Los costes del nacionalismo econ¨®mico
No cabe duda de que son atractivos porque ofrecen una falsa sensaci¨®n de seguridad y bienestar presente y futuro
En su libro ¡°Pop Internationalism¡±, Paul Krugman advierte sobre la tentaci¨®n que sufren los gobiernos nacionalistas de creer que el proteccionismo, o cualquier medida que anteponga la defensa de las industrias nacionales frente al resto, sirve para preservar el empleo. El mismo premio Nobel nos apunta que la historia est¨¢ llena de ejemplos que demuestran lo contrario.
No cabe duda de que los nacionalismos econ¨®micos son atractivos porque ofrecen una falsa sensaci¨®n de se...
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En su libro ¡°Pop Internationalism¡±, Paul Krugman advierte sobre la tentaci¨®n que sufren los gobiernos nacionalistas de creer que el proteccionismo, o cualquier medida que anteponga la defensa de las industrias nacionales frente al resto, sirve para preservar el empleo. El mismo premio Nobel nos apunta que la historia est¨¢ llena de ejemplos que demuestran lo contrario.
No cabe duda de que los nacionalismos econ¨®micos son atractivos porque ofrecen una falsa sensaci¨®n de seguridad econ¨®mica y bienestar presente y futuro. Sin embargo, estos s¨®lo logran convertir a las econom¨ªas en compartimentos estancos, permitiendo que dicha seguridad s¨®lo lo sea para lobbies que, con ella, tengan las manos libres para extraer rentas a su favor.
Adam Smith dedic¨® buena parte de su libro ¡°La Riqueza de las Naciones¡± a desarrollar el concepto de la divisi¨®n del trabajo y sus consecuencias. Una de las m¨¢s relevantes derivadas de la divisi¨®n del trabajo es lo que llamamos un juego de suma positiva. A mis alumnos les transmito esta idea de forma simple d¨¢ndoles el siguiente consejo: cuando hagan un trabajo en grupo, cada compa?ero deber¨ªa dedicarse a aquella tarea en la que demuestre mayor habilidad. Si lo hacen as¨ª, y no dedicar cada uno sus esfuerzos a una parte del trabajo que incorporan tareas similares, los beneficios ser¨¢n mucho mayores. La ventaja comparativa de Ricardo nos dice que, incluso el menos h¨¢bil, se ver¨¢ beneficiado gracias al milagro de la especializaci¨®n. As¨ª, como la divisi¨®n del trabajo es m¨¢s intensa cuanto mayor es la libertad comercial, mercados que compiten por los consumidores propios y ajenos suponen una mayor ganancia final.
Esta visi¨®n del comercio internacional, sin embargo, puede parecer un tanto ingenua, pues es evidente que entre la teor¨ªa y la pr¨¢ctica existe mucho espacio repleto de excepciones. Siempre habr¨¢ perdedores. Pero, por la evidencia, sabemos que a pesar de estos matices a tener en cuenta, el proteccionismo es pan para hoy (migajas) y mucha hambre para ma?ana.
Se conocen muy pocos casos de pa¨ªses que, habi¨¦ndose abierto al comercio, hayan experimentado un retroceso en sus est¨¢ndares de vida. Buena parte de la reducci¨®n de las desigualdades entre pa¨ªses en las ¨²ltimas d¨¦cadas proviene de la incorporaci¨®n de los pa¨ªses asi¨¢ticos al comercio internacional. Tambi¨¦n africanos y alguno latinoamericano. Pensemos en los casos de China, India y Vietnam m¨¢s recientemente, o de Corea del Sur y Taiw¨¢n en ¨¦pocas anteriores. Incluso en Espa?a en los cincuenta y sesenta, Italia antes de eso y Jap¨®n a trav¨¦s de su desarrollo posterior a la Restauraci¨®n Meiji.
Muchos dir¨¢n que buena parte de esos casos de ¨¦xito no vinieron sin una apuesta p¨²blica para favorecer el nacimiento y desarrollo de sectores que luego fueron liberados a un comercio internacional en el que ya estaban maduros. E incluso con un fuerte componente nacionalista. Cierto. Es por ello por lo que la tesis de un comercio internacional sin barreras como modelo tiene grandes excepciones. Precisamente una de ellas es el apoyo a industrias nacientes, a veces necesario para permitir que estas adquieran el m¨²sculo y escala necesarias antes de ser liberadas a competir en un ecosistema muy exigente. Y es que apoyar a estas industrias nacientes en un entorno muy competitivo puede tener sentido, precisamente para que alcance tal especializaci¨®n y eficiencia. Pero una cosa muy
diferente es dar marcha atr¨¢s, en especial para proteger industrias maduras afectadas por la competencia internacional. Creer que impedir importaciones de bienes y servicios de dichas industrias beneficiar¨¢ al pa¨ªs es tan absurdo que no aguanta ni la m¨¢s m¨ªnima evidencia emp¨ªrica.
En Europa, desde hace un tiempo, circulan vientos que nos traen estas propuestas como reacci¨®n a una Uni¨®n Europea que ha avanzado en estas d¨¦cadas hacia la integraci¨®n y la libertad de movimiento de bienes y servicios, as¨ª como de capital. No pocas candidaturas al parlamento apoyan tesis de protecci¨®n, especialmente en sectores cuya ganancia marginal es menor dada su madurez. Sin embargo, estas propuestas, que provienen de partidos que hacen suya una misma tesis para ganarse el favor de los votantes, son intr¨ªnsecamente contradictorias cuando se defienden bajo un mismo paraguas internacional. As¨ª, estas pol¨ªticas nacionalistas promovidas por partidos similares en pa¨ªses diferentes de una misma uni¨®n solo pueden chocar frontalmente, lo que convierte a supuestos socios en la campa?a en potenciales enemigos en un hipot¨¦tico mundo donde sus propuestas pudieran llevarse a la pr¨¢ctica.
Y es que, del mismo modo que el comercio internacional es un juego de suma positiva, con sus ganadores y perdedores, un comercio restringido es un juego de suma negativa. Busca empobrecer al vecino, encontrando el suyo propio. As¨ª como mis alumnos ganan en eficiencia si cada uno se dedica a una tarea espec¨ªfica dentro de un trabajo com¨²n, el resultado no ser¨¢ mejor si cada uno decide hacer el trabajo por separado. La ¡°suma¡± de esos cuatro trabajos nunca tendr¨¢ las mismas cualidades que un trabajo eficientemente organizado y llevado a la pr¨¢ctica.
As¨ª pues, si los matices y ¡°peros¡± al comercio internacional y su libertad son relevantes ¨Ccomo he mencionado, existen perdedores en la globalizaci¨®n¨C, ni imaginemos c¨®mo ser¨¢n cuando reducimos el tama?o de los mercados. En ese caso, no solo habr¨¢ igualmente ganadores y perdedores, sino que estos lo ser¨¢n sobre una tarta que ser¨¢ menor. En un contexto de libertad comercial, los perdedores disponen de m¨¢s recursos para tratar de reconducir sus habilidades hacia lo que demanda el mercado. Sin embargo, en un mundo m¨¢s restringido, donde los recursos menguan, la capacidad para evitar que los perdedores no reciban ayuda languidece.
En definitiva, propuestas como las que hemos o¨ªdo estos d¨ªas de apoyo a ciertos sectores y a sus empresas y trabajadores que pasan por la limitaci¨®n de las importaciones solo redundan en una p¨¦rdida de bienestar, especialmente para aquellos que se benefician del comercio libre, como son los consumidores. La reducci¨®n de la libertad de comercio eleva las rentas de la industria protegida a costa de un mayor precio a pagar por quienes son clientes de esta. Los paganos somos nosotros, los que compramos esos productos. Como argumentaba Keynes, aunque el proteccionismo puede estar justificado en ciertas circunstancias y niveles, a largo plazo es contradictorio con el crecimiento, el desarrollo y el bienestar.
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