El desigual reparto de la productividad
En 2014, los directivos ganaron el equivalente al salario de 303 trabajadores. No he visto nunca un estudio que justifique estos ingresos por las ganancias de productividad, un concepto que solo se emplea para juzgar el salario m¨ªnimo
Representantes de los empresarios y destacados analistas han salido en contra del aumento del salario m¨ªnimo hasta 1.000 euros acordado por el Gobierno y los sindicatos. El argumento m¨¢s repetido es que esta subida no se justifica porque no corresponde a ganancias de productividad. Visto a primera vista podr¨ªa parecer razonable. Pero no todos los economistas lo ven as¨ª.
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Representantes de los empresarios y destacados analistas han salido en contra del aumento del salario m¨ªnimo hasta 1.000 euros acordado por el Gobierno y los sindicatos. El argumento m¨¢s repetido es que esta subida no se justifica porque no corresponde a ganancias de productividad. Visto a primera vista podr¨ªa parecer razonable. Pero no todos los economistas lo ven as¨ª.
La cuesti¨®n de fondo es que el reparto de la producci¨®n es cada vez menos favorable a los trabajadores. Los profesores Xos¨¦ Carlos Arias y Ant¨®n Costas, en su libro Laberintos de la prosperidad (Galaxia Gutenberg) se preguntan: ¡°?Cu¨¢les son las principales causas del gran problema distributivo de nuestro tiempo?¡±. Y responden: ¡°No son, como muchas veces se dice, la ralentizaci¨®n de la productividad y el bajo crecimiento econ¨®mico. Aunque con menores tasas que en las d¨¦cadas precedentes, ha habido crecimiento. Pero los salarios reales se han estancado o crecido por debajo de la productividad. Las causas tampoco son la globalizaci¨®n y el cambio tecnol¨®gico, como se afirma en otras ocasiones¡±. Y concluyen. ¡°La desigualdad ha sido una elecci¨®n pol¨ªtica, no una fatalidad inevitable que viene de fuerzas econ¨®micas y tecnol¨®gicas¡±.
Arias y Costas se apoyan en las ideas de la economista postkeynesiana Joan Robinson (1903-1983) para explicar por qu¨¦ las empresas, pudiendo pagar m¨¢s a los trabajadores, no lo hacen. En su opini¨®n, ¡°la apropiaci¨®n de rentas salariales surge de una desigual capacidad de negociaci¨®n entre empleados y empleadores, un camino que sugiere esta l¨ªnea de an¨¢lisis es aumentar el poder de negociaci¨®n de los trabajadores¡±. Para ello, proponen fortalecer a los sindicatos y favorecer su entrada en los ¨®rganos de gobierno de las empresas.
Otros economistas certifican que los trabajadores participan cada vez menos de los aumentos de la productividad. Una investigaci¨®n del profesor belga Jan Eeckhout, desarrollada en su obra The Profit Paradox, se?ala que el aumento de poder de las grandes empresas y los desequilibrios no han cesado de crecer. As¨ª, mientras que en 1980 los beneficios de las empresas representaban el 10% de los costes laborales, en 2012 significaban ya el 43% y no han parado de crecer.
La Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) ha constatado la p¨¦rdida del peso de los salarios en la econom¨ªa espa?ola que ha pasado del 66,6% del PIB en 2009 al 61,3% ocho a?os m¨¢s tarde. Adem¨¢s, dentro del colectivo de empleados el reparto es cada vez m¨¢s desigual. Un estudio cl¨¢sico del Economic Policy Institute detallaba en 2015 la delirante evoluci¨®n de la retribuci¨®n de los directores ejecutivos (CEO) en relaci¨®n con los trabajadores. En 1965, los directores ejecutivos ganaban 20 veces el salario de un empleado medio. En 1995, aumentaron hasta 122 veces. Y en 2014, subieron a la estratosfera y recibieron el equivalente al salario de 303 trabajadores. No he visto nunca un estudio que justifique estos ingresos por las ganancias de productividad. Un concepto que solo se emplea para juzgar el salario m¨ªnimo.