La iron¨ªa del registro horario
El deber legal de registrar la jornada laboral est¨¢ intensificando el control de los trabajadores por parte de las empresas
El deber legal de registro diario de jornada fue una medida articulada, esencialmente, para evitar las horas extra no retribuidas. Los primeros datos de su impacto, en estos meses de implantaci¨®n, muestran, efectivamente, el logro de este objetivo; pero, a la vez, los datos muestran un descenso de las propias jornadas extraordinarias, lo que tiene explicaci¨®n l¨®gica. Muchas empresas, para controlar costes, han conectado la articulaci¨®n tecnol¨®gica del registro horario con procedimientos de hora...
El deber legal de registro diario de jornada fue una medida articulada, esencialmente, para evitar las horas extra no retribuidas. Los primeros datos de su impacto, en estos meses de implantaci¨®n, muestran, efectivamente, el logro de este objetivo; pero, a la vez, los datos muestran un descenso de las propias jornadas extraordinarias, lo que tiene explicaci¨®n l¨®gica. Muchas empresas, para controlar costes, han conectado la articulaci¨®n tecnol¨®gica del registro horario con procedimientos de horas extra autorizadas por supervisores, que limitan mucho su utilizaci¨®n. Si a ello se une la t¨¦cnica, ya habitual, de no computar, ni registrar, como tiempo de trabajo efectivo, las horas de presencia en la empresa a partir de determinado momento, la hora extraordinaria aparece como excepcional, tal como declara literalmente, por ejemplo, el acuerdo sectorial de la Banca.
El deber de registro horario, como era predecible, est¨¢ intensificando el control de los trabajadores por parte de las empresas. La pol¨ªtica de tolerancia y flexibilidad en el tiempo de trabajo est¨¢ siendo sustituida por sistemas de control de la plantilla, con un mayor rigor en el seguimiento de los horarios. Todo ello est¨¢ obligando a clarificar, con acuerdo sindical o por decisi¨®n unilateral empresarial, las fronteras antes difusas entre tiempo de trabajo efectivo y pausas del trabajador. La reciente sentencia de la AN confirmando que los tiempos de caf¨¦ o de fumar, as¨ª como las pausas voluntarias del trabajador, no son tiempos de trabajo efectivo es un s¨ªntoma de esta tendencia controladora.
Presentado a veces el registro horario como medida contraria a la flexibilidad empresarial, lo que puede estar sucediendo es, a la luz de la experiencia, todo lo contrario. Las empresas parecen estar descubriendo, ante la necesidad de un registro horario, las jornadas flexibles e irregulares, dentro del marco legal o convencional, que permiten adecuar la producci¨®n al tiempo de trabajo. En los trabajos m¨¢s presenciales la medida est¨¢ poniendo control y orden, mientras que en los m¨¢s vinculados a resultados est¨¢ potenciando m¨¢s flexibilidad horaria, generando riesgos contrarios a la proclamada desconexi¨®n digital fuera de la jornada.
Pertenece a las iron¨ªas de la historia que una medida que ten¨ªa como finalidad evitar horas extra no pagadas termine desincentivando su uso, clarificando los tiempos de trabajo efectivo o descanso, controlando m¨¢s al trabajador e impulsando m¨¢s flexibilidad horaria, con una ganancia generalizada, probablemente, de productividad en horarios m¨¢s racionales.