Un bazuca no tan contundente
Parece que las medidas econ¨®micas finales van a estar lejos de ser tan importantes, ya que solo la mitad corresponde al Estado
Pedro S¨¢nchez anunci¨® este martes que el Estado movilizar¨¢ hasta 200.000 millones de euros para intentar paliar el impacto de la crisis del coronavirus. La cifra supone en torno al 20% del PIB, un verdadero bazuca fiscal para enviar una se?al de tranquilidad a los mercados.
Desafortunadamente, parece que las medidas finales van a estar lejos de ser tan contundentes como el titular sugiere. Primero, solo la mitad de esta cantidad corresponde al Estado. Ade...
Pedro S¨¢nchez anunci¨® este martes que el Estado movilizar¨¢ hasta 200.000 millones de euros para intentar paliar el impacto de la crisis del coronavirus. La cifra supone en torno al 20% del PIB, un verdadero bazuca fiscal para enviar una se?al de tranquilidad a los mercados.
Desafortunadamente, parece que las medidas finales van a estar lejos de ser tan contundentes como el titular sugiere. Primero, solo la mitad de esta cantidad corresponde al Estado. Adem¨¢s, las medidas van en l¨ªnea con lo anunciado el lunes por el Eurogrupo: un paquete de gasto adicional relativamente limitado, con un volumen mucho mayor de medidas destinadas a mantener la liquidez en forma de avales y garant¨ªas.
La magnitud de la crisis hace temer que incluso lo anunciado este martes pueda quedarse corto. Mantener la liquidez es necesario, pero no suficiente. Hay un riesgo real de que parte del tejido empresarial no pueda sobrevivir a la brutal ca¨ªda de demanda si la crisis se alarga durante meses. En el caso espa?ol, es de particular importancia intentar mantener los niveles de empleo. El mercado laboral espa?ol es mucho m¨¢s sensible a movimientos del PIB que otros pa¨ªses europeos. Esto significa que un desplome de la actividad, aunque sea de corta duraci¨®n, podr¨ªa provocar una gran destrucci¨®n de puestos de trabajo. Esto a su vez provocar¨ªa una ca¨ªda de la actividad, resultando en una recuperaci¨®n mucho m¨¢s lenta y alargada, en lugar de un rebote en forma de ¡°V¡±.
Hay quienes a¨²n argumentan que con una deuda p¨²blica cercana al 100% del PIB no podemos permitirnos una respuesta fiscal. Hay preocupaci¨®n sobre el impacto que esto pueda tener en la prima de riesgo, que ya empieza a experimentar subidas en casi todos los pa¨ªses de la periferia. Desafortunadamente, Espa?a poco o nada puede hacer para controlar la prima de riesgo en este momento. Solo nos queda confiar en que despu¨¦s de la desastrosa intervenci¨®n de Christine Lagarde en la ¨²ltima reuni¨®n del BCE, el banco central por fin decida retomar el esp¨ªritu de Mario Draghi y env¨ªe una se?al inequ¨ªvoca al mercado de que no permitir¨¢ una desbandada de las primas de riesgo.
Pero pensar que el mercado va a premiar a los pa¨ªses que decidan ser austeros en un momento donde nos enfrentamos a un potencial colapso de la econom¨ªa demuestra una miop¨ªa absoluta frente a una emergencia hist¨®rica. Evitar una depresi¨®n econ¨®mica primero, y preocuparse de los niveles de deuda despu¨¦s. Esa deber¨ªa ser la prioridad de todo Gobierno. El argumento se vuelve incluso m¨¢s indefendible cuando todos los precedentes nos demuestran que un desplome de la actividad econ¨®mica disparar¨¢ las ratios de deuda de cualquier manera, independientemente de si la respuesta fiscal es contenida.
Aunque el anuncio es bienvenido, la reacci¨®n europea hasta ahora a¨²n se antoja demasiado t¨ªmida. Una emergencia de este calibre requiere medidas valientes y excepcionales y los Gobiernos deben empezar a asumir la posibilidad de proporcionar una salvaguardia p¨²blica a gran escala, incluso garantizando empleos y rentas. En tiempos de crisis, el soberano es la ¨²ltima l¨ªnea de defensa. Es el momento de los Gobiernos de defender la econom¨ªa, whatever it takes.
?ngel Talavera es economista jefe para Europa de Oxford Economics