Menos cohesi¨®n territorial

Los tres decenios largos de democracia en Espa?a han aportado una determinante mejora del aparato productivo, una mayor tendencia a la cohesi¨®n social aunque con altibajos y un aumento sustancial de la convergencia territorial. Prueba de esta ¨²ltima es que un alto n¨²mero de regiones espa?olas que durante largo tiempo recibieron la m¨¢xima intensidad de las ayudas europeas han tenido que ir prescindiendo de las mismas al superar los umbrales de atraso estipulados. Es algo que no ha sucedido en pa¨ªses con desequilibrios similares, como Italia, cuyo Mezzogiorno contin¨²a anclado en niveles de prosperidad muy precarios. Y en tanto que el ¨¦xito no es cosa dada, conviene destacarlo.

La larga crisis est¨¢ siendo perjudicial para todos esos par¨¢metros. Para la renovaci¨®n de la base industrial. Para la nivelaci¨®n social, en la medida en que el disparatado incremento del desempleo reduce la cuota de las rentas salariales en el pastel de la riqueza global. Y tambi¨¦n para la cohesi¨®n territorial.

Varios son los elementos que m¨¢s directamente afectan al aumento temporal de la dispersi¨®n territorial de la prosperidad. Uno es el impacto del car¨¢cter proc¨ªclico del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, que tiende a procurar menor intensidad de nivelaci¨®n en ¨¦pocas de ca¨ªda de ingresos. Otro, quiz¨¢ el principal, es de tipo estructural, al evidenciarse que la menor diversificaci¨®n sectorial de las econom¨ªas regionales m¨¢s atrasadas las hace m¨¢s vulnerables. Asimismo, cabe explorar si la in¨¦dita retracci¨®n del sector p¨²blico en comunidades donde su peso relativo es mayor ha contribuido a su menor velocidad de crucero.

Y tambi¨¦n hay que considerar la menor fuerza del apoyo de los fondos estructurales europeos al desarrollo regional. Ello no es achacable a la crisis, pero su calendario s¨ª coincide con ella, al acercarse la fecha de caducidad del paquete presupuestario septenal (2007-2013) de la UE, que preve¨ªa un notable aumento de la prosperidad espa?ola y, por tanto, una ordenada pero consistente desaceleraci¨®n de las transferencias. Lo que constituye un argumento m¨¢s para la reconsideraci¨®n del marco financiero 2014-2020, de entrada rechazado, con acierto, por la Euroc¨¢mara.

La cuesti¨®n fiscal acusa fuertes indicios de producir efectos nuevos, actuales y futuros. As¨ª, por ejemplo, se dibuja una correlaci¨®n bastante clara entre el nivel de austeridad registrado y las previsiones de crecimiento para 2013. Las cuatro regiones que ejecutaron los ajustes m¨¢s dr¨¢sticos el a?o pasado (Extremadura, Castilla-La Mancha, Valencia y Murcia) se sit¨²an como probables farolillos rojos en la evoluci¨®n del PIB en este ejercicio. Y en un sentido si no opuesto, al menos complementario, las comunidades aut¨®nomas del arco mediterr¨¢neo, que ostentan niveles de financiaci¨®n per capita inferiores a la media, no lograron, en parte probablemente por ello, evitar las posiciones de mayor d¨¦ficit.

Conviene que los organismos ad hoc ¡ªel Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera, y alg¨²n d¨ªa un Senado de vocaci¨®n federal¡ª sopesen con detalle todas estas tendencias para extraer conclusiones muy precisas sobre el esfuerzo fiscal relativo de cada protagonista, con vistas a adaptar las decisiones pol¨ªticas a la realidad.