?Ciudadan¨ªa sin Historia?; La nueva EBAU
Tenemos la firme opini¨®n contraria a que, para recuperar la Filosof¨ªa, se la presente como alternativa a la Historia de Espa?a
?Qu¨¦ deber¨ªan elegir en la nueva EBAU los estudiantes de segundo de Bachillerato, con derecho a voto, y con capacidad leg¨ªtima para ser ciudadanos activos?: a) saber por qu¨¦ Locke es fundamental para el concepto de democracia contempor¨¢nea, b) porqu¨¦ las constituciones espa?olas han sido ef¨ªmeras e inestables hasta 1978?
La alternativa, para cualquier ciudadano interesado en desentra?ar de d¨®nde venimos es que ambos as...
?Qu¨¦ deber¨ªan elegir en la nueva EBAU los estudiantes de segundo de Bachillerato, con derecho a voto, y con capacidad leg¨ªtima para ser ciudadanos activos?: a) saber por qu¨¦ Locke es fundamental para el concepto de democracia contempor¨¢nea, b) porqu¨¦ las constituciones espa?olas han sido ef¨ªmeras e inestables hasta 1978?
La alternativa, para cualquier ciudadano interesado en desentra?ar de d¨®nde venimos es que ambos asuntos deber¨ªan conocerse. Sin embargo, las autoridades ministeriales han propuesto que los estudiantes elijan entre Historia de Espa?a o la de la Filosof¨ªa.
La Federaci¨®n Espa?ola de Asociaciones Cient¨ªficas de Historia (FEACH) ha aceptado de buen grado y con un claro esp¨ªritu de cooperaci¨®n formar parte de una comisi¨®n t¨¦cnica en la implantaci¨®n de la nueva EBAU. Escogimos nuestros representantes ¨DFrancisco Acosta, Jes¨²s Molero y M? del Carmen Saavedra¨D entre historiadores con amplia experiencia en los sistemas de acceso y estamos dispuestos a trabajar con los expertos del ministerio. Al mismo tiempo, hemos presentado como alegaciones al proyecto del real decreto regulador nuestra firme opini¨®n contraria a que, para recuperar la Filosof¨ªa, se la presente como alternativa a la Historia de Espa?a. Nos tememos, sin embargo, que en lo sustancial las decisiones est¨¦n ya tomadas. Los argumentos del ministerio son de tipo pedag¨®gico, o eso queremos creer, pero existen tambi¨¦n motivaciones de fondo soslayadas.
La prueba establece al menos cuatro ejercicios obligatorios, entre los que figuran ¡°Historia de Espa?a¡± o ¡°Historia de la Filosof¨ªa¡±, a elecci¨®n del alumnado. Esto altera el modelo actual, en el que la Historia de Espa?a es obligatoria para todos los estudiantes. Pero, sobre todo, anula el apartado 1? del mismo proyecto, el cual indica que la prueba versar¨¢ sobre las materias comunes y la materia espec¨ªfica obligatoria de las modalidades de segundo de Bachillerato, sin establecer distinciones ni categor¨ªas entre ellas. Tambi¨¦n es contradictorio con los objetivos del nuevo curr¨ªculo del Bachillerato, en particular los destinados a facilitar la incorporaci¨®n de ciudadanos a la vida activa. Resulta llamativo que, tras haber incluido en el curr¨ªculo de Historia de Espa?a contenidos nuevos, agrupados bajo el ep¨ªgrafe de ¡°Compromiso c¨ªvico¡±, destinados a reafirmar la formaci¨®n integral del alumnado, en la prueba de acceso a la Universidad se deval¨²e el peso de esa misma materia.
De otro lado, la alternativa entre Historia de Espa?a e Historia de la Filosof¨ªa supone retomar un modelo de examen ya superado por las experiencias pasadas que demostraron que la competencia entre materias fue perniciosa, al forzarlas a ajustar los ejercicios a la baja, para favorecer su elecci¨®n por parte del alumnado. Obligarles a elegir traslada a los estudiantes la impresi¨®n de que son materias equivalentes. Esta visi¨®n resulta acient¨ªfica e incomprensible. La Historia es una ciencia social con m¨¦todos de trabajo espec¨ªficos, que no son intercambiables con los de Historia de la Filosof¨ªa. En realidad, esto es intentar acomodar ambas disciplinas a un modelo de prueba basada en preguntas y textos que resulta reduccionista y revela un profundo desconocimiento de las aulas. En las clases de Historia necesitamos indicadores de muy diverso tipo (tablas de datos, gr¨¢ficas, mapas, im¨¢genes), cada uno de ellos con su correspondiente metodolog¨ªa. Si lo que se pretende es adaptar el sistema educativo a los retos y desaf¨ªos del siglo XXI, con un modelo de formaci¨®n centrado en el desarrollo de las competencias del estudiantado, la prueba de Historia ofrece una extraordinaria versatilidad, que no deber¨ªa obviarse si realmente se aspira a ese modelo de aprendizaje.
No tenemos una posici¨®n gremial y nuestra defensa incluye mantener la Historia de la Filosof¨ªa, pero queremos dejar constancia de las graves consecuencias del progresivo deterioro en las ense?anzas medias de las materias de Historia. Las estructuras econ¨®micas, la desigualdad social o los fundamentos pol¨ªticos que legitiman a las sociedades solo pueden comprenderse gracias al an¨¢lisis racional del pasado. Sin la conciencia de su gestaci¨®n y desarrollo condenar¨ªamos a los estudiantes a la perplejidad m¨¢s absoluta ante un presente en el que deben ser actores informados. No debe extra?ar que cada vez sea m¨¢s frecuente el recurso acr¨ªtico e ideologizado a hechos hist¨®ricos, o relegarlos a la ambientaci¨®n de obras de ficci¨®n. Todas las sociedades realmente existentes han necesitado y necesitan integrar su pasado en la comprensi¨®n de s¨ª mismas. Cuando se omite el an¨¢lisis hist¨®rico, se recurrir¨¢ a medios mucho m¨¢s perniciosos para cubrir la laguna. En un mundo donde el conocimiento se parcela, se fragmenta y se dispersa cada vez m¨¢s, la principal funci¨®n de las Humanidades, sobre todo de la Historia, es mantener la comprensi¨®n global de nuestras sociedades. Se habla mucho de Inteligencia Artificial y de otras transformaciones profundas en nuestro mundo. Pero nuestra funci¨®n es educar individuos inteligentes, que puedan decidir hac¨ªa donde caminar, personal y colectivamente, y esto ser¨¢ imposible si los convertimos en sujetos mermados por su incapacidad de ir m¨¢s all¨¢ de las habilidades parciales a las que parece estar encaminado el sistema educativo.
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