Cuenta atr¨¢s en ArcelorMittal: una f¨¢brica milmillonaria est¨¢ en el aire
El gigante sider¨²rgico tiene en vilo a la plantilla espa?ola mientras decide si ejecuta una inversi¨®n para descarbonizar su producci¨®n para la que ha recibido 450 millones en ayudas
Los nervios circulaban la semana pasada por las f¨¢bricas de ArcelorMittal en Espa?a. Y no porque se celebrasen elecciones sindicales. La compa?¨ªa con sede en Luxemburgo ha parado la acer¨ªa y el tren de laminaci¨®n de alambr¨®n en Gij¨®n. La planta navarra de Lesaka, ahora operativa, ha sufrido paradas intermitentes a lo largo del a?o. Otras factor¨ªas mantienen su cartera de pedidos, pero la alica¨ªda demanda mundial y la competencia de China vuelven a un primer plano.
Quiz¨¢ lo anterior sea parte del ciclo en el que siempre se ha movido el sector sider¨²rgico, responsable del 7% de las emisiones del planeta. Pero ahora hay m¨¢s razones para que los 8.683 trabajadores del gigante en Espa?a est¨¦n preocupados, cree Andr¨¦s Arranz, secretario general de USO en Arcelor. Sus principales centros est¨¢n en Asturias (Avil¨¦s y Gij¨®n), Sestao, Etxebarri, Legutio y Olaberria-Bergara (Pa¨ªs Vasco), Lesaka, Legasa, Zalain y Berrioplano (Navarra) y Sagunto (Comunidad Valenciana). Los hornos altos de Gij¨®n, los ¨²nicos de Espa?a, producen arrabio (hierro fundido) para las acer¨ªas de Avil¨¦s y Gij¨®n. La primera alimenta los trenes de chapa de Gij¨®n y de bandas en caliente de Avil¨¦s, donde se produce bobina laminada que acaba convertida en acero y hojalata. La Acer¨ªa de Gij¨®n alimenta por su parte a los trenes de carril y alambr¨®n, tambi¨¦n en Gij¨®n.
En sus ¨²ltimas cuentas espa?olas de 2023, la facturaci¨®n conjunta de todos los negocios ascend¨ªa a 3.749 millones de euros con un beneficio de 171 millones. Pero eso ya forma parte del pasado. En el primer semestre de este a?o, las cuentas globales muestran que el beneficio por tonelada cay¨® m¨¢s de un 20%. ¡°ArcelorMittal est¨¢ en una disyuntiva muy complicada¡±, resume Arranz. La mitad de los ingresos del grupo proceden de Europa, un continente hasta ahora repleto de altos hornos. Las exigencias medioambientales de la UE est¨¢n forzando a los fabricantes a reemplazarlos por las llamadas plantas de hierro de reducci¨®n directa (DRI) y hornos de arco el¨¦ctrico (EAF). Porque la fabricaci¨®n de acero en altos hornos es doblemente intensiva en carbono: utiliza carb¨®n de coque para absorber el ox¨ªgeno del mineral de hierro, as¨ª como energ¨ªa contaminante para calentar los hornos. Las nuevas tecnolog¨ªas de producci¨®n, hasta ahora dependientes del gas natural, pueden utilizar hidr¨®geno verde, lo que ser¨ªa una buena noticia para ejecutar enormes recortes de las emisiones, pero el hidr¨®geno parece una promesa lejana para jugarse cientos de millones en nuevas inversiones sin que est¨¦ garantizado su suministro a un precio competitivo. La prueba es que Arcelor tiene adjudicados desde el a?o pasado 450 millones de euros del Gobierno, la mayor¨ªa con fondos europeos, para producir acero con energ¨ªas renovables en Asturias y sigue mareando la perdiz para arrancar el proyecto. Su coste se estima en 1.000 millones.
Jos¨¦ Manuel Castro, de la Secci¨®n Sindical de CC OO en ArcelorMittal, explica que, incluso en el mejor escenario, el futuro para el empleo no es muy prometedor. La planta de DRI proyectada tiene una capacidad de 1,3 millones de toneladas, mientras que de Asturias salen ahora 4,5 millones. Uno de los hornos asturianos terminar¨¢ su vida ¨²til el a?o que viene, lo que recortar¨¢ a la mitad la producci¨®n si no hay sustituto. En cambio, la compa?¨ªa est¨¢ construyendo una megafactor¨ªa con cuatro hornos altos en India, donde los requisitos medioambientales son mucho menores, y de donde saldr¨¢n 40 millones de toneladas de acero en el futuro, diez veces m¨¢s que lo que produce en Espa?a. ¡°Mittal ha perdido cualquier inter¨¦s en la planta, tanto en el proyecto de Asturias, como en la mayor parte de los proyectos en Europa¡±, cree Castro. Estima que en el corto plazo pueden peligrar 2.000 empleos directos. ¡°Hay dos maneras de descarbonizar, a base de inversiones o, como nos tememos en Europa, a base de ir cerrando hornos altos para reducir emisiones a costa del empleo¡±.
Fuentes de ArcelorMittal en Espa?a recuerdan que han iniciado la construcci¨®n de una acer¨ªa el¨¦ctrica en su f¨¢brica de Gij¨®n que estar¨¢ en funcionamiento en 2026 y ser¨¢ la primera gran inversi¨®n del programa de descarbonizaci¨®n, con 213 millones. ¡°Estamos cumpliendo plazos¡±, se?alan. Respecto al DRI, se escudan en que siguen discutiendo con el Gobierno ¡°un escenario de precios de la energ¨ªa para que la inversi¨®n sea viable¡±, y recuerdan el diferencial con otros pa¨ªses, como Francia o Alemania, donde la energ¨ªa puede llegar a ser entre un 30% y un 40% m¨¢s asequible. Tambi¨¦n recuerdan que la planta de Sestao, de producto plano de bajas emisiones, incrementar¨¢ su capacidad de producci¨®n para llegar a 1,6 millones de toneladas en 2026.
Derechos de emisi¨®n
Los plazos apremian: apoyados en el sistema de comercio de emisiones de la UE, los fabricantes reciben alrededor del 75% de sus derechos de emisi¨®n de forma gratuita para competir con otras geograf¨ªas, pero en diez a?os este bonus se ir¨¢ agotando y se reemplazar¨¢ por un arancel al carbono sobre las importaciones contaminantes. Adem¨¢s, Andr¨¦s Barcel¨®, director de Unesid, recuerda que la demanda mundial est¨¢ muy tocada por la ralentizaci¨®n del sector inmobiliario, en especial en China. El pa¨ªs asi¨¢tico, con una producci¨®n subsidiada, ha mantenido su producci¨®n de acero, a la que est¨¢ dando salida a precios de derribo en el resto del planeta. ¡°Eso hace que la siderurgia integral, que supone el 60% de la producci¨®n europea, est¨¦ en muy malas condiciones, ha ca¨ªdo la rentabilidad¡±, explica Barcel¨®.
Esto hace tambi¨¦n que las empresas presionen a los pol¨ªticos de Europa, donde cada vez hay m¨¢s voces que alertan de la necesidad de una soberan¨ªa industrial. ¡°Todo el mundo est¨¢ nervioso y preocupado. La descarbonizaci¨®n supone un cambio radical para sustituir los altos hornos y se necesitan cuantios¨ªsimas inversiones¡±, abunda el director de Unesid. Pero a la vez, alerta de la necesidad de no dar pasos en falso. ¡°Las empresas est¨¢n para ganar dinero, confundir un producto industrial con un producto de I+D es un error¡±, advierte, en relaci¨®n a la fiebre de abrazar una tecnolog¨ªa, el hidr¨®geno verde, que todav¨ªa no es competitiva en precios. Desviar el coraz¨®n industrial a otros lugares no es la soluci¨®n, cree Castro, pero voces como el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) replican que es muy dif¨ªcil creer que en siete a?os AcerlorMittal va a reducir sus emisiones globales un 25%, como prometen. Los sindicatos avisan: Asturias puede enfrentar la mayor reconversi¨®n desde 1992. El reloj de acero ha comenzado la cuenta atr¨¢s.