TikTok... a la globalizaci¨®n se le acaba el tiempo
Despotricar contra la plataforma puede ser m¨¢s f¨¢cil que prohibirla: tiene 150 millones de usuarios en EE UU
Tal vez alg¨²n d¨ªa recordaremos el espect¨¢culo del interrogatorio al director ejecutivo de TikTok, Shou Zi Chew, que tuvo lugar el 23 de marzo en el Congreso estadounidense, como un punto de inflexi¨®n en la historia de la globalizaci¨®n. Durante m¨¢s de cinco horas de agresivos cuestionamientos, Chew ¡ªque no es chino, sino de Singapur¡ª defendi¨® magn¨ªficamente el hecho de que su empresa sea China frente a la limitada comprensi¨®n del mundo tecnol¨®...
Tal vez alg¨²n d¨ªa recordaremos el espect¨¢culo del interrogatorio al director ejecutivo de TikTok, Shou Zi Chew, que tuvo lugar el 23 de marzo en el Congreso estadounidense, como un punto de inflexi¨®n en la historia de la globalizaci¨®n. Durante m¨¢s de cinco horas de agresivos cuestionamientos, Chew ¡ªque no es chino, sino de Singapur¡ª defendi¨® magn¨ªficamente el hecho de que su empresa sea China frente a la limitada comprensi¨®n del mundo tecnol¨®gico que tiene el Congreso.
El Gobierno de Biden considera a TikTok como una posible amenaza para la seguridad nacional y desea que la empresa china propietaria de la aplicaci¨®n de v¨ªdeos cortos, ByteDance, venda la plataforma a una empresa estadounidense o de lo contrario se enfrente una posible prohibici¨®n. Chew, sin embargo, propone que ByteDance mantenga el control mayoritario de TikTok, pero que sus operaciones estadounidenses queden a cargo del gigante tecnol¨®gico Oracle, que almacenar¨ªa todos los datos de los usuarios estadounidenses en sus servidores y controlar¨ªa la manera en que los algoritmos de TikTok recomiendan contenidos. Mientras tanto, el gobierno chino afirm¨® que se opondr¨¢ a una venta forzada.
Pero la probabilidad de que el Proyecto Texas de Chew convenza al Congreso o al presidente Joe Biden parece remota. Los responsables de las pol¨ªticas estadounidenses no conf¨ªan demasiado en las intenciones del gobierno chino... por buenos motivos. Durante a?os los hackers chinos, supuestamente con apoyo estatal, han atacado incesantemente al Gobierno y a las empresas estadounidenses, desviando miles de millones de d¨®lares de propiedad intelectual. Aunque es dif¨ªcil obtener n¨²meros concretos, la omnipresencia de los hackeos chinos encendi¨® las alarmas de los expertos en todo el mundo, especialmente en los pa¨ªses de la ASEAN.
La ofensiva bipartidista para limitar a TikTok refleja la creciente desconfianza hacia China, una de las poqu¨ªsimas cosas en que los dem¨®cratas y los republicanos coinciden en Washington. Aunque la propia China tiene un ?gran cortafuegos? que de hecho bloquea a las plataformas de Internet de propiedad estadounidense, la prohibici¨®n propuesta por EE UU podr¨ªa acelerar la tendencia a la desglobalizaci¨®n.
Pero despotricar contra TikTok puede resultar m¨¢s f¨¢cil que prohibirlo. Con 150 millones de usuarios estadounidenses es una de las aplicaciones m¨¢s populares en el pa¨ªs. Seg¨²n datos recientes, los adultos estadounidenses pasan en promedio 56 minutos diarios en la plataforma. Desde el punto de vista de la pol¨ªtica interna, hay una diferencia gigantesca entre la prohibici¨®n propuesta para TikTok y la reciente prohibici¨®n estadounidense a la venta e importaci¨®n de equipos de comunicaciones y video de fabricantes chinos como Huawei.
Adem¨¢s de la multitud de tiktokers que se ganan la vida en la plataforma y se convertir¨ªan en v¨ªctimas colaterales en caso de una prohibici¨®n, la aplicaci¨®n es extraordinariamente popular entre los votantes de menos de 30 a?os, y las encuestas indican que casi dos tercios de los j¨®venes se oponen a la prohibici¨®n. Dado que ese grupo de edad exhibe una fuerte tendencia dem¨®crata, su oposici¨®n podr¨ªa afectar las opciones de reelecci¨®n de Biden. La congresista dem¨®crata Alexandria Ocasio-Cortez, que cuenta con el respaldo de los mileniales y miembros de la generaci¨®n Z, ya se?al¨® su rechazo a la prohibici¨®n (por supuesto, expres¨® sus preocupaciones a trav¨¦s de TikTok).
Chew ciertamente gan¨® puntos entre los j¨®venes. Si el objetivo que se busca prohibiendo TikTok es proteger a los votantes estadounidenses de ser espiados y manipulados, sostuvo, el Congreso debiera entonces dise?ar un plan que se ocupe tambi¨¦n de los abusos de las plataformas con sede en EE UU (a quienes se les hace agua la boca ante la perspectiva de que echen del pa¨ªs a su mayor competidor). Despu¨¦s de todo, el esc¨¢ndalo de Cambridge Analytica demostr¨® que la desinformaci¨®n y las violaciones de Facebook a la privacidad ayudaron en ¨²ltima instancia a que el expresidente estadounidense Donald Trump ganara las elecciones de 2016. Y el psic¨®logo Robert Epstein sostuvo que el motor de b¨²squeda de Google manipul¨® a los votantes en favor de los candidatos dem¨®cratas (aunque el impacto cuantitativo de este hecho es discutible).
Chew, entonces, tiene raz¨®n. Parece que todas las plataformas de redes sociales debieran ser reguladas por el Gobierno. La Comisi¨®n Federal de Comercio est¨¢ considerando una ofensiva contra la vigilancia comercial y las pr¨¢cticas inseguras de gesti¨®n de datos de los gigantes de la tecnolog¨ªa, mientras que posiblemente Twitter ¡ªque desde hace mucho constituye un profundo problema como fuente de desinformaci¨®n y difamaci¨®n¡ª haya empeorado desde que Elon Musk la compr¨®.
Desafortunadamente para TikTok, prohibir las empresas de propiedad china es mucho m¨¢s f¨¢cil que regular a los gigantes tecnol¨®gicos. M¨¢s all¨¢ de su inmensa popularidad, TikTok es tan solo uno de los frentes de la guerra tecnol¨®gica actual entre EE UU y China, que incluye tambi¨¦n esfuerzo por convencer a los aliados estadounidenses de prohibir que Huawei construya su redes 5G, y las recientes restricciones gubernamentales a la venta de semiconductores avanzados a empresas chinas. Adem¨¢s, aunque la propuesta del Proyecto Texas de TikTok parece sensata, cuesta creer que a los hackers chinos no les resultar¨ªa m¨¢s f¨¢cil robar datos de una plataforma cuya empresa controlante tiene sede en Pek¨ªn.
La creciente y amarga rivalidad entre EE UU y China no deja demasiado margen para un acuerdo que atienda a las preocupaciones de ambos pa¨ªses por la seguridad. Por ejemplo, China podr¨ªa repensar sus pol¨ªticas proteccionistas y permitir que las empresas tecnol¨®gicas estadounidenses operen en su mercado local, pero eso har¨ªa peligrar el f¨¦rreo control de las autoridades sobre el ecosistema informativo. De igual manera, EE UU podr¨ªa exigir que las operaciones estadounidenses de TikTok se vendan con una prima significativa que represente una compensaci¨®n parcial por lo que el gobierno chino llam¨® ¡°un robo¡±; pero aunque esta soluci¨®n al menos muestra cierto respeto por el derecho internacional, es dif¨ªcil que consiga apoyo, dado que China nunca pag¨® a las empresas estadounidenses por la propiedad intelectual que les rob¨® durante a?os.
Quienes quitan importancia al devastador efecto que podr¨ªa tener la prohibici¨®n estadounidense de TikTok no entienden la econom¨ªa de las redes sociales. La capacidad de los anunciantes para llegar a las audiencias estadounidenses es precisamente lo que otorga valor a estas plataformas. Si una de ellas es declarada ilegal, su valor para los anunciantes desaparece. Aunque indudablemente algunos usuarios intentar¨ªan eludir la prohibici¨®n mediante redes privadas virtuales (VPN, por su sigla en ingl¨¦s), esto podr¨ªa resultar dif¨ªcil y no evitar¨ªa la p¨¦rdida de ingresos por publicidad.
TikTok est¨¢ dando una buena batalla, pero es posible que la pierda. Seg¨²n se informa, los legisladores estadounidenses est¨¢n avanzando en sus planes para prohibir la plataforma. Si bien hay que atender a las preocupaciones leg¨ªtimas de seguridad nacional vinculadas con TikTok, la prohibici¨®n directa no evitar¨ªa que los estadounidenses sean espiados y manipulados. Lamentablemente, tambi¨¦n podr¨ªa confirmar el inicio del fin de la Internet global.
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