?C¨®mo debe ser la vuelta a la escuela?
La tarea ser¨¢ ardua, pero el aplauso hay que gan¨¢rselo
?C¨®mo debe ser la vuelta a la escuela? Diversa y flexible: no podr¨¢ ser igual en todos los centros, que son muy distintos, ni habr¨¢ f¨®rmula definitiva, como no lo han sido siquiera los planes de verano.
Par¨¢metros obligados. No compete a las Administraciones decir a cada centro todo lo que hacer, sino qu¨¦ hacer en todos ellos, que ser¨¢...
?C¨®mo debe ser la vuelta a la escuela? Diversa y flexible: no podr¨¢ ser igual en todos los centros, que son muy distintos, ni habr¨¢ f¨®rmula definitiva, como no lo han sido siquiera los planes de verano.
Par¨¢metros obligados. No compete a las Administraciones decir a cada centro todo lo que hacer, sino qu¨¦ hacer en todos ellos, que ser¨¢ solo parte de lo que deba hacer cada uno. Ante todo, fijar par¨¢metros comunes apoyados en datos: protecciones personales, superficie por alumno, m¨¢rgenes para combinar actividad presencial y no presencial, horario de apertura y horario lectivo...
Recursos adicionales. Materiales y personales, pero sabiendo que no estamos para lujos: reformas interiores donde sea preciso y viable; conectividad, dispositivos, plataformas y capacitaci¨®n digital; personal temporal de apoyo, sea o no docente.
Planes espec¨ªficos. Los centros solo son superficialmente iguales; difieren en sus espacios y entornos, las necesidades discentes y las capacidades docentes. Toca a direcciones y ¨®rganos colegiados elaborar y actualizar planes sobre el terreno seg¨²n sus necesidades, recursos y oportunidades, y a las Administraciones ayudar, acompa?ar, difundir y supervisar.
Espacios y tiempos. Todo espacio es susceptible de otros usos: gimnasios, bibliotecas, capillas (sin por ello renunciar al deporte, la lectura o, en su caso, la fe), porches, carpas... pueden transformarse en espacios ordinarios de ense?anza y aprendizaje. Y flexibilizar tiempos permite desconcentrar (eliminar horas punta) y multiplicar espacios (turnos). Hay l¨ªmites legales para la jornada laboral docente, pero no para su redistribuci¨®n interna.
Actividad trimodal. Presencial en la escuela y en l¨ªnea en casa, como sabemos, pero tambi¨¦n en l¨ªnea dentro de la escuela. Ese tercer modo es factible en espacios m¨¢s amplios desconcentrados y con ratios superiores: alumnos aprendiendo individualmente o en equipo y educadores supervisando la seguridad y apoyando el aprendizaje. Ampl¨ªa el tiempo de cuidado, refuerza la sociabilidad y facilita la transici¨®n de y al medio digital.
Personalizaci¨®n. Seg¨²n su edad, madurez y entorno material y cultural, hay alumnos que necesitan poca escuela y otros para los que toda escuela es poca, para quienes aumenta el riesgo o lo reduce, a un lado y otro de las desigualdades digitales de acceso y uso. Las dosis individuales de presencialidad no precisan ser homog¨¦neas ni constantes, y siendo menores para unos podr¨¢n ser mayores para otros, pues las escuelas tienen l¨ªmites. Seguramente eso quieren sus familias.
Siglos de historia han comprimido la escolarizaci¨®n al aula-huevera, decenios de corporativismo han reducido la jornada escolar de la mayor¨ªa a la ma?ana, lustros de dejaci¨®n han configurado una profesi¨®n con poco m¨²sculo colectivo. Las comparaciones son odiosas, y m¨¢s la que nos ofrecen hoy sanidad y educaci¨®n, los dos grandes servicios del Estado social. La tarea ser¨¢ ardua, pero el aplauso hay que gan¨¢rselo.
Mariano Fern¨¢ndez Enguita es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid y director del Instituto Nacional de Administraci¨®n P¨²blica.
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