El curso universitario arranca con ¡°aulas espejo¡± para guardar la distancia en la P¨²blica de Navarra
Los 8.000 alumnos de grado acudir¨¢n siempre al campus, aunque parte seguir¨¢ la clase telem¨¢ticamente desde una sala contigua
La Universidad P¨²blica de Navarra (UPNA) arranca este mi¨¦rcoles las clases ¨Del primer campus p¨²blico en hacerlo de toda Espa?a¡ª, y lo hace con un modelo propio que previsiblemente va a ser la envidia de muchos rectorados. Su plan est¨¢ al alcance de muy pocos, aunque lo intenten. Sus 8.000 estudiantes de grado ¡ªno hay una decisi¨®n tomada en el caso de los m¨¢steres¨D van a recibir una formaci¨®n 100% presencial cumpliendo el protocolo sanitario, una opci¨®n que aplauden los estudiantes y que deja algo m¨¢s fr¨ªos a parte del profesorado y el PAS (administraci¨®n y servicios) acomodados a sus rutinas h...
La Universidad P¨²blica de Navarra (UPNA) arranca este mi¨¦rcoles las clases ¨Del primer campus p¨²blico en hacerlo de toda Espa?a¡ª, y lo hace con un modelo propio que previsiblemente va a ser la envidia de muchos rectorados. Su plan est¨¢ al alcance de muy pocos, aunque lo intenten. Sus 8.000 estudiantes de grado ¡ªno hay una decisi¨®n tomada en el caso de los m¨¢steres¨D van a recibir una formaci¨®n 100% presencial cumpliendo el protocolo sanitario, una opci¨®n que aplauden los estudiantes y que deja algo m¨¢s fr¨ªos a parte del profesorado y el PAS (administraci¨®n y servicios) acomodados a sus rutinas hogare?as de los ¨²ltimos meses. La universidad, liderada por un rector ingeniero, Ram¨®n Gonzalo, ha creado algoritmos inteligentes para aprovechar al m¨¢ximo el espacio, cruzando datos de las capacidades de las aulas y las matr¨ªculas.
La UPNA se aleja del plan concebido por el Ministerio de Universidades y la Conferencia de Rectores (CRUE) en julio ¨Dun ¡°sistema bimodal¡±, en el que parte de la docencia te¨®rica se sigue desde casa¨D, porque tiene unos mimbres muy singulares que se lo permiten. Principalmente porque es una universidad muy peque?a ¨Dla cuarta p¨²blica con menos alumnos, tras la Polit¨¦cnica de Cartagena, Burgos y La Rioja¨D, con grupos deliberadamente peque?os y f¨¢cil de organizar. Frente a sus 8.000 estudiantes de grado (la carrera), las universidades Complutense, de Barcelona, Valencia o Sevilla matriculan a 50.000, lo que las convierte en inmanejables en tiempos de pandemia.
Adem¨¢s, facilita la docencia presencial el campus que proyect¨® el aclamado arquitecto Francisco Javier S¨¢enz de Oiza en 1987 en Pamplona. Los distintos edificios est¨¢n organizados de forma que simulan ser un cuerpo humano. La cabeza pensante es el rectorado, el cuerpo es una majestuosa biblioteca y en las extremidades se encuentran los despachos de los profesores, las salas de pr¨¢cticas y, lo que es vital en esta ocasi¨®n, el aulario. Las 140 aulas del campus est¨¢n concentradas en el mismo espacio y eso posibilita aplicar su modelo. La UPNA, con un metro en la mano, ha calculado que en sus aulas entran el 94% de sus estudiantes respetando el metro y medio de separaci¨®n y para el 6% restante, que se turnar¨¢n por orden alfab¨¦tico, se ha habilitado lo que llaman ¡°aulas espejo¡±, 45 en total. Un espacio, preferiblemente contiguo a la sala del profesor, desde el que se puede seguir la clase por videoconferencia y hacer preguntas. Es muy optimista pensar que el 100% de los alumnos van a asistir cada d¨ªa, pero la UPNA juega con esos n¨²meros porque no puede permitirse que alg¨²n alumno se quede sin docencia.
A las diez de la ma?ana, los alumnos de tercero del grado en Tecnolog¨ªas Industriales est¨¢n en clase cuando accede la prensa. Est¨¢n separados alfab¨¦ticamente en la sala 207. Del apellido Alem¨¢n a Otxoa est¨¢n en el aula h¨ªbrida, que tiene un aforo de 39 personas, y reciben clase como cualquier otro a?o, eso s¨ª con mascarilla y separados por metro y medio. Un punto azul les indica d¨®nde se pueden sentar, quedan libres dos sillas entre medias. Los alumnos de la ¨²ltima fila casi tocan la pared de lo aprovechado que est¨¢ el espacio. En la sala anexa, la 208, su aula espejo, es otro mundo. Cada alumno sigue la misma asignatura, Tecnolog¨ªa el¨¦ctrica, mirando la pantalla de su ordenador ¨Dla universidad facilit¨® equipos a los alumnos sin recursos al final del curso pasado¨D y con cascos. El silencio es sepulcral. El profesor explica c¨®mo va a ser la asignatura. En una semana rotar¨¢n y ser¨¢n los ¨²ltimos apellidos los que ocupen el aula h¨ªbrida. Han venido todos a clase ¡ªsorprende la cantidad de mujeres para ser una ingenier¨ªa¡ª, pero presumiblemente en unas semanas quedar¨¢n sitios libres en la clase presencial. Entonces el profesor avisar¨¢ de los huecos que haya y alg¨²n estudiante del aula espejo se podr¨¢ pasar.
Las ventanas se mantienen abiertas durante la clase ¨Dcomo exige el protocolo acordado por Universidades y los rectores¨D y el aula se ventila cada 50 minutos por un per¨ªodo de 10-15 minutos. A diferencia de la Universidad de Navarra (privada y religiosa), que empieza tambi¨¦n las clases, la UNPA no har¨¢ pruebas PCR a todos sus alumnos. Calculan que les costar¨ªa m¨¢s de un mill¨®n de euros para empezar.
¡°Salud p¨²blica nos ha dicho que un contacto estrecho es estar m¨¢s de 15 minutos sin mascarilla ni distancia de seguridad con un positivo. Por eso nuestros alumnos, que van a llevar siempre mascarilla, no van a ser considerados contacto estrecho y no ser¨¢n aislados¡±, cuenta Inma Farr¨¢n, vicerrectora de Ense?anza. A su lado, la vicerrectora de Desarrollo Digital, Edurne Barrenechea, asiente. Llevan desde mayo preparando el sistema. Han hecho una asignaci¨®n inteligente de las aulas con una idea clara: las m¨¢s grandes se destinar¨ªan a los alumnos de primer curso. No hay aulas espejo en su caso. ¡°Ten¨ªamos claro que era muy importante que los de primero tuviesen un contacto directo con el profesor¡±, ahonda Barrenechea.
¡°?Qu¨¦ es eso de aula espejo?¡±, se sorprenden Ainhoa Merch¨¢n, Raquel Maeztu y Maialen Migu¨¦lez. Se acaban de conocer, es su primer d¨ªa en el campus. Van a estudiar Relaciones laborales y recursos humanos. Como ellas recibir¨¢n toda la docencia presencial, nadie les ha hablado de este nuevo sistema. Est¨¢n felices. Los meses de confinamiento como bachilleres han sido dur¨ªsimos, y luego tuvieron que preparar selectividad. ¡°No me enteraba de nada, me agobiaba con tanto examen¡±, recuerda Raquel.
Convivencia en el campus
En la cafeter¨ªa, tres alumnas de tercero de ADE, Paula Miranda, Carla Hugarte y Leyre Larraya, cuentan la misma pesadilla, en su caso en la UPNA. ¡°Ten¨ªamos ex¨¢menes todas las semanas y profesores que solo sub¨ªan material¡±. Saben que recibir¨¢n clase en aulas espejo, pero a¨²n no saben de qu¨¦ asignaturas. La soluci¨®n les convence, porque piensan que la universidad es algo m¨¢s que la docencia. Se aprende de la convivencia en el campus y eso se les ha negado desde mayo. Este verano se vieron un d¨ªa y cruzan los dedos para no volver a ser confinadas.
El comedor no se ha abierto a¨²n y en la cafeter¨ªa se han dispuesto muchas mesas de pl¨¢stico fuera al haber reducido la capacidad. Se?ales en el suelo ayudan a mantener las distancias mientras se pide, pero sirve de poco porque al segundo los j¨®venes se api?an en una mesa. Es la gran preocupaci¨®n del rector.
En la majestuosa biblioteca de hormig¨®n, concebida por Sainz de Oteiza como una catedral del conocimiento ¨Dtiene hasta una vidriera tan grande como sus tres pisos¨D, el aforo de 700 plazas en la sala de los estudiantes se ha limitado a poco m¨¢s de 400, cuenta Mar¨ªa Jos¨¦ Quintana, responsable de adquisiciones. Al entrar el alumno, tras echarse gel, coge un cart¨®n rojo como el de los hoteles de no molestar. Cuando se vaya, tendr¨¢ que dejarlo sobre su trozo de mesa, para que se limpie de forma exhaustiva. Durante el confinamiento, la biblioteca prest¨® sus libros digitales y luego incluyeron tambi¨¦n los de papel con una cuarentena de 14 d¨ªas. Ahora se prestan con normalidad. Lo que ha cambiado es el aforo de las peque?as salas de reuni¨®n que crearon para que los alumnos trabajasen en grupo como pide el plan Bolonia, de seis a dos estudiantes.
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