Estados Unidos contra TikTok: el Congreso estrecha el cerco pol¨ªtico sobre la red social china
La prohibici¨®n a los miembros de la C¨¢mara de Representantes de descargarse la ¡®app¡¯ de v¨ªdeos cortos es el ¨²ltimo episodio de una batalla tecnol¨®gica de la guerra fr¨ªa entre Washington y Pek¨ªn
La directora administrativa del Congreso estadounidense mand¨® este pasado mi¨¦rcoles parar el baile de TikTok con un mensaje interno poco abierto a interpretaciones: ¡°Los empleados de la C¨¢mara [de Representantes] NO est¨¢n autorizados a descargar esa aplicaci¨®n en los tel¨¦fonos de trabajo. Si resulta que usted la tiene ya bajada, le contactar¨¢n para que la elimine¡±. Catherine Szpindor aduc¨ªa ¡°riesgos de seguridad¡± para adoptar la medida, ciertamente ins¨®lita, contra una empresa extranjera, y se adelantaba a la entrada en vigor de la prohibici¨®n de usar la red social de v¨ªdeos de titularidad china en dispositivos propiedad del Gobierno federal, salvo para los casos en los que sirva a las fuerzas de seguridad para sus investigaciones. El veto est¨¢ incluido en el monumental paquete de gasto de 1,7 billones de d¨®lares (cerca de 1,6 billones de euros) aprobado in extremis la semana anterior, antes de que el Capitolio echara el cierre por Navidad. El presidente, Joe Biden, firm¨® la ley el jueves, durante sus vacaciones en las Islas V¨ªrgenes.
Ya hay al menos 19 Estados, la mayor¨ªa gobernados por republicanos, que han recurrido a esas mismas preocupaciones de seguridad para bloquear TikTok parcialmente en tel¨¦fonos y tabletas de sus funcionarios (Indiana fue m¨¢s lejos, al demandar a la empresa por ofrecer contenido para adultos a ni?os). Y el 13 de diciembre, el senador republicano Marco Rubio (Florida) introdujo un proyecto bipartidista llamado Antisocial CCP Act. El nombre, por m¨¢s que suene a broma (lo ser¨ªa, si no fuera por la pasi¨®n de los legisladores estadounidenses por los acr¨®nimos), responde a las siglas en ingl¨¦s de Ley para Evitar la Amenaza Nacional de Vigilancia en Internet, Censura e Influencia Opresivas y Aprendizaje Algor¨ªtmico del Partido Comunista Chino.
D¨ªas antes, en un art¨ªculo de opini¨®n en The Washington Post firmado con el congresista Mike Gallagher (Wisconsin), Rubio escrib¨ªa: ¡°La aplicaci¨®n puede rastrear las ubicaciones de tel¨¦fonos m¨®viles y recopilar datos de navegaci¨®n por internet, incluso cuando los usuarios visitan sitios web no relacionados¡±. Ambos tambi¨¦n recordaban que, seg¨²n una ley de 2017, ciudadanos y empresas chinos est¨¢n obligados a compartir informaci¨®n con las autoridades del pa¨ªs por razones de seguridad nacional. ¡°Es inquietante que TikTok, y por extensi¨®n el Partido Comunista, tenga la capacidad de tomar nota de cada vez que nuestros adolescentes usen sus tel¨¦fonos. Con esa app, Pek¨ªn puede recopilar informaci¨®n sensible de los empleados del Gobierno, as¨ª como chantajear o espiar a millones de nuestros compatriotas¡±.
La historia de amor-odio entre sus propietarios, la matriz ByteDance, y Estados Unidos ¨Dcon 136,5 millones de cuentas, es el pa¨ªs del mundo que m¨¢s usa la plataforma¨D no es nueva, pero registra estas semanas un pico de hostilidad en el contexto de la creciente pugna geopol¨ªtica entre Washington y Pek¨ªn. El expresidente Donald Trump ya amag¨® en verano de 2020 con prohibir la red social, que en 2021 super¨® en visitas a Google y que en solo seis a?os ha logrado, sencillamente, cambiar la cultura de masas de este pa¨ªs. Como otros n¨²meros del circo de bajas pasiones de sus ¨²ltimos meses en la Casa Blanca, la cosa qued¨® a medias. Al llegar al cargo, Biden meti¨® en un caj¨®n la orden ejecutiva de su predecesor, que daba 45 d¨ªas para que una firma local se hiciera con TikTok en Estados Unidos (entonces, sobraron los candidatos a llevarse tan suculento bot¨ªn).
Aquello no fue la se?al de un cambio de rumbo dr¨¢stico: la nueva Administraci¨®n se ha mostrado continuista con la anterior en lo relativo a su pol¨ªtica de rivalidad tecnol¨®gica con la potencia enemiga.
Eso ha provocado que, en la pr¨¢ctica, la plataforma haya quedado en un limbo, a expensas de una investigaci¨®n, en marcha desde hace m¨¢s de dos a?os, de la Comisi¨®n de Inversi¨®n Extranjera (CFIUS son sus siglas en ingl¨¦s). Perteneciente al Departamento del Tesoro, es la encargada de vigilar los acuerdos comerciales con empresas no estadounidenses. Esta semana, el diario The Wall Street Journal inform¨® de las presiones en el interior de esa comisi¨®n de miembros del Pent¨¢gono y del Departamento de Justicia para forzar una venta de la parte operativa de la empresa en Estados Unidos como la ¨²nica soluci¨®n a los problemas de seguridad que esta plantea. Christopher Wray, director del FBI, no pierde ocasi¨®n, por su parte, para alertar sobre los peligros del algoritmo de recomendaci¨®n de la red social y su ¡°capacidad de influencia¡±.
Tras conocer las intenciones legislativas del Congreso, Brooke Oberwetter, portavoz de TikTok, calific¨® la prohibici¨®n como una ¡°decepci¨®n¡± y ¡°un gesto pol¨ªtico que no har¨¢ nada para promover los intereses de seguridad nacional¡±. La empresa ha tratado repetidamente de rebajar la preocupaci¨®n por su manejo de los datos privados, alegando que los de los usuarios estadounidenses no se almacenan en China, que esa informaci¨®n no la comparten con el Gobierno del pa¨ªs asi¨¢tico y que su sede est¨¢ en realidad en las Islas Caim¨¢n. ¡°El acuerdo que CFIUS est¨¢ revisando abordar¨¢ de manera significativa cualquier inquietud de seguridad que se haya planteado tanto a nivel federal como estatal¡±, continuaba el comunicado.
Entre tanto, la firma, especialmente popular entre los m¨¢s j¨®venes (es la segunda en las preferencias de los adolescentes, por detr¨¢s de YouTube, seg¨²n el centro de an¨¢lisis Pew Research Center), invierte dinero en aparentar que juega de acuerdo a las reglas, aunque se amontonen las pruebas de lo contrario: la semana pasada, una investigaci¨®n interna descubri¨® que varios empleados de ByteDance hab¨ªan accedido a los datos de periodistas estadounidenses. Hace a?os que la tecnol¨®gica cuenta con una oficina en Washington. Y en la poblada jungla de lobistas de la ciudad, ByteDance ha aumentado su presencia al ritmo de su crecimiento en Estados Unidos: ha pasado de invertir 370.000 d¨®lares para influir en las decisiones de los legisladores en 2019 a destinar 4,28 millones este a?o, seg¨²n OpenSecrets, organizaci¨®n centinela de la relaci¨®n entre el dinero y el poder.
El veterano experto en ciberseguridad Brian Grayek, ejecutivo de la compa?¨ªa especializada REDW y colaborador en varias investigaciones con los servicios secretos y el FBI, considera que la medida reci¨¦n adoptada en el Congreso se queda corta. ¡°No impedir¨¢ que sigan robando informaci¨®n al resto de los americanos. Algunos de ellos podr¨ªan ser c¨®nyuges o familiares de funcionarios del Gobierno, incluso tener v¨ªnculos con el Ej¨¦rcito, la industria militar, con infraestructuras cr¨ªticas o con la inteligencia estadounidense¡±, explica en un correo electr¨®nico. As¨ª que aplaude la iniciativa del senador Rubio. ¡°Como se suele decir: ¡®los tiempos desesperados requieren medidas desesperadas¡¯. Se trata de un software creado a prop¨®sito con intenciones espurias, que ha establecido el nuevo est¨¢ndar para romper las reglas y corromper a los adolescentes, entrometerse en la vida de las personas y espiar a los ciudadanos. Nada de esto es una conjetura, son hechos probados¡±, considera, antes de ofrecer ¡°dos argumentos¡±. ¡°El primero: pregunte a 100 usuarios de TikTok si saben c¨®mo maneja sus datos la empresa a la que se los entregaron, c¨®mo esp¨ªa sus movimientos, sus patrones, su historial de navegaci¨®n, sus ubicaciones, entre muchas otras cosas; o si entienden de qu¨¦ modo manipula sus acciones y pensamientos a su antojo en funci¨®n de su edad y de su pa¨ªs de residencia. Calculo que tal vez dos le dir¨¢n que conocen alguna parte de esa respuesta. La segunda raz¨®n es que el ser una aplicaci¨®n popular no la hace confiable. Casi nadie quer¨ªa usar cinturones de seguridad cuando los introdujeron en los coches en 1949. Pocos los empleaban despu¨¦s de que los hicieran obligatorios en 1991. Incluso hoy hay quienes siguen sin pon¨¦rselos, a riesgo de exponerse a ser multados¡±.
Seg¨²n ese razonamiento, muchos de sus usuarios saben que van en un autom¨®vil conducido temerariamente a toda velocidad y aun as¨ª prefieren no pensar en su integridad f¨ªsica. Una de ellos, Victoria Jameson, ¡°creadora de TikTok¡± con casi 970.000 seguidores y autora del podcast de consejos ¡°para crecer en la plataforma¡± TikTalk Radio, conf¨ªa en que la empresa y el Gobierno estadounidense ¡°ser¨¢n capaces de llegar a un acuerdo¡±. En un episodio reciente, recomendaba a sus oyentes ¡°que no se dejen vencer por la energ¨ªa negativa del momento¡± y sigan subiendo v¨ªdeos. Tambi¨¦n, que se asegurasen de poner a salvo el contenido antes de que pudiera desaparecer ¡°de la noche a la ma?ana¡±, como sucedi¨® en 2016 con Vine, servicio de clips cortos en bucle (ah¨ª, las razones fueron puramente empresariales). Para Jameson, ¡°todo esto es un recordatorio inmejorable de que los creadores no son due?os de su audiencia¡±.
Tampoco los pol¨ªticos, que, por muy sensibles que sean a los problemas de seguridad, son conscientes de que TikTok es una v¨ªa inmejorable para llegar a los potenciales (y no siempre f¨¢ciles de movilizar) votantes de la generaci¨®n Z. La Casa Blanca ha cortejado a destacados influencers para pedirles ayuda a la hora de esparcir sus mensajes en asuntos como la participaci¨®n estadounidense en la guerra de Ucrania o las iniciativas de Biden para reducir la inflaci¨®n. Tal vez el caso que mejor demostr¨® ese inexplorado poder en las ¨²ltimas legislativas fue el del candidato dem¨®crata por Pensilvania John Fetterman. Su campa?a, durante la que sufri¨® un ictus, fall¨® en muchos aspectos, pero result¨® magistral en el uso de las redes sociales. Tiene casi 242 millones de seguidores en TikTok, y sali¨® elegido para el Senado en una de las disputas m¨¢s re?idas de las elecciones. Su ¨²ltimo post es del 13 de noviembre.
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