?Por qu¨¦ un euro digital?
La moneda virtual no har¨¢ que el BCE deje de emitir billetes, ni reemplazar¨¢ al dinero bancario
A lo largo de la historia, las formas de dinero que han prevalecido han cumplido dos condiciones: en su contenido, la estabilidad en su valor; en su continente, estar integradas en un medio de pago seguro, de f¨¢cil uso y aceptaci¨®n generalizada. S¨®lo cumpliendo ambas condiciones puede alcanzar el dinero una tercera funci¨®n: servir como unidad de medida del valor monetario de los bienes y servicios.
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A lo largo de la historia, las formas de dinero que han prevalecido han cumplido dos condiciones: en su contenido, la estabilidad en su valor; en su continente, estar integradas en un medio de pago seguro, de f¨¢cil uso y aceptaci¨®n generalizada. S¨®lo cumpliendo ambas condiciones puede alcanzar el dinero una tercera funci¨®n: servir como unidad de medida del valor monetario de los bienes y servicios.
Muchos bancos centrales est¨¢n considerando si complementar el ¡°soporte papel¡± de los billetes con un ¡°soporte digital¡± para evolucionar con los tiempos. El Banco Central Europeo / Eurosistema est¨¢ considerando qu¨¦ implicar¨ªa emitir un euro digital. En la Espa?a de hace 50 a?os, casi todos los pagos se hac¨ªan con billetes. Mi abuelo le daba ¡°el sobre¡± a mi abuela para que administrara los gastos del hogar. Los tiempos cambian. En el Fr¨¢ncfort donde mi mujer y yo trabajamos hoy, realizamos la mayor¨ªa de nuestras compras por comercio electr¨®nico que no podemos pagar con billetes.
C¨®mo consumidor, ?qu¨¦ me ofrece un euro digital cuando ya puedo pagar hoy con otros medios digitales asociados a mi cuenta bancaria? Mucho depende de c¨®mo se adapte el concepto de ¡°dinero de curso legal¡± a la era digital. Poder ¡°pagar en cualquier parte¡± ser¨ªa uno de los puntos fuertes de un euro digital. Poder configurar distintos grados de privacidad en el pago, puede ser otro. Al fin y al cabo, la informaci¨®n sobre los pagos que hacemos tiene un valor comercial, pero los bancos centrales no est¨¢n interesados en explotarla; quiz¨¢s tampoco est¨¦n interesados en disponer de tal informaci¨®n, siempre y cuando la legislaci¨®n para evitar actividades ilegales como el blanqueo de dinero lo permita. Una moneda digital puede ser tambi¨¦n una oportunidad para aquellos que sufren exclusi¨®n financiera, por ejemplo en la Espa?a despoblada, pues el sector p¨²blico puede invertir en pol¨ªticas de inclusi¨®n en las que el sector privado no identifica un beneficio inmediato.
El valor a?adido de un euro digital puede ser m¨¢s visible para el comerciante que para el consumidor. Los comercios cargan con parte de los costes de los pagos digitales, pues no quieren arriesgarse a perder una venta por no ofrecer el medio de pago que prefiere el consumidor. En muchos sectores, aceptar s¨®lo efectivo no es una opci¨®n.
Un euro digital no har¨¢ que el BCE deje de emitir billetes. Se evitar¨¢ reemplazar el dinero bancario, pues el tener grandes cantidades de euros digitales estar¨ªa limitado o desincentivado. Para la distribuci¨®n de los euros digitales en medios de pago, el Eurosistema prefiere recurrir a intermediarios supervisados en el sector privado.
La industria de los medios de pago tiende a concentrarse en unas pocas marcas con efectos de escala. Cuanta m¨¢s gente las usa, m¨¢s generalizada es su aceptaci¨®n como medio de pago, y eso hace que la gente las reconozca y use m¨¢s. La Uni¨®n Europea tiene adem¨¢s una dependencia estrat¨¦gica en este sector, pues muchos de los pagos digitales se realizan por compa?¨ªas extracomunitarias. Para tener ¨¦xito, un euro digital deber¨ªa crear un efecto de escala lo suficientemente amplio para que consumidores, comercios y proveedores de servicio de pago como los bancos se puedan beneficiar.
El temor a una digitalizaci¨®n excesiva de los pagos y a la concentraci¨®n de poder que ello puede suponer ya la transmiti¨® Margaret Atwood al escribir El cuento de la criada en los a?os ochenta, cuando el uso del dinero digital se empezaba a generalizar. En esa distop¨ªa fue el control sobre un ¨²nico medio de pago digital y la ausencia de efectivo lo que permiti¨® en Gilead imponer de un d¨ªa para otro un r¨¦gimen absolutista donde se somet¨ªa a las mujeres. Las consideraciones de los bancos centrales discurren por el camino opuesto. Por un lado, posicionar las monedas digitales como una alternativa que ofrece la posibilidad de pagar con dinero de banco central en soporte digital, sin pretender por ello adquirir una posici¨®n dominante. Por otro lado, mantener la emisi¨®n billetes pues ofrecen unas caracter¨ªsticas ¨²nicas muy dif¨ªciles de replicar en un medio digital.
Ignacio Terol forma parte del Banco Central Europeo.