Los Presupuestos que necesita la econom¨ªa espa?ola
La pol¨ªtica fiscal solo ser¨¢ eficaz si alivia los cuellos de botella que lastran el tejido productivo
Con la aprobaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) por parte del Gobierno, se abre el debate parlamentario acerca de la pol¨ªtica fiscal que necesita una econom¨ªa que todav¨ªa est¨¢ lejos de haberse recuperado de la crisis. Este es un contexto que, en circunstancias normales, aboga por potentes est¨ªmulos a la demanda. Adem¨¢s, a la inversa de lo que ocurri¨® hace unos a?os, Europa...
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Con la aprobaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) por parte del Gobierno, se abre el debate parlamentario acerca de la pol¨ªtica fiscal que necesita una econom¨ªa que todav¨ªa est¨¢ lejos de haberse recuperado de la crisis. Este es un contexto que, en circunstancias normales, aboga por potentes est¨ªmulos a la demanda. Adem¨¢s, a la inversa de lo que ocurri¨® hace unos a?os, Europa ha respondido con flexibilidad.
Pero si bien estos no son tiempos de austeridad, tampoco lo son de un impulso fiscal generalizado. En primer lugar, porque la demanda latente de consumo privado y de inversi¨®n empresarial es considerable, y por tanto el reto para la pol¨ªtica econ¨®mica es facilitar su desembolso. En la primera mitad del a?o, los hogares acumularon 23.100 millones de euros en excedentes y en el caso de las empresas el exceso de ahorro alcanz¨® 17.900 millones. La confianza de los consumidores se mantiene en cotas elevadas, mientras que las empresas rebosan de pedidos, a la vez que incorporan nuevos trabajadores.
Si los excedentes tardan en transformarse en m¨¢s gasto y actividad es porque las f¨¢bricas se ven obligadas a frenar la producci¨®n como consecuencia de los retrasos en los suministros, que por otra parte se encarecen. En algunos casos como en la construcci¨®n y el transporte tambi¨¦n aparecen fen¨®menos de escasez de personal. Los consumidores, por su parte, aplazan compras de bienes duraderos como autom¨®viles, bicicletas y electrodom¨¦sticos, a la espera de una normalizaci¨®n de los circuitos de distribuci¨®n. Adem¨¢s, la explosi¨®n de costes energ¨¦ticos merma el poder adquisitivo de los sectores no energ¨¦ticos. Las presiones inflacionarias surgen precisamente a ra¨ªz del desfase entre demanda y capacidad de producci¨®n a corto plazo, unido al ciclo alcista del gas y de la electricidad.
En suma, el principal problema no radica en la falta de demanda privada, sino en la merma de capacidad productiva a que se enfrentan grandes ¨¢reas de la econom¨ªa, como la industria y los servicios m¨¢s intensivos en recursos naturales. Otra cosa es la situaci¨®n de actividades ligadas al turismo, la cultura y el capital humano donde s¨ª existe una amplia oferta ociosa e inmediatamente disponible.
Si el diagn¨®stico es correcto, los pr¨®ximos PGE tienen que ser expansivos en inversiones que contribuyan a relajar la crisis energ¨¦tica (que son aquellas orientadas a las energ¨ªas renovables, hidr¨®geno verde y mejora de la infraestructura de red el¨¦ctrica). Tambi¨¦n se necesita un esfuerzo de adaptaci¨®n del mercado laboral a las transformaciones en marcha (m¨¢s capital humano, mejores pol¨ªticas activas de empleo). Todo ello coincide en buena medida con el plan de recuperaci¨®n financiado con los fondos europeos.
Pero la situaci¨®n econ¨®mica tambi¨¦n aboga por unos PGE que se acerquen al equilibrio en materia de transferencias y gasto corriente de las administraciones: no son instrumentos adecuados para sustentar una recuperaci¨®n lastrada por cuellos de botella, como tampoco lo ser¨ªa un recorte de tributos.
Finalmente, la ejecuci¨®n presupuestaria depende estrechamente de la puesta en marcha de reformas. Para 2022, est¨¢ previsto el desembolso de 18.000 millones, pero Bruselas lo condiciona a un apretado calendario de reformas que incluye al menos cuatro hitos cruciales en materia laboral (negociaci¨®n colectiva, estatuto de los trabajadores, subcontrataci¨®n, y pol¨ªticas activas) y dos en pensiones (cotizaci¨®n de los aut¨®nomos y factor de sostenibilidad). De no acometerlas, el flujo de fondos europeos se suspender¨¢, y el d¨¦ficit se ir¨¢ al 6,5%, un desv¨ªo de un punto y medio en relaci¨®n a un objetivo ya de por s¨ª voluntarista, habida cuenta del cuadro macroecon¨®mico que sustenta los PGE. Esto nos colocar¨ªa en posici¨®n inc¨®moda de cara a la capacidad de influencia en el proceso de reforma de las reglas fiscales europeas, y ante la reducci¨®n gradual de las compras de deuda p¨²blica que se vaticina por parte del BCE. Nos jugamos la transformaci¨®n del modelo productivo, pero tambi¨¦n su sostenibilidad.
Fondos europeos
Una de las claves de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) reside en la ejecuci¨®n de las inversiones previstas en el Next Generation EU. Seg¨²n el portal del Gobierno, a finales de septiembre se habr¨ªan realizado 24 convocatorias por un monto total de 4.800 millones de euros, y otras 20, por 1.000 millones m¨¢s, estar¨ªan abiertas o en v¨ªa de tramitaci¨®n. Estamos por tanto lejos de alcanzar el objetivo de comprometer 27.000 millones para este a?o. El desv¨ªo podr¨ªa compensarse en el pr¨®ximo ejercicio, pero los PGE ya prev¨¦n nuevas inversiones por un monto similar a lo presupuestado para 2021.
Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_