El taxi no hace carrera
Unos 100.000 profesionales afrontan el desplome de la demanda y el miedo a contagiarse en horas interminables en las que no encuentran clientes
Quietos en la parada, viendo pasar las horas. Los taxistas tienen ante s¨ª una foto fija, la de unas ciudades desiertas, sin apenas tr¨¢fico y la mayor¨ªa de la gente encerrada en sus casas. ¡°Hemos llegado a estar hasta cinco horas parados¡±, afirma Ricardo Espadas, de 56 a?os, taxista de Vitoria. En sus 14 a?os de experiencia no hab¨ªa conocido una crisis como esta.
La ecuaci¨®n es muy sencilla: sin gente por la calle, los taxis no hacen carrera. El sector calcula que desde que se decret¨® el estado de alarma ...
Quietos en la parada, viendo pasar las horas. Los taxistas tienen ante s¨ª una foto fija, la de unas ciudades desiertas, sin apenas tr¨¢fico y la mayor¨ªa de la gente encerrada en sus casas. ¡°Hemos llegado a estar hasta cinco horas parados¡±, afirma Ricardo Espadas, de 56 a?os, taxista de Vitoria. En sus 14 a?os de experiencia no hab¨ªa conocido una crisis como esta.
La ecuaci¨®n es muy sencilla: sin gente por la calle, los taxis no hacen carrera. El sector calcula que desde que se decret¨® el estado de alarma su actividad ha ca¨ªdo entre el 70% y el 80%. ¡°?Cu¨¢nto tiempo vamos a aguantar as¨ª? Hay compa?eros en una situaci¨®n muy delicada, con pr¨¦stamos pendientes y unos gastos mensuales fijos elevados. Lo peor es la sensaci¨®n de inseguridad por el peligro del contacto con los clientes¡±, asegura.
La facturaci¨®n ha bajado de forma ¡°alarmante¡±, pero aun as¨ª este colectivo se mantiene firme en el tajo, dice Borja Musons, de Radio Taxi Bilbao y vicepresidente de la Asociaci¨®n Nacional del Taxi (Antaxi). El notable descenso de la demanda ha obligado a tomar medidas. Calcula que la flota activa se ha reducido a la mitad.
En Vitoria, una capital peque?a donde todos pertenecen a la misma radioemisora, han decidido repartirse los turnos y trabajan d¨ªas alternos: los pares salen los taxis con licencias pares y los d¨ªas impares, el resto. ¡°Aun as¨ª, pasamos mucho tiempo de brazos cruzados¡±, se lamenta Espadas.
De los hospitales, centros de salud y ambulatorios llega ahora la mayor parte de la demanda. Una peque?a tabla de salvaci¨®n. ¡°Osakidetza [el servicio vasco de salud] nos llama para trasladar pacientes de los ambulatorios a los hospitales porque no dan abasto con las ambulancias¡±, explica Espadas. En Madrid, el Gobierno regional echa mano de los taxistas para que los m¨¦dicos atiendan a los pacientes en sus casas.
El teletrabajo es imposible en esta profesi¨®n, lo que aboca al colectivo a estar a la intemperie. Antaxi ha constatado que los servicios de calle, aquellos que se realizan parando al taxi en la v¨ªa p¨²blica, ¡°han ca¨ªdo de forma alarmante¡±, mientras que los demandados por tel¨¦fono ¡°se est¨¢n manteniendo¡±, aunque apostilla que estos pedidos suponen una cantidad ¡°residual¡± sobre el total.
La situaci¨®n es parecida en el resto de ciudades de Espa?a: coches guardando la fila en las paradas. Sin turismo, sin ocio, con la actividad econ¨®mica al ralentizada los taxis sufren las consecuencias de los rigores del confinamiento. ¡°Nos hemos tenido que adaptar a esta situaci¨®n. Servicios que antes eran espor¨¢dicos, como recoger paquetes de los domicilios, transportar ropa o medicamentos de una vivienda a otra, se est¨¢n reclamando bastante estos d¨ªas¡±, asegura Jes¨²s Fern¨¢ndez, 25 a?os al volante en Madrid y representante de la Federaci¨®n Profesional del Taxi. ¡°Tambi¨¦n nos llaman para llevar alimentos a personas de la tercera edad. El sector est¨¢ siendo muy solidario. Estamos dando lo mejor de nosotros¡±, apunta Musons.
A Jes¨²s Fern¨¢ndez le toc¨® trabajar en un momento ¡°dur¨ªsimo¡±, tras los atentados del 11-M, pero reconoce que ¡°en lo econ¨®mico, esto est¨¢ siendo tambi¨¦n muy duro¡±. Se refiere al temor a caer enfermo por estar en contacto con otras personas. Espadas toma ¡°todas las precauciones posibles¡±: ¡°No s¨¦ si es excesivo, pero he cogido la costumbre de llevarme a casa todo el dinero y lavarlo. Al acabar cada jornada, lo limpio con agua y un poco de lej¨ªa¡±. La mayor¨ªa de los pagos se hacen con tarjeta, pero siguen recibiendo billetes y monedas. En Madrid, relata Fern¨¢ndez, algunos taxistas est¨¢n recibiendo la ayuda de la Polic¨ªa para ionizar los veh¨ªculos. La limpieza y desinfecci¨®n del taxi, una tarea inexcusable en plena pandemia, es un ritual que corre a cuenta de cada profesional.
Al sector le preocupa tambi¨¦n c¨®mo har¨¢ frente a las p¨¦rdidas cuando escampe esta crisis. ?Habr¨¢ alg¨²n tipo de compensaci¨®n para un colectivo, mayoritariamente aut¨®nomo, que agrupa a casi 70.000 licencias en toda Espa?a? Musons calcula que si se a?aden los conductores asalariados y el personal que trabaja en las radioemisoras, en la actualidad habr¨¢ unas 100.000 personas viviendo del taxi. Y a?ade: ¡°Esperamos que cuando todo esto pase, alguien sepa valorar el trabajo que estamos realizando y el Gobierno no nos deje fuera de las ayudas¡±.
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