Irracionalidad v¨ªrica
Un destrozo de tres meses no se arregla con una nueva barra libre de est¨ªmulos monetarios
Que las Bolsas est¨¢n prestas a sobrerreacciones no es nuevo. Se asume la racionalidad limitada. Lo dif¨ªcil es definir sus implicaciones. En Espa?a se entra en los d¨ªas clave para discernir la incidencia del coronavirus. La pasada fue una semana aciaga, con la mayor ca¨ªda burs¨¢til desde Lehman Brothers y la crisis de la deuda soberana. Y la herida no parece cerrarse. La sensaci¨®n sigue siendo de falta de referencias. ?Est¨¢n los inversores tan mal informados? M¨¢s bien, la realidad del riesgo de la Covid-19 es m¨¢s econ¨®mica de l...
Que las Bolsas est¨¢n prestas a sobrerreacciones no es nuevo. Se asume la racionalidad limitada. Lo dif¨ªcil es definir sus implicaciones. En Espa?a se entra en los d¨ªas clave para discernir la incidencia del coronavirus. La pasada fue una semana aciaga, con la mayor ca¨ªda burs¨¢til desde Lehman Brothers y la crisis de la deuda soberana. Y la herida no parece cerrarse. La sensaci¨®n sigue siendo de falta de referencias. ?Est¨¢n los inversores tan mal informados? M¨¢s bien, la realidad del riesgo de la Covid-19 es m¨¢s econ¨®mica de lo que podr¨ªa pensarse.
En medio del caos, nos queda Cervantes. El ingenioso hidalgo dir¨ªa, ante circunstancias como las actuales, que ¡°la falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastr¨¢ndose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del enga?o ya es demasiado tarde¡±. Si el virus no mata tanto como podr¨ªa temerse, ni parece mutar, ni tiene una incidencia vital muy distinta de una gripe com¨²n, ?por qu¨¦ pone a la econom¨ªa mundial contra las cuerdas? En el siglo XXI una pandemia es algo serio, pero existen herramientas para limitar su incidencia. Algunos epidemi¨®logos se?alan que sin medida preventiva alguna este coronavirus podr¨ªa afectar a un porcentaje considerable de la poblaci¨®n mundial. Un supuesto te¨®rico que no se deber¨ªa llegar a producir porque las medidas de las autoridades sanitarias van a reducir esa incidencia de forma significativa. Lo que los mercados est¨¢n descontando es el riesgo de una paralizaci¨®n econ¨®mica. Tienen ejemplos cercanos a su realidad diaria (Mil¨¢n, como referencia m¨¢s palpable) de lo que podr¨ªa suceder si la transmisi¨®n se va de las manos.
Lo m¨¢s probable es que para la mayor¨ªa de los ciudadanos la Covid-19 pase como algo ajeno o unos d¨ªas malos de fiebre y tos. Lo que s¨ª que recordaremos en unos meses es el temor a que las cadenas de suministro, el trabajo, el colegio de los ni?os o una gesti¨®n administrativa se llev¨® por derroteros muy distintos de los habituales. Eso tiene un significativo coste econ¨®mico actual que tiene el riesgo de hacerse enorme. Los mercados temen al contagio. A todo aquello que, afectando a una empresa o una localizaci¨®n, puede trasladarse a otras con velocidad. Lo que han hecho los mercados es ¡°contagiarse del contagio¡± y anticipar dos escenarios: uno, que ya hay p¨¦rdidas sensibles; el segundo, que podr¨ªa haberlas mucho mayores.
As¨ª que cuando usted piense que algo no le deben estar contando es, seguramente, que el contagio puede tener una incidencia econ¨®mica de mayor magnitud de la inicialmente esperada. En este sentido, la reacci¨®n de las autoridades es de geometr¨ªa y acierto variables. Que se considere flexibilizar la contenci¨®n del d¨¦ficit para que los Gobiernos puedan apoyar a sectores especialmente da?ados por el virus es racional y sensible. Que se hable de que los bancos centrales den est¨ªmulos monetarios adicionales o hundan m¨¢s los tipos de inter¨¦s tiene mucho menos sentido porque un destrozo de tres meses no se arregla con una nueva barra libre con efectos mucho m¨¢s duraderos y contradictorios.