. Si pudiera, ir¨ªa casa por casa a pedir disculpas"
Resulta curioso lo poco que duerme el equipo de Rijkaard ¨²ltimamente. Cuando no tiene algo que celebrar -cosa que sucede a menudo ya sea por t¨ªtulos, noches m¨¢gicas o cenas de hermandad- se va a Jap¨®n y sucumbe al jet lag, que hizo trizas a la expedici¨®n, muy especialmente a Ronaldinho, que no logr¨® cambiar su ritmo vital. Por las noches se pon¨ªa tan nervioso que escapaba de su habitaci¨®n y se le ve¨ªa deambular por el inmenso rascacielos, descubriendo vistas en los pisos m¨¢s altos o tiendas cerradas en los sotanos. Otros, como Iniesta, vivieron afectados de id¨¦ntico mal, as¨ª que ayer no tuvieron problemas para cumplir las consignas m¨¦dicas. Y es que quien m¨¢s, quien menos le dio vueltas al coco toda la noche: "M¨¢s piensas, m¨¢s te duele. Pero el caso es que s¨®lo hay un remedio. Volver y ganarla", aseguraba Xavi en la puerta de embarque n¨²mero 72, donde la expedici¨®n del Barcelona se desparram¨® minutos antes de las ocho de la ma?ana, hora local.
Era medianoche en Espa?a y Txiki Begiristain atend¨ªa a los programas deportivos de radio que se iniciaban a esa hora. El mensaje, casi siempre era el mismo: "Fuimos fieles a una idea", apuntaba Txiki. "Tal vez demasiado. No sabemos llegar a los penaltis. O matamos o nos matan", insist¨ªan. "Este equipo no fracasa, se lleva decepciones. Y el entrenador tampoco fracasa", insist¨ªa el director deportivo en referencia a Rijkaard, uno de los que ten¨ªa el ¨¢nimo m¨¢s magullado por la derrota. "Fuimos fieles a una idea y nos mataron por ella. ?Alg¨²n d¨ªa llegaremos a los penaltis?", se preguntaba el presidente Joan Laporta en el viaje de vuelta, consciente de que el equipo no supo administrar los ¨²ltimos minutos. "Fue fiel a su idea", destac¨® tras la reuni¨®n que mantuvo en el avi¨®n con Begiristain y Rijkaard. Laporta pidi¨® disculpas uno por uno a los socios que viajaron en el avi¨®n por la decepci¨®n causada. "Si pudiera, ir¨ªa casa por casa a d¨¢rselas a los barcelonistas", asegur¨®. "Siento que hemos fallado a mucha gente".
Deco fue rotundo: "Es un fracaso, hay que asumir la responsabilidad delante de la gente, que no esperaba esto, pero pod¨ªa ocurrir. Debemos hacer autocr¨ªtica. Yo no estoy contento". Las razones, las claves, prefiri¨® guardarlas para el vestuario. Serio, cabreado casi tanto como Iniesta -"lo de Andr¨¦s es fachada, est¨¢ muy triste", explic¨® un compa?ero-, Deco se pas¨® el viaje dormido.
El avi¨®n, pilotado por el comandante Susoka viaj¨® sin sobresaltos hasta Barcelona. El comandante explic¨® por megafon¨ªa que estaba triste por la derrota y que vio el partido por la televisi¨®n "porque las entradas eran muy caras". Adem¨¢s, obsequi¨® al equipo con un pastel que no prob¨® nadie. Ni siquiera Laporta, que durmi¨® como un lir¨®n, aunque tuvo tiempo para explicar que antes de empezar el partido vio tan encendidos a los jugadores del Internacional de Porto Alegre en el t¨²nel de vestuarios, que supo que aquello pintaba mal: "Gritaban como locos".
Para pasteles estaba Rijkaard, que se bebi¨® la noche a tragos, en los restos de lo que deb¨ªa haber sido una fiesta y no lo fue, porque no estaba la Copa ni los periodistas que no viajaron con la empresa organizadora de la expedici¨®n barcelonista [el RACC y el Barcelona negociar¨¢n el jueves un nuevo acuerdo -el vigente expira a final de temporada- en base a a compartir riesgos y capacidad de decisi¨®n sobre el producto]. El t¨¦cnico hizo causa personal de la derrota: "Es culpa m¨ªa, no he sabido inculcar la suficiente humildad a mis jugadores", se le escuch¨® durante la madrugada. "Si perdimos, fue porque no s¨¦ hacerlo mejor", insisti¨®. Nunca se vio tan triste a Rijkaard como el domingo.
Hace 14 a?os, Cruyff culp¨® a sus jugadores cuando el Barcelona perdi¨® (2-1) con el S?o Paulo. Ayer, en el art¨ªculo semanal que publica en La Vanguardia, asegur¨® que la sorpresa hubiera sido que ganara el Barcelona. "Esta competici¨®n est¨¢ hecha para los brasile?os". Tras doce horas de viaje y una semana en Jap¨®n, ni la frase de su mentor aliviaba la pena de Rijkaard, que s¨®lo encontraba ¨¢rnica en las sensaciones que extrajo al ver la actitud de sus jugadores. "Ha sido un golpe duro pero habr¨¢ que superarlo. Veo a los jugadores muy bien y con muchas ganas de trabajar otra vez. Estamos m¨¢s que bien, con muchas ganas. Completamente recuperado para el juego. Nos espera un partido muy importante. Lucharemos para volver a conseguirlo". Hoy se entrenan a las 11.30 horas y empezar¨¢n a andar el nuevo camino. El pr¨®ximo jueves les aguarda el Atl¨¦tico en el Camp Nou en una confrontaci¨®n siempre complicada para los azulgrana. La noche m¨¢s larga habr¨¢ terminado entonces de verdad.
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