Los portugueses se movilizan por todo el pa¨ªs contra la crisis de la vivienda
El presidente de la Rep¨²blica promulga la ley que proh¨ªbe nuevos pisos tur¨ªsticos en Lisboa, Oporto y el litoral
El mismo d¨ªa que Portugal se coronaba como mejor destino tur¨ªstico de Europa, miles de portugueses sal¨ªan a la calle para protestar contra los efectos perversos de ese ¨¦xito. La crisis de la vivienda en el pa¨ªs, que viene de lejos, se ha agudizado con las pol¨ªticas p¨²blicas que han impulsado la expansi¨®n de pisos tur¨ªsticos y la concesi¨®n de visados de oro a extranjeros por inversiones inmobiliarias. ¡°Hola, ?est¨¢n disfrutando? Esto va con ustedes¡±, le dec¨ªan en la tarde del s¨¢bado algunos manifestantes a los turistas que se as...
El mismo d¨ªa que Portugal se coronaba como mejor destino tur¨ªstico de Europa, miles de portugueses sal¨ªan a la calle para protestar contra los efectos perversos de ese ¨¦xito. La crisis de la vivienda en el pa¨ªs, que viene de lejos, se ha agudizado con las pol¨ªticas p¨²blicas que han impulsado la expansi¨®n de pisos tur¨ªsticos y la concesi¨®n de visados de oro a extranjeros por inversiones inmobiliarias. ¡°Hola, ?est¨¢n disfrutando? Esto va con ustedes¡±, le dec¨ªan en la tarde del s¨¢bado algunos manifestantes a los turistas que se asomaban a los balcones de Lisboa para ver la marcha.
La protesta ha sido multitudinaria en Lisboa, pero tambi¨¦n ha tenido r¨¦plicas en una veintena de ciudades, incluidas Oporto y Faro, donde la dificultad para acceder a viviendas dignas a un precio asequible es casi tan grave como en la capital. El impacto m¨¢s extremo de la crisis pod¨ªa verse en una de las avenidas por las que discurri¨® la marcha, con varias tiendas de campa?a instaladas bajo soportales ocupadas por gente que no tiene techo.
Cheila Marques, de 27 a?os, vive acampada en una tienda junto a su pareja desde hace a?o y medio. ¡°He ido a la C¨¢mara Municipal, a la Seguridad Social y cuantos sitios he podido y hasta ahora no me dan una soluci¨®n¡±, explica poco antes de que los manifestantes caminen frente a su tienda. Despu¨¦s de perder su empleo de camarera y de que su ex marido entrase en prisi¨®n, fue desalojada del piso donde viv¨ªa y por el que pagaba 530 euros. Dej¨® a sus dos hijas de tres a?os y 18 meses en la red de servicios sociales ante la imposibilidad de cuidarlas.
Su caso es extremo, pero la crisis de la vivienda es un problema transversal, que afecta a todas las generaciones. En la marcha de Lisboa hay j¨®venes como Mariana Branco, licenciada en Historia de 23 a?os y forzada a seguir viviendo en casa de sus padres ante la dificultad de encontrar un alojamiento digno con sus ingresos, una beca de 930 euros al mes. ¡°Lo ¨²nico que encontr¨¦ por un tercio de mis ingresos me obligaba a perder cinco horas al d¨ªa para ir y volver de Lisboa. Mi salario no me permite alquilar una vivienda en la capital m¨¢s cara de Europa. No le veo futuro a este pa¨ªs¡±, lamenta. Como tantos otros j¨®venes licenciados, est¨¢ ya prepar¨¢ndose para emigrar. Dentro de un mes tiene una entrevista en la Universidad Complutense de Madrid para tratar de desarrollar all¨ª su tesis sobre prostituci¨®n.
La marcha, apoyada por un centenar de organizaciones que se sumaron a la iniciativa del movimiento Casa Para Vivir, cont¨® con la presencia de diputados y l¨ªderes pol¨ªticos de formaciones que se sit¨²an a la izquierda del Partido Socialista. Tres diputados del ultraderechista Chega tuvieron que abandonar la manifestaci¨®n escoltados por la polic¨ªa ante el rechazo de los convocantes. El otro incidente ocurri¨® ante el escaparate de una agencia inmobiliaria, que fue roto a martillazos por tres manifestantes.
Lu¨ªsa Bom, una jubilada de 63 a?os, se ha sumado al movimiento en defensa de la vivienda digna aunque ella no sea una de sus damnificadas. ¡°Esta es una causa justa y es de todos¡±, se?alaba el s¨¢bado mientras caminaba por la avenida Almirante Reis. Un compromiso que tambi¨¦n ha llevado a Lurdes Pinheiro a presidir la Asociaci¨®n del Patrimonio de la Poblaci¨®n de Alfama. El carism¨¢tico barrio lisboeta se ha diluido ante el ¨¦xito tur¨ªstico, que ha provocado la expulsi¨®n de sus vecinos y el cierre de comercios tradicionales. M¨¢s del 60% de los edificios son ya negocios tur¨ªsticos, explica Pinheiro. ¡°El barrio y la ciudad han retrocedido en muchos aspectos por la falta de viviendas y la aparici¨®n de conflictos¡±, observa.
La movilizaci¨®n coincidi¨® con la promulgaci¨®n de la ley M¨¢s Vivienda, aprobada por el Gobierno y la Asamblea de la Rep¨²blica. Esta norma fue vetada inicialmente por el presidente de la Rep¨²blica, Marcelo Rebelo de Sousa, que ha tenido que aprobarla al ser ratificada por el Parlamento. ¡°Prefiero poco a nada. Si el Gobierno consigue que esta ley no sea escasa y satisface a millares de portugueses, ser¨¢ positivo¡±, indic¨®.
Entre otras medidas, la ley incluye la prohibici¨®n de abrir nuevos pisos tur¨ªsticos en las principales ciudades del pa¨ªs, un impuesto extraordinario a los propietarios de estos alojamientos y el fin de la concesi¨®n de los visados de oro por inversiones inmobiliarias.
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