El reto econ¨®mico de sobrevivir a la pandemia
Adem¨¢s de los fallecidos, la covid-19 ha dejado otras v¨ªctimas en Latinoam¨¦rica: millones de nuevos pobres y desempleados, negocios cerrados y m¨¢s precariedad laboral. De M¨¦xico a Argentina, empresarios y trabajadores cuentan c¨®mo tratan de salir adelante
El due?o de cuatro restaurantes de Ciudad de M¨¦xico que lucha junto a sus empleados para mantener el negocio a flote en medio de la crisis y las restricciones, un emprendedor de S?o Paulo que decidi¨® cerrar su gimnasio de crossfit al inicio de la pandemia ante la incertidumbre, una estudiante que se financiaba la carrera de Derecho en Buenos Aires bailando tango para los turistas que ya no llegan y un actor que, tras quedarse sin trabajo, se sum¨® con su bicicleta a la marea naranja de repartidores de la plataforma Rappi en Bogot¨¢ y sufri¨® dos accidentes. Estas son cuatro de las otras v¨ªctimas de la crisis del coronavirus en Am¨¦rica Latina, las que han dejado tanto el virus como las consiguientes medidas para manejar la emergencia sanitaria. Las econom¨ªas de la regi¨®n est¨¢n en cuidados intensivos: el freno a la actividad de consumo cotidiana, el cierre de fronteras y la ca¨ªda del turismo mundial est¨¢n enviando a millones de latinoamericanos a las listas del desempleo o han precarizado a¨²n m¨¢s sus trabajos.
Gracias al margen de maniobra que les otorg¨® la tard¨ªa llegada de la pandemia, muchos Gobiernos fueron r¨¢pidos en la toma de medidas para tratar de evitar el colapso de sus sistemas de salud. Las estad¨ªsticas muestran c¨®mo afectaron de forma profunda e inmediata a la din¨¢mica laboral habitual, particularmente en los grandes n¨²cleos urbanos.
El economista y exministro colombiano Jos¨¦ Antonio Ocampo habla ya de una posible ¡°d¨¦cada perdida¡± para Am¨¦rica Latina, al sumar los efectos de la crisis del coronavirus con los cinco a?os anteriores de crecimiento d¨¦bil, en los que se dio marcha atr¨¢s a la gran reducci¨®n de la pobreza de principios de la d¨¦cada pasada. La soluci¨®n, apunta, pasar¨¢ por que los gobiernos le apuesten a un mayor gasto p¨²blico. ¡°Tiene que haber m¨¢s gastos en salud, en materia de apoyo a los hogares pobres y vulnerables y al empleo. Y hay que hacer una pol¨ªtica para apoyar a las peque?as empresas con subsidios de empleo o cr¨¦ditos de los bancos de desarrollo que les permitan capitalizarse durante la reactivaci¨®n¡±, a?ade.
Pero en el corto plazo, y con Latinoam¨¦rica a¨²n en el epicentro de la pandemia, el debate sobre c¨®mo puede operar la econom¨ªa cotidiana, la del d¨ªa a d¨ªa, mientras convive con el virus, se vuelve fundamental. La pregunta es cu¨¢les son las medidas ¨®ptimas para que cada lugar minimice al mismo tiempo el contagio y el impacto en las vidas de millones de personas. La respuesta tiene necesariamente que pasar por escuchar las historias de los trabajadores y empresarios que tratan de sobrevivir en medio de la crisis. Estas son cuatro de ellas.
Los restaurantes, intubados por el coronavirus
A Carlos Weinberger lo que le mata es la incertidumbre, el no saber qu¨¦ suceder¨¢ ma?ana. Sentado en un silla de la terraza vac¨ªa de Entrevero, uno de los cuatro restaurantes que regenta su familia en Ciudad de M¨¦xico, el empresario uruguayo de 60 a?os que lleg¨® a M¨¦xico como exiliado en 1976, dice que las crisis no les son ajenas a los latinoamericanos, que aprenden a vivir con los altibajos de la econom¨ªa. ¡°Pero esta vez es mucho m¨¢s complicado. Le ten¨¦s que sumar la crisis humanitaria¡±, advierte. ¡°Es una incertidumbre total hacia el futuro que no sab¨¦s cu¨¢ndo va a cambiar, cu¨¢ndo va a regresar un ingreso normal con el que podamos sobrevivir todos: los due?os del restor¨¢n, los empleados, quien renta la propiedad... En fin, la econom¨ªa en general¡±.
Tras permanecer m¨¢s de tres meses cerrados al p¨²blico por el coronavirus, sus restaurantes reabrieron en julio, cuando Ciudad de M¨¦xico implement¨® el sem¨¢foro naranja que permit¨ªa que los locales de comida funcionaran al 30% de su capacidad, con un horario limitado hasta las 10 de la noche y una ocupaci¨®n de no m¨¢s de cuatro personas por mesa. Esas restricciones, sumadas al miedo de los clientes a contagiarse al comer fuera de casa y su menor capacidad de consumo por la crisis, han hecho que sus negocios tengan solo entre el 15% y el 35% de los ingresos previos a la pandemia.
El restaurante Entrevero estaba en un lugar privilegiado, delante de la pintoresca plaza de Coyoac¨¢n, que ahora est¨¢ precintada con cinta amarilla para evitar que la gente camine entre los ¨¢rboles o se siente en los bancos. Sin paseantes casi no hay clientes, pero los gastos del negocio, como el alquiler del local y los impuestos, se mantienen fijos. ¡°A nivel gubernamental hay cero apoyo. Te siguen cobrando absolutamente todos los impuestos. Si no los pagas, te caen. Te cobran intereses, multas¡ No hay un inter¨¦s con la gente trabajadora y con los negocios peque?os como estos que generan la mano de obra¡±, lamenta.
Sus cuatro restaurantes ten¨ªan antes de la crisis cerca de 120 empleados. No despidieron a ninguno, pero al menos diez se fueron para buscarse otras fuentes de ingresos. Para los que quedan, el trabajo no tiene nada que ver con el de antes de la pandemia. Cocineros, camareros y limpiadores se dividen en dos turnos que trabajan en d¨ªas alternos. Como los lunes cierran, la jornada laboral se ha reducido a tres d¨ªas y tienen que salir adelante con menos de la mitad de lo que ganaban antes de la pandemia. ¡°Los ingresos han bajado como un 60%¡±, asegura Jos¨¦ Luis Espinosa Soberanes, un joven de 30 a?os que pagaba su carrera de Comunicaci¨®n con lo que ganaba limpiando el restaurante. ¡°Ahora lo que gano ac¨¢ es lo que sigo aportando para mi casa, pero en lo acad¨¦mico me va a afectar. No he podido comprar libros¡±.
La C¨¢mara Nacional de la Industria Restaurantera de M¨¦xico ha calculado que 1 de cada 4 restaurantes podr¨ªa cerrar por el impacto de la pandemia, un fuerte golpe para un sector que, antes de esta crisis empleaba a 2,1 millones de personas en el pa¨ªs. ¡°Estamos en una agon¨ªa y muchos de nosotros puede ser que terminemos en la muerte¡±, afirma Carlos Weinberger. Seg¨²n dice, todos los due?os de restaurantes con los que habla est¨¢n igual. ¡°Nos est¨¢n intubando y a ver cu¨¢ntos salen vivos, m¨¢s o menos como el coronavirus¡±.
El tango y el turismo, en cuarentena
Mar¨ªa Emilia Garc¨ªa M¨¢rquez dej¨® de bailar tango en las calles de Buenos Aires una semana antes de que el Gobierno argentino decretase la cuarentena obligatoria por la pandemia de covid-19. ¡°Me resguard¨¦ porque ven¨ªan muchos turistas y la noticia era todo lo que estaba empezando a suceder en Espa?a e Italia¡±, recuerda esta bailarina de 28 a?os sobre la incertidumbre que reinaba en Argentina a mitad de marzo, cuando se conocieron los primeros casos de coronavirus, todos importados de Europa. Las milongas, como se conoce a los lugares donde se baila tango, decidieron cerrar tambi¨¦n, dada la gran circulaci¨®n de personas y el estrecho contacto entre ellas.
¡°No sab¨ªamos que ¨ªbamos a estar tanto parados. Pensaba que iban a ser dos meses y por ese tiempo me arreglo con lo que tengo, pero ha sido mucho m¨¢s¡±, lamenta Garc¨ªa M¨¢rquez. Primero se volc¨® con sus estudios de Derecho, carrera que tiene previsto terminar el a?o que viene, pero a medida que la cuarentena se extendi¨® y los ahorros se achicaron, empez¨® a buscar trabajos temporales que fuese posible realizar sin salir de casa. ¡°Pens¨¦ en empezar a cocinar pastas caseras, pero lo dej¨¦ de lado porque no tiene nada que ver ni con lo que estoy estudiando ni con mi trabajo¡±, cuenta. ¡°He estado haciendo alg¨²n tipo de asistencia legal, porque no soy abogada todav¨ªa, gracias a una conocida de Puerto Rico a quien represento y le hago tr¨¢mites¡±, agrega.
Intent¨® tambi¨¦n dar clases de tango online, pero tuvo poco ¨¦xito, tanto dentro como fuera del pa¨ªs. ¡°Estuve charlando con alumnos de M¨¦xico, pero parece que all¨¢ est¨¢n a¨²n peor que ac¨¢¡±, dice. En Argentina dio algunas, pero dej¨® de insistir porque la p¨¦rdida de poder adquisitivo de la mayor¨ªa de poblaci¨®n y la sobreoferta de profesores lo volvieron muy dif¨ªcil. A d¨ªa de hoy, su ingreso m¨¢s estable son los 10.000 pesos (unos 130 d¨®lares) mensuales que recibe del Gobierno por el Ingreso Familiar de Emergencia. Agradece tambi¨¦n que su compa?ero de piso mantiene el trabajo y eso les permite pagar el alquiler.
Garc¨ªa M¨¢rquez mira con tristeza su colecci¨®n de zapatos y vestidos de tango sin saber cu¨¢ndo podr¨¢ volver a lucirlos frente al p¨²blico que antes la aplaud¨ªa a diario. Cree que la pandemia ha dejado al descubierto que el ritmo del 2x4, uno de los mayores reclamos tur¨ªsticos de Buenos Aires, esconde mucha precariedad. ¡°Muchos chicos que trabajaban en casas de tango se quedaron sin trabajo. Reclamamos por la invisibilizaci¨®n y la falta de ayudas al sector¡±, concluye.
De actor y productor a la precariedad de Rappi
Cuando comenz¨® la pandemia, Diego Barcel¨® se sum¨® a la marea naranja que poblaba las calles de Bogot¨¢, vac¨ªas de gente. Era uno m¨¢s de los domiciliarios que se ganaba la vida en Colombia llevando alimentos hasta la casa de aquellos que s¨ª pod¨ªan confinarse, un lujo en estos tiempos. Actor de profesi¨®n y productor audiovisual, hab¨ªa vuelto en abril desde Ecuador, donde estuvo filmando un cortometraje. Regresaba decidido a pagar unas deudas y a rescatar su sue?o de actuar en Estados Unidos, pero lo agarr¨® la cuarentena y la incertidumbre laboral. ¡°Decid¨ª activar la aplicaci¨®n de Rappi que ten¨ªa desde tiempo atr¨¢s y agarr¨¦ una bicicleta para trabajar¡±, cuenta postrado en una cama con la pierna derecha destrozada por un accidente. Trabajaba de 9 de la ma?ana a 11 de la noche de domingo a domingo y, s¨ª, claro, ¡°se hac¨ªa buena plata¡±, admite. Unos 400.000 pesos colombianos por semana, poco m¨¢s de 100 d¨®lares, pero sin ning¨²n tipo de vinculaci¨®n laboral.
Su historia es la de miles de personas que se han sumado en los ¨²ltimos meses a las listas del desempleo. En junio, la tasa de desempleo en Colombia fue de 19,8%, casi 2,2 millones de personas m¨¢s que ese mismo mes en 2019. Y muchos de los que perdieron el trabajo han terminado enrolados en las plataformas de env¨ªo a domicilio. Seg¨²n Rappi, antes de la pandemia, la empresa ten¨ªa 20.000 transportistas y durante los meses de cuarentena se sumaron 30.000 m¨¢s.
La crisis de la covid-19 ha demostrado la importancia de ¡°trabajos desvalorizados¡± que, con el confinamiento, ¡°han evidenciado su car¨¢cter de imprescindibles para la sostenibilidad del sistema econ¨®mico¡±, indica un estudio de la Fundaci¨®n Friedrich Ebert Stiftung Colombia Fescol, que advierte de la ¡°tradicional negaci¨®n de la condici¨®n de trabajadores de los denominados riders¡± y su falta de protecci¨®n de sus derechos laborales. Barcel¨® y sus compa?eros lo viven cada d¨ªa. Debido a que no son empleados de la plataforma, no tienen afiliaci¨®n a la salud en medio de la pandemia. Una encuesta del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario revel¨® que en 2019 el 53,9% de los transportistas de Rappi no estaba afiliado a la seguridad social en salud y que m¨¢s del 91% no estaba cubierto ante accidentes de trabajo.
Ese es el caso del actor. En junio, tuvo un accidente mientras llevaba un pedido y, aunque pidi¨® ayuda a la plataforma, dice que nunca le enviaron una ambulancia. Lo m¨¢s doloroso, asegura, es que la compa?¨ªa asegur¨® que no llevaba nada cuando ocurri¨® el accidente. Urgido por la necesidad de trabajo, pocos d¨ªas despu¨¦s regres¨® y sufri¨® otro accidente peor. Una moto lo embisti¨®, le fractur¨® la pierna derecha y recibi¨® un golpe en la nariz que ahora requiere una cirug¨ªa. ¡°?La app? Nada, ellos dicen que tenemos Administradoras de Riesgos Laborales (ARL) y que eso nos cubre una incapacidad, pero la pagan despu¨¦s de 60 d¨ªas. ?Y qu¨¦ hago yo en este tiempo sin poder moverme para trabajar?¡±, denuncia el cartagenero. ¡°A nosotros nos sacan entre 3.000 y 6.000 pesos (entre 1 y 2 d¨®lares) dizque para un seguro de accidentes, as¨ª que cuando ocurri¨® llam¨¦ y la sorpresa es que seg¨²n ellos no existe nada de eso¡±. Rappi dijo que el caso est¨¢ en estudio y que las personas se conectan y desconectan de la plataforma. ¡°No son empleados de la app, pero quien preste el servicio tiene una p¨®liza de accidentes¡±.
La falta de claridad en cuanto a los riesgos laborales es a¨²n m¨¢s grave en el contexto de la pandemia. Seg¨²n el Instituto Nacional de Salud de Colombia, al menos 705 ¡°mensajeros, mandaderos, maleteros y repartidores¡± se han infectado con coronavirus. A pesar de esas dificultades, Barcel¨® dice que no se arrepiente de trabajar ah¨ª. ¡°No ten¨ªa opci¨®n. Con el mundo de los medios (actuaci¨®n) parados, esa fue mi ¨²nica forma de subsistencia. Pero se aprovechan de la necesidad¡±. Ahora, ha demandado a la plataforma. Espera que as¨ª le respondan aunque hasta ahora dice que solo lo han llamado informalmente para ofrecerle excusas.
Adi¨®s al crossfit: el coronavirus se ceba con los peque?os negocios
La pandemia en Brasil ha sido cruel con los peque?os negocios, y al menos medio mill¨®n de empresas han cerrado sus puertas en el mes de junio por el cambio radical que el virus impuso al pa¨ªs. Un informe del Instituto Brasile?o de Geograf¨ªa y Estad¨ªstica (IBGE) muestra que casi 520.000 compa?¨ªas con hasta 49 empleados no lograron soportar la incertidumbre de la covid-19. M¨¢s de cuatro meses despu¨¦s de que se detectara en Sao Paulo el primer caso de coronavirus en Am¨¦rica Latina , ya son m¨¢s de 100.000 muertos por la enfermedad en el pa¨ªs de 211 millones de personas.
El gimnasio de crossfit de Tiago Zarrattin, Haddock Cross, ha sido una de las v¨ªctimas econ¨®micas de la pandemia. El empresario de 37 a?os vivi¨® desde el principio con angustia el confinamiento en la ciudad, que dej¨® las calles de Sao Paulo vac¨ªas. ¡°La falta de un norte de saber qu¨¦ va a pasar con este tipo de actividad comercial pes¨®. Est¨¢ todo indefinido¡±, explica al justificar su decisi¨®n de cerrar su emprendimiento. Su negocio estaba situado en un barrio moderno de clase media de Sao Paulo, en la c¨¦ntrica avenida Paulista. ¡°Es un local en el que el 80% del p¨²blico viene de las empresas, que han reducido sus operaciones y han recurrido bastante al teletrabajo. Eso trajo un cambio total de panorama para el gimnasio¡±, lamenta.
Ante la incertidumbre, opt¨® por proteger sus ahorros mientras estudia qu¨¦ puede hacer en el futuro. ¡°Mi idea es no gastar mucho y tener paciencia para elegir la mejor opci¨®n cuando volvamos a tener alguna perspectiva¡±, dice Zarrattin. Su esposa, de profesi¨®n abogada, mantuvo su empleo a pesar de la crisis econ¨®mica. ¡°Creo que la gente va a retomar sus actividades en grupo, pero al aire libre o por internet. Puede que reactive el cross training en alg¨²n espacio abierto¡±, eval¨²a.
El Banco Central proyect¨® una ca¨ªda de la actividad econ¨®mica en Brasil de un 9,1% entre abril y junio, en comparaci¨®n con el mismo trimestre del a?o pasado. El golpe fue implacable con empresas que depend¨ªan de la asistencia del p¨²blico, como Haddock Cross, pero tambi¨¦n con compa?¨ªas que pasaban por dificultades antes del coronavirus. Seg¨²n el informe del IBGE, 795.000 peque?as empresas quebraron este a?o por motivos no relacionados a la covid-19.
Con la pandemia estabilizada en algunas ciudades como S?o Paulo (10.422 muertes para 12 millones de habitantes), la vida trata de volver a la normalidad. All¨ª, los negocios ya han reabierto, aunque con horarios reducidos y cuidados extras para evitar contagios. Zarrattin sue?a con la idea de que la gente vuelva a querer ir a los gimnasios tras los encierros en sus casas. ¡°A¨²n tengo que esperar para ver c¨®mo reaccionar¨¢ el p¨²blico. Al principio, todo el mundo volver¨¢ a hacer actividades f¨ªsicas¡±, dice. ¡°Pero si hay un brote de covid-19 en el gimnasio, ?qu¨¦? No podemos arriesgar nada ahora¡±.