Kamala Harris: una s¨®lida agenda de centroizquierda
La candidata dem¨®crata propone luchar contra la pobreza infantil y un plan contra los precios abusivos de los alimentos
El pasado viernes, la vicepresidenta Kamala Harris pronunci¨® su primer gran discurso sobre pol¨ªtica econ¨®mica como candidata dem¨®crata a la presidencia. L¨®gicamente, fue muy distinto del discurso ¡°econ¨®mico¡± de Donald Trump y de las conferencias de prensa que el expresidente ha celebrado en las dos ¨²ltimas semanas.
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El pasado viernes, la vicepresidenta Kamala Harris pronunci¨® su primer gran discurso sobre pol¨ªtica econ¨®mica como candidata dem¨®crata a la presidencia. L¨®gicamente, fue muy distinto del discurso ¡°econ¨®mico¡± de Donald Trump y de las conferencias de prensa que el expresidente ha celebrado en las dos ¨²ltimas semanas.
Para empezar, Harris s¨ª expuso en l¨ªneas generales sus propuestas econ¨®micas, en lugar de desviarse hacia temas como qui¨¦n atrae las mayores multitudes o c¨®mo los molinos de viento matan a los p¨¢jaros. Por otro lado, no parece que haya dicho nada manifiestamente falso, lo que contrasta fuertemente con Trump, que minti¨® o tergivers¨® los hechos unas dos veces por minuto durante un acto en Mar-a-Lago.
Pero ?qu¨¦ hay de la esencia? Los sospechosos de rigor afirman que Harris se retrat¨® como una persona de extrema izquierda. Incluso algunos analistas econ¨®micos moderados han afirmado muy exaltados que lo que est¨¢ pidiendo b¨¢sicamente es el control de precios, lo cual resulta extra?o, porque no ha dicho nada de eso.
En t¨¦rminos generales, Harris ha defendido una posici¨®n moderadamente de centro, no muy diferente del programa original del presidente Biden, Reconstruir Mejor, que solo ha podido aplicar en parte porque, en un Senado dividido a partes iguales, Joe Manchin ten¨ªa un veto efectivo.
As¨ª que repasemos la esencia, bas¨¢ndonos en la hoja informativa publicada por el equipo de campa?a de Harris, que proporciona m¨¢s detalles que el discurso en s¨ª.
La propuesta m¨¢s importante y, en mi opini¨®n, la mejor, es la restauraci¨®n de la ampliaci¨®n de las desgravaciones fiscales por hijos, que el Gobierno de Biden puso en marcha en 2021, pero que expir¨® a principios de 2022 porque los dem¨®cratas no ten¨ªan una mayor¨ªa suficientemente amplia en el Congreso. Estas deducciones redujeron significativamente la pobreza infantil mientras estuvieron en vigor; Harris las complementar¨ªa con una desgravaci¨®n a¨²n mayor para las familias con hijos en su primer a?o de vida.
Empecemos diciendo que los argumentos a favor de una lucha agresiva contra la pobreza infantil son abrumadores, no solo por motivos morales (en un pa¨ªs rico, ?por qu¨¦ deber¨ªan sufrir privaciones los ni?os que nacen en hogares con ingresos m¨¢s bajos?), sino tambi¨¦n por la econom¨ªa: por t¨¦rmino medio, los estadounidenses que crecen en la pobreza tienen peor salud y menores ingresos en la edad adulta que los que no, lo que convierte la lucha contra la pobreza infantil en una inversi¨®n en el futuro de la naci¨®n.
(Se?alemos tambi¨¦n que se pudo haber ampliado las desgravaciones fiscales por hijos hace solo unas semanas ¨Caunque no tanto como quiere Harris¨C, pero los republicanos del Senado bloquearon el proyecto de ley).
Las propuestas de Harris en materia de vivienda, que combinan incentivos fiscales para los constructores con ayudas para el pago de la entrada a los que compran su primera vivienda, me convencen menos. No es que sean pol¨ªticas malas en s¨ª. Pero el problema m¨¢s general de la asequibilidad de la vivienda en Estados Unidos es el planeamiento urban¨ªstico y las normativas que bloquean la construcci¨®n de nuevas viviendas. Por desgracia, estas barreras a la construcci¨®n existen principalmente en los planos estatal y local y est¨¢n fuera del alcance de cualquier normativa federal pol¨ªticamente plausible.
Por cierto, un aspecto del Proyecto 2025 de la Fundaci¨®n Heritage que ha pasado desapercibido es que, a pesar de despotricar tanto contra la burocracia y la regulaci¨®n medioambiental, su ¡°Mandato para el Liderazgo¡± apuesta por el NIMBYismo [siglas en ingl¨¦s de ¡°no en mi patio trasero¡±]: ¡°Los municipios, y no el Gobierno federal, deben tener la ¨²ltima palabra en lo que respecta a la legislaci¨®n y las normativas urban¨ªsticas, y un Gobierno conservador deber¨ªa oponerse a cualquier intento de debilitar la zonificaci¨®n unifamiliar¡±. Perforar, s¨ª, pero construir viviendas asequibles, no.
Por ¨²ltimo, respecto a los precios: me ha sorprendido la cantidad de analistas cr¨¦dulos, y no solo de derechas, que han afirmado que Harris est¨¢ pidiendo el control de precios, y la presentan como el segundo advenimiento de Richard Nixon, si no en la pr¨®xima Nicol¨¢s Maduro.
En realidad, lo que ha pedido es una ley que proh¨ªba la manipulaci¨®n de los precios en los supermercados. Evidentemente, se trata de un gesto pol¨ªtico populista, una forma de ofrecer algo a los votantes molestos por el elevado coste de los alimentos. Pero que algo sea popular no significa que sea una mala idea.
No disponemos de un plan detallado de Harris contra los precios abusivos, pero es poco probable que sea m¨¢s agresivo que el proyecto de ley que ha presentado este a?o la senadora Elizabeth Warren. Y ese proyecto de ley es sorprendentemente blando, no muy diferente de las leyes contra la manipulaci¨®n de precios que ya est¨¢n vigentes en muchos estados. Por ejemplo, Texas (s¨ª, Texas) proh¨ªbe a muchas empresas ¡°exigir un precio exorbitante o excesivo¡± por cosas como alimentos y combustible durante las cat¨¢strofes.
?Por qu¨¦ tenemos leyes contra la manipulaci¨®n de precios? Principalmente porque los votantes odian que las empresas se aprovechen de la escasez de algo para cobrar precios muy altos, pero tambi¨¦n porque cuando no hay l¨ªmites efectivos de precios, las empresas a veces emprenden acciones para empeorar la escasez: algunos de nosotros todav¨ªa recordamos la crisis energ¨¦tica de California en torno a 2001, cuando los productores de energ¨ªa redujeron el suministro para hacer que subieran los precios de la electricidad.
La cuesti¨®n es que se puede considerar razonable imponer restricciones legales a los precios abusivos sin aceptar la opini¨®n popular, aunque casi con toda seguridad err¨®nea, de que la avaricia empresarial ha sido el principal motor de la inflaci¨®n reciente. Y aquellos que comparan a Harris con Nixon, que impuso controles de precios en 1971, deben tener en cuenta que Nixon tambi¨¦n presion¨® a la Reserva Federal para que estimulara la econom¨ªa antes de las elecciones de 1972, mientras que Harris ha sido clara en cuanto al respeto a la independencia de la Reserva Federal.
?Qu¨¦ hemos aprendido sobre la pol¨ªtica econ¨®mica de Harris? Como cab¨ªa esperar, es moderadamente de centroizquierda. Y para los que se empe?an en considerarla comunista, lo siento, pero no lo es.
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