Visa pide una estrategia global para los datos
¡°Nuestra reputaci¨®n se basa en el compromiso de ser un espacio seguro¡±, dice Charlotte Hogg, jefa del negocio europeo de la empresa de pagos
Visa es uno de los actores principales en el mundo de los pagos digitales. Una posici¨®n que le obliga a estar siempre alerta ante la posible irrupci¨®n de nueva competencia o riesgos como el fraude. Sobre este segundo aspecto gira la clave de b¨®veda que sostiene su negocio: la confianza de los usuarios. De ah¨ª que Charlotte Hogg, directora general de Visa en Europa, enfatice la importancia de una estrategia mundial contra la estafa en los pagos mientras el Viejo Continente batalla con Meta para restringir el uso de los datos de cli...
Visa es uno de los actores principales en el mundo de los pagos digitales. Una posici¨®n que le obliga a estar siempre alerta ante la posible irrupci¨®n de nueva competencia o riesgos como el fraude. Sobre este segundo aspecto gira la clave de b¨®veda que sostiene su negocio: la confianza de los usuarios. De ah¨ª que Charlotte Hogg, directora general de Visa en Europa, enfatice la importancia de una estrategia mundial contra la estafa en los pagos mientras el Viejo Continente batalla con Meta para restringir el uso de los datos de clientes europeos en otras regiones. ¡°La seguridad de los pagos necesita datos globales¡±, incide.
La guerra contra el fraude centra buena parte de los esfuerzos de Visa, seg¨²n explica la m¨¢xima responsable para Europa en una entrevista con EL PA?S. De hecho, la firma ha invertido 9.000 millones de euros en el ¨²ltimo lustro para mejorar la ciberseguridad. ¡°Y debemos seguir haci¨¦ndolo, porque nuestra reputaci¨®n se basa en este compromiso de ser un espacio seguro¡±, dice Hogg. El reto es may¨²sculo, aunque los resultados son destacables: tienen ¨¦xito en el 99,999% de las transacciones.
Sin embargo, esta disputa se encuentra a veces con trabas por los cambios regulatorios, m¨¢s estrictos habitualmente a este lado del Atl¨¢ntico. En Bruselas est¨¢ vivo el debate del uso de los datos, clave para que Visa pueda combatir mejor la delincuencia. ¡°Si solo tuvi¨¦ramos los datos de un pa¨ªs o incluso de 27 pa¨ªses para poder predecirlo, los ¨ªndices de fraude ser¨ªan m¨¢s altos¡±, explica la directiva, licenciada en Econom¨ªa e Historia por la Universidad de Oxford. Y remata: ¡°No se pueden utilizar solo los ataques en Europa para proteger a Europa. Necesitas los de todo el mundo¡±.
Hogg cuenta con una dilatada experiencia en los servicios financieros y ha pasado por los centros educativos brit¨¢nicos m¨¢s selectos (la ya citada Oxford o Saint Mary¡¯s Ascot). Lleg¨® a Visa en 2017, tras pasar por el Banco de Inglaterra, donde fue directora de operaciones. Tambi¨¦n dirigi¨® la distribuci¨®n minorista del Banco Santander en el Reino Unido, fue directora general de estrategia y planificaci¨®n en Morgan Stanley y consultora de gesti¨®n en McKinsey & Company, entre otros. Tiene tablas y un bagaje que se vislumbra en la autoridad que trasmite.
Un debate clave
Por ello, es capaz de entrar sin titubear en un debate clave para la Uni¨®n: ¡°Ser capaces de utilizar todas nuestras transacciones y decidir en un milisegundo si una operaci¨®n debe suceder o no y cu¨¢l es la tasa de fraude es lo que aportamos. A veces creo que el debate sobre las redes de pago y su papel en Europa pasa por alto este punto¡±. Estas palabras llegan poco despu¨¦s de conocerse la multa hist¨®rica a Meta del regulador de datos irland¨¦s, donde la compa?¨ªa de Mark ?Zuckerberg tiene su sede en Europa: 1.200 millones de euros por la falta de garant¨ªas de seguridad para los ciudadanos europeos en el traslado de sus datos a EE UU. Visa no comercia con los datos de clientes, aunque, si se producen modificaciones regulatorias, puede restringir el margen de maniobra de este tipo de firmas.
La lucha contra el fraude en internet y el uso de los datos no es algo nuevo. El mundo cada vez es m¨¢s digital, al igual que los pagos, y aquellos debates que se retrasaron ya no se pueden alargar m¨¢s. Antes era importante, ahora tambi¨¦n es urgente. Nunca antes se han generado tantos datos como ahora, con la digitalizaci¨®n de la econom¨ªa a un ritmo inusitado desde la pandemia. Y en los pagos, por ejemplo, solo Visa cuenta con m¨¢s de 4.200 millones de tarjetas y procesa 70.000 transacciones por segundo.
¡°Vivimos en un mundo cada vez m¨¢s digital y m¨®vil, aunque hay mucho espacio para crecer todav¨ªa. Antes, la gente pod¨ªa comprar y vender en su ciudad, pero ahora con los pagos digitales pueden llegar mucho m¨¢s lejos¡±, argumenta Hogg, en referencia a la palanca que supone la tecnolog¨ªa para empresas de todos los tama?os. De hecho, la compa?¨ªa hace especial ¨¦nfasis en las pymes, a las que trata de acompa?ar en esta transformaci¨®n.
Como define la propia responsable de Visa para Europa, el cambio ha llegado y estamos inmersos en la era de los pagos invisibles. Esto ha supuesto un cambio de paradigma: antes, el momento clave, ese en el que los usuarios decid¨ªan, era cuando sacaban su cartera. ¡°Sin embargo, ahora lo digital permite tomar muchas de esas decisiones de pago antes de la transacci¨®n¡±. Por ejemplo, al coger un taxi, en muchas ocasiones el abono se realiza de forma autom¨¢tica por una aplicaci¨®n m¨®vil.
Este cambio ha despertado suspicacias en una parte de la sociedad y del sector financiero, especialmente en aquellas empresas que viven del uso del dinero en efectivo. Una guerra por ver qui¨¦n tiene la supremac¨ªa y, sobre todo, para que el avance de lo digital no acabe con el dinero f¨ªsico. Para Hogg, no hay debate: deben coexistir. ¡°Casi todas las formas de pago que se han inventado siguen existiendo, no hay que reducirlo a una sola. No creo que se acabe el dinero en efectivo, ese no es mi objetivo¡±.
Uno de los ataques que se realizan contra Visa y Mastercard es que se han convertido en un gigante mayor que la banca al controlar casi todo el mercado. Visa gan¨® en su primer semestre fiscal 8.436 millones de d¨®lares (casi 7.900 millones de euros), un 11% m¨¢s. Y en capitalizaci¨®n burs¨¢til supera los 450.000 millones de d¨®lares, m¨¢s de 50.000 millones por encima de JPMorgan, por ejemplo. Pese a ello, Hogg considera que esto se debe a un servicio que no para de mejorar. Y, en la comparaci¨®n con el uso del efectivo, abunda en que lo importante es c¨®mo resuelven las necesidades de los usuarios: ¡°Hay que conocer la experiencia que quiere el cliente, porque nadie se levanta por la ma?ana pensando: ¡®Voy a hacer una transferencia o voy a hacer un cheque¡¯. Piensan: ¡®Voy a coger el autob¨²s, pagar un caf¨¦ o comprar unas vacaciones¡±.
Sobre la disputa con el dinero f¨ªsico, parte de los debes que se les ponen a los digitales es la exclusi¨®n financiera que supone. El cash resulta imprescindible para los m¨¢s mayores, que no est¨¢n familiarizados con el uso de la tecnolog¨ªa. Aunque Visa cree que para conseguir la inclusi¨®n es igual de importante darles acceso a los pagos digitales: ¡°El mundo es cada vez m¨¢s digital y la cuesti¨®n es c¨®mo utilizar estos medios para incluir a todo el mundo¡±, zanja la responsable de la firma para Europa.
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