La guerra llega a clase de primaria: ¡°Si tiran una bomba en Ucrania, ?puede llegar a Espa?a?¡±
Los docentes lidian en las aulas con las preguntas de los ni?os sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania
Nada m¨¢s pasar la verja de hierro de la entrada al colegio Puerta de la Sierra de Venturada, un pueblo de unos 2.300 habitantes del norte de Madrid, aparece un mural hecho por alumnos de segundo de primaria, o lo que es lo mismo, por ni?os de siete a?os. Est¨¢ lleno de mensajes de paz, un tanque que escupe una flor, una bomba bajo la se?al de prohibido y un gato bicolor, azul y amarillo, como la bandera de Ucrania. La guerra ha llegado a e...
Nada m¨¢s pasar la verja de hierro de la entrada al colegio Puerta de la Sierra de Venturada, un pueblo de unos 2.300 habitantes del norte de Madrid, aparece un mural hecho por alumnos de segundo de primaria, o lo que es lo mismo, por ni?os de siete a?os. Est¨¢ lleno de mensajes de paz, un tanque que escupe una flor, una bomba bajo la se?al de prohibido y un gato bicolor, azul y amarillo, como la bandera de Ucrania. La guerra ha llegado a este peque?o centro p¨²blico de 272 estudiantes, aunque de una manera algo edulcorada, que es lo que toca. Responder a los interrogantes de los ni?os se ha convertido en un reto para profesores y directores de los centros porque hay muchas preguntas, pero no siempre conviene profundizar en las respuestas. ¡°Hay que dejar que sean ni?os¡±, insiste Ar¨¢nzazu Gonz¨¢lez, la directora de la escuela. ¡°Efectivamente¡±, comparte Gema Castellano, psic¨®loga que trabaj¨® con ni?os, adolescentes y madres despu¨¦s del terremoto de Hait¨ª de 2010, en el que murieron 200.000 personas, y en un centro de atenci¨®n integrada de la familia. ¡°No hay que adultificar a los menores, ni exponerles en exceso a los medios de comunicaci¨®n¡±.
¡°Si tiran una bomba en Ucrania, ?puede llegar a Espa?a?¡±, pregunt¨® una cr¨ªa nada m¨¢s llegar a clase cuando Rusia empez¨® a bombardear suelo ucranio. ¡°?C¨®mo van los ni?os al cole?¡±, a?adi¨® otro. ¡°?C¨®mo salen a la calle a jugar?¡±. ¡°?Por qu¨¦ no hablan para solucionar el problema?¡±. ¡°?Putin llegar¨¢ a Espa?a?¡±. ¡°?No hay un jefe que les obligue a hacer la paz?¡±. Y as¨ª, hasta el infinito. Aunque hay diferencias: algunos se mostraban ajenos a la guerra que aparece en las noticias y otros necesitaban preguntar para comprender qu¨¦ estaba pasando. ¡°Depende de la informaci¨®n que reciban en casa¡±, explica la directora.
En este colegio decidieron enfocar el conflicto, ¡°m¨¢s que en la guerra, en la importancia de la paz¡±. ¡°Tenemos que rebajar el nivel de miedo, de ansiedad y de violencia¡±, insiste Gonz¨¢lez, ¡°teniendo en cuenta que son menores que han vivido una pandemia mundial, un confinamiento y todo lo que eso ha tra¨ªdo a sus vidas¡±. Patricia Rubio, la jefa de estudios de infantil y primaria, se une a la conversaci¨®n en el despacho de la direcci¨®n de este centro familiar que, adem¨¢s, ha decidido destinar un peque?o cuartito con acceso al patio para que una psic¨®loga atienda a los menores cuando les apetezca: ¡°Es que hablamos de ni?os peque?os, que su vida es hacer deberes, jugar, ver la tele e irse a la cama. Su vida es el ¡®aqu¨ª y el ahora¡¯ y as¨ª tiene que ser¡±.
No hubo mucho debate. Profesores y directora ten¨ªan claro lo que no quer¨ªan. Y se pusieron a buscar lo que s¨ª. Ra¨²l Alonso, maestro de primaria, encontr¨® en Instagram diferentes cuentas donde los docentes empezaron a compartir informaci¨®n. De ah¨ª sac¨® el mural para que los ni?os se inspiraran en la paz. Y dedicaron dos jornadas a responder preguntas de todo tipo. ¡°Tambi¨¦n les explicamos con el mapa d¨®nde est¨¢n Rusia y Ucrania, y claro, me dec¨ªan: ¡®?Pero si Ucrania es mucho m¨¢s peque?o! ?C¨®mo se van a pelear con los grandes?¡±, sonr¨ªe Alonso. Pero sobre todo, dice, a los menores les costaba entender c¨®mo eso que tanto les repiten a ellos, lo de resolver conflictos con el di¨¢logo, no son capaces de hacerlo los adultos. ¡°Y muchas veces no sabes qu¨¦ responder¡±.
La psic¨®loga Castellano insiste en que la manera de entrar en ese terreno debe ser ¡°con un lenguaje adaptado a su edad, poni¨¦ndoles ejemplos relacionados con su contexto y con su d¨ªa a d¨ªa¡±. Eso no quiere decir que los peque?os no puedan estar al corriente de lo que ocurre a su alrededor, pero nunca, dice la especialista, ¡°hay que cargar a los menores con responsabilidades que no les corresponden, como por ejemplo, con el bienestar de los ni?os refugiados¡±.
¡°?Pero qu¨¦ es un refugiado?¡±, empezaron a preguntar los ni?os del colegio Antonio Allu¨¦ Morer, de Valladolid, que trabaja a trav¨¦s de proyectos. As¨ª que cuando terminaron el que ten¨ªan entre manos en ese momento, sobre el Guernica, profundizaron en eso. ¡°Es una manera de que entiendan que hay ni?os que un d¨ªa est¨¢n en su cole y al siguiente tienen que salir del pa¨ªs¡±, cuenta Rub¨¦n Garc¨ªa, profesor de primaria.
El colegio Felipe II, en el barrio madrile?o de Tetu¨¢n, ha tratado ese mismo tema en primera persona. El jueves pasado abri¨® sus puertas a Marta, de ocho a?os, la primera ni?a que llegaba de esta guerra que se matriculaba all¨ª. Juan Miguel Antoranz, el director, explica que ellos hab¨ªan encarado el conflicto ahondando en lo que significa ¡°la tolerancia y el respeto de las personas¡±. Por eso Anastassia, una alumna de 11 a?os con sangre rusa, ucrania, moldava y polaca, quiso salir en un v¨ªdeo que publicaron en sus redes sociales en el que mandaba un mensaje claro: ¡°No quiero que maten gente porque s¨ª, quiero que vivamos en amistad¡±.
Anastassia recibi¨® a Marta, que llegaba de la mano de una madre muy asustada a un centro que no conoc¨ªa, con un idioma extra?o y dejando atr¨¢s toda su vida. Antoranz hab¨ªa elaborado una serie de pictogramas con frases b¨¢sicas en castellano y ucranio para que ella pudiera decir los primeros d¨ªas cosas como ¡°quiero ir al ba?o¡±, ¡°no me encuentro bien¡± o ¡°tengo hambre¡±. Madrid cuenta con el Servicio de Apoyo Itinerante al Alumnado Inmigrante (SAI), que presta asesoramiento y apoyo a los centros educativos que cuentan con alumnado extranjero, pero no le sirvi¨® de mucha ayuda al director, por lo que tuvo que improvisar. Las dos ni?as se encontraron, hablaron y la madre se fue de all¨ª ¡°algo tocada¡±. ¡°Yo no sab¨ªa qu¨¦ estaba diciendo Anastassia, porque hablaba en ucranio, pero cuando termin¨® la madre se abraz¨® a ella y fue realmente emocionante¡±, explica Antoranz. ¡°Al d¨ªa siguiente, me cont¨® que les hab¨ªa dicho que lo sent¨ªa mucho y que solo quer¨ªa paz¡±.
Marta se integr¨® bien. Sus compa?eros la aceptaron con normalidad, lo ¨²nico que les decepcion¨® de ella fue que se llamara Marta, como su profesora de Matem¨¢ticas, pero la acogieron con la tranquilidad que necesitan los ni?os y ¡°al d¨ªa siguiente corr¨ªa en el patio de la mano de sus nuevos compa?eros¡±.
¡°Eso est¨¢ muy bien¡±, dice Castellano, la psic¨®loga, ¡°pero hay que recordar que la responsabilidad de que esa ni?a est¨¦ bien no es de sus compa?eros. Se pueden hacer trabajos cooperativos y juegos de integraci¨®n. Pero los ni?os son ni?os. Y tienen que seguir si¨¦ndolo¡±.
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