Salud p¨²blica contra econom¨ªa en M¨¦xico: el falso dilema
La supresi¨®n es la mejor estrategia desde el punto de vista sanitario y tambi¨¦n desde el econ¨®mico
La pandemia del Covid-19 constituye, primero que nada, una tragedia humana que se ha cobrado decenas de miles de vidas y que tristemente ser¨¢n muchas m¨¢s. La crisis de salud resultar¨¢ tambi¨¦n en una fuerte contracci¨®n econ¨®mica. Nunca antes hab¨ªamos visto un colapso simult¨¢neo de la oferta y demanda agregadas en tantos pa¨ªses. Por una parte, cadenas de valor rotas y f¨¢bricas cerradas que se reflejar¨¢n en una disminuci¨®n en la actividad industrial como jam¨¢s hab¨ªa ocurrido. Por otra, millones de personas recluidas en sus casas sin salir a consumir han significado un colapso en la demanda por bi...
La pandemia del Covid-19 constituye, primero que nada, una tragedia humana que se ha cobrado decenas de miles de vidas y que tristemente ser¨¢n muchas m¨¢s. La crisis de salud resultar¨¢ tambi¨¦n en una fuerte contracci¨®n econ¨®mica. Nunca antes hab¨ªamos visto un colapso simult¨¢neo de la oferta y demanda agregadas en tantos pa¨ªses. Por una parte, cadenas de valor rotas y f¨¢bricas cerradas que se reflejar¨¢n en una disminuci¨®n en la actividad industrial como jam¨¢s hab¨ªa ocurrido. Por otra, millones de personas recluidas en sus casas sin salir a consumir han significado un colapso en la demanda por bienes y servicios. Una recesi¨®n en la econom¨ªa global es inevitable; y es muy factible que esta sea mayor a la ocurrida tras la crisis de 2009.
Ante estas dos realidades, han surgido varias voces que sostienen que las sociedades y los Gobiernos enfrentan una dif¨ªcil disyuntiva: se debe de mantener al mayor n¨²mero de personas posible confinadas en sus hogares para frenar la enfermedad (la estrategia de la supresi¨®n), pero pagando un alto costo en t¨¦rminos de actividad econ¨®mica, o, por el contrario, el camino a seguir debe ser permitir que la econom¨ªa siga funcionando de la mejor forma posible, tratando de contener el n¨²mero de contagios (la estrategia de la mitigaci¨®n) y minimizar el contacto entre personas (distanciamiento social). As¨ª, para muchos la decisi¨®n radica entre proteger la econom¨ªa o proteger la salud p¨²blica. Si esta fuese la disyuntiva estar¨ªamos, en efecto, ante un delicado dilema moral. Proteger el bienestar econ¨®mico de cientos (o quiz¨¢ miles) de millones de personas a cambio de que mueran algunos millones. En lo personal, estar¨ªa por salvar el mayor n¨²mero posible de vidas aun consciente del tremendo costo que puede tener una grave recesi¨®n econ¨®mica, sobre todo en la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable. Creo inaceptable que la sociedad decida que las vidas de los m¨¢s viejos o de los enfermos (y tambi¨¦n mueren joven y sanos) valgan menos que el bienestar econ¨®mico de la mayor¨ªa. Pero de nuevo este ser¨ªa un dilema ¨¦tico y moral en el cada qui¨¦n puede tener libremente su opini¨®n.
Afortunadamente la ciencia nos dice que no estamos ante tal dilema. Una estrategia de mitigaci¨®n ser¨ªa, desde luego, muy grave en t¨¦rminos de p¨¦rdidas de vidas humanas, pero tambi¨¦n lo ser¨ªa en t¨¦rminos su impacto econ¨®mico. Primero hay que enfatizar que las acciones de pol¨ªtica y salud p¨²blicas deben estar fundamentadas en la ciencia, en este caso en lo estudiado por los epidemi¨®logos quienes nos dicen que la mitigaci¨®n resultar¨ªa en un crecimiento exponencial en el n¨²mero de contagiados que terminar¨ªan rebasando a los sistemas de salud. El Reino Unido opt¨® inicialmente por una estrategia de mitigaci¨®n y pronto fue evidente que de seguir por ese camino tendr¨ªan un n¨²mero muy alto de enfermos y de muertes y que adem¨¢s los servicios de salud terminar¨ªan colapsando. Al poco tiempo optaron por un golpe de tim¨®n.
Los modelos de los epidemi¨®logos nos dicen que no hay que decidir entre la econom¨ªa y la salud: una estrategia de supresi¨®n para detener el contagio de la pandemia lo m¨¢s pronto posible resultar¨¢ en una abrupta ca¨ªda de la producci¨®n y el consumo, s¨ª, sin duda, pero una que podr¨ªa ser de duraci¨®n relativamente corta, de algunas semanas y con una r¨¢pida recuperaci¨®n. En cambio, las estrategias de mitigaci¨®n, resultar¨ªan en ca¨ªdas econ¨®micas no tan abruptas, pero de mucha mayor duraci¨®n, posiblemente m¨¢s de un a?o en lo que se pueda lograr una vacuna. El costo econ¨®mico ser¨ªa mayor con la mitigaci¨®n que con la supresi¨®n.
Desde luego que hay que reconocer que la supresi¨®n tendr¨¢ tambi¨¦n alt¨ªsimos costos en t¨¦rminos de bienestar econ¨®mico, sobre todo a las personas m¨¢s vulnerables que, en el caso de Latinoam¨¦rica son aquellos que trabajan el sector informal y que ver¨¢n una disminuci¨®n abrupta en sus ingresos y que en muchos casos no tienen acceso a servicios de salud.
Los Gobiernos pueden y deben mitigar estos costos econ¨®micos. Esto mediante expansiones fiscales (los objetivos de d¨¦ficit deben pasar ahora a un segundo plano) otorgando apoyos econ¨®micos a la poblaci¨®n m¨¢s afectada y apoyo fiscales a las empresas, condicionados a que no hagan recortes en su plantilla laboral. A su vez, los reguladores financieros deben de dar facilidades regulatorias para que los bancos puedan otorgar moratorias de pagos a sus acreditados. Y los bancos centrales deben de dar apoyos masivos de liquidez para prevenir un colapso de los mercados cr¨¦dito. Deber¨ªan tambi¨¦n otorgar pr¨¦stamos a de liquidez a tasas preferenciales para que los bancos puedan dar pr¨¦stamos de refinanciamiento y ayudar as¨ª a las empresas a superar la contingencia.
No hay dilema. La supresi¨®n es la mejor estrategia desde el punto de vista de salud y tambi¨¦n desde el econ¨®mico.
Carlos Serrano es economista jefe de BBVA M¨¦xico y doctor en Econom¨ªa por la Universidad de California en Berkeley.