Carlos Javier Gonz¨¢lez Serrano: ¡°A los cinco a?os, los ni?os ya se hacen preguntas netamente filos¨®ficas¡±
El profesor de Filosof¨ªa ha publicado un libro de cuentos para sembrar en los chavales reflexiones sobre las nuevas tecnolog¨ªas, la introspecci¨®n y el asombro
Aunque un ni?o de seis a?os dif¨ªcilmente digiera las 500 p¨¢ginas de Teor¨ªa de la justicia de John Rawls o conceptos como la belleza, la justicia o la verdad, Carlos Javier Gonz¨¢lez Serrano (Madrid, 37 a?os) defiende que la filosof¨ªa y las humanidades tienen mucho que aportar al desarrollo personal desde la infancia. 20 a?os despu¨¦s de iniciarse con la asignatura de ?tica en el colegio San Gabriel, volvi¨® a est...
Aunque un ni?o de seis a?os dif¨ªcilmente digiera las 500 p¨¢ginas de Teor¨ªa de la justicia de John Rawls o conceptos como la belleza, la justicia o la verdad, Carlos Javier Gonz¨¢lez Serrano (Madrid, 37 a?os) defiende que la filosof¨ªa y las humanidades tienen mucho que aportar al desarrollo personal desde la infancia. 20 a?os despu¨¦s de iniciarse con la asignatura de ?tica en el colegio San Gabriel, volvi¨® a este centro del barrio madrile?o de Carabanchel como profesor de Filosof¨ªa y Psicolog¨ªa en bachillerato. Compagina la docencia con sus publicaciones sobre humanidades entre la academia y la divulgaci¨®n; colabora con la Sociedad Espa?ola de Estudios sobre Schopenhauer y en revistas como National Geographic o programas de Radio Nacional. En El mundo seg¨²n Lea, su primer libro, compila varios cuentos donde se vale de S¨®crates a Hannah Arendt para invitar a los m¨¢s peque?os a preguntarse sobre la felicidad, el paso del tiempo, la relaci¨®n con la naturaleza o la identidad personal.
Pregunta. ?C¨®mo se inculcan reflexiones tan existenciales a personas tan j¨®venes?
Respuesta. Con cuatro o cinco a?os los ni?os ya se est¨¢n preguntando cuestiones netamente filos¨®ficas. No les podemos explicar la teor¨ªa de la justicia de Hannah Arendt, pero s¨ª podemos hablar de ciertos rudimentos para pensar sobre el concepto de autoridad, por ejemplo. Ellos ya empiezan a pensar sobre por qu¨¦ tienen que hacer caso a sus padres, a su maestro o a la sociedad, y empiezan las rebeld¨ªas. Los ni?os tambi¨¦n piensan.
P. ?Qu¨¦ lecciones aporta la infancia?
R. Hay que recuperar las actitudes que tenemos de peque?os, como la curiosidad y el asombro. Algunos padres y madres me han dicho que se sientan con el libro despu¨¦s de le¨¦rselo a sus hijos. Hacen algo tan simple como ponerse a vagar por su pensamiento, a transitar de una manera indeterminada, sin querer llegar a ning¨²n punto fijo; hoy todo est¨¢ determinado a llegar a una meta. Como adultos nos damos cuenta de que compartimos esa inquietud con ellos, pero decidimos perderla porque el mundo se nos hace absolutamente cotidiano.
P. Usted advierte de que los ni?os tambi¨¦n tienen problemas para estimular su curiosidad.
R. Van de pantalla en pantalla y pierden su atenci¨®n. Saben que en cualquier momento que est¨¦n aburridos pueden acudir a esos est¨ªmulos constantes, est¨¢n rodeados de ruido. Antes la tecnolog¨ªa se daba como algo excepcional. Cuando me compr¨¦ mi primer m¨®vil daba para mandar SMS y poco m¨¢s, adem¨¢s se acababa el saldo: ahora no hay ning¨²n l¨ªmite. Nuestros chavales cada vez tienen menos control del impulso porque est¨¢n sujetos constantemente a esa hiperestimulaci¨®n que se puede satisfacer al instante. Ahora lo que tenemos que hacer es volver a revolucionar la mirada, volver a asombrar esa mirada.
Los ni?os necesitan l¨ªmites con los que poder chocar, pero tambi¨¦n necesitan expresarse¡±
P. ?A qu¨¦ otros obst¨¢culos se enfrentan para comenzar a formar su pensamiento?
R. Cuando le expliqu¨¦ a una ni?a de infantil en el pasillo que la filosof¨ªa consist¨ªa en hacernos preguntas, me respondi¨®: ¡°Yo no paro de preguntarme cosas y siempre me mandan callar¡±. Estamos muy acostumbrados a darle respuestas del tipo ¡°esto es as¨ª porque yo lo digo¡±. Los ni?os necesitan l¨ªmites con los que poder chocar, pero tambi¨¦n necesitan expresarse; tener un espacio que muchas veces en las casas o en los colegios no se les da por el ritmo fren¨¦tico que llevamos. Si se les niega la voz, se niega la capacidad para dialogar, y eso en filosof¨ªa es fundamental.
P. ?Qu¨¦ consecuencias tiene que se les prive de ese espacio?
R. Las preocupaciones de los ni?os son el reflejo de las preocupaciones de los adultos. El psic¨®logo Marino P¨¦rez habla de este problema: no les estamos dando voz y lo ¨²nico que estamos haciendo es darles todas nuestras exigencias de hiperproductividad, hiperrentabilidad e hiperrapidez. Tienes que hacer 4.000 actividades que a lo mejor como ni?o no te corresponden porque estamos introduciendo esquemas y expectativas de la vida adulta.
P. ?C¨®mo ve reflejada estas din¨¢micas en el d¨ªa a d¨ªa con sus alumnos?
R. Hay much¨ªsimos trastornos y afecciones psicol¨®gicas a los que ahora se les est¨¢ poniendo nombre, como el del ¡°cazador de luz¡±. Se duerme con el m¨®vil boca arriba al lado de la cama, de manera que si se ilumina, sabe que tiene una notificaci¨®n y tiene que responder al momento. Luego la hipercompetitividad transmite que el otro es m¨¢s que yo si tiene m¨¢s repercusi¨®n en redes, si me deja el mensaje en visto¡ Todo esto tiene que ver con la dependencia constante y enfermiza de lo que pasa en el afuera.
Se est¨¢ diagnosticando tanto que estamos normalizando cualquier tipo de sintomatolog¨ªa que parece responder a un trastorno emocional
P. ?Qu¨¦ herramientas puede aportar aqu¨ª la filosof¨ªa?
R. Todo esto empieza a contrarrestarse cuando les ponemos armas intelectuales para que se pregunten simplemente ¡°qu¨¦ estoy haciendo¡± y vayan a las ra¨ªces de qui¨¦nes somos. Lo primero que hago con mis alumnos a principios de curso es darles un folio con la pregunta ¡°?qui¨¦n soy yo?¡±. Algunos me escriben tres folios; otros, tres l¨ªneas. La experiencia me dice que estos chavales, de entre 15 y 17 a?os, nunca han hecho ese ejercicio. Es muy importante desarrollar ese narcisismo socr¨¢tico, es decir, centrarnos en aquello que somos con independencia del mundo. Las nuevas generaciones no act¨²an por lo que ellos mismos piensan, sino por la validaci¨®n externa que recogen. Hay que invitarles a ver dentro de s¨ª mismos y a no estar constantemente compar¨¢ndose con el mundo.
P. ?Y respecto a los retos de la salud mental?
R. No pueden hablar con cualquier persona sobre sus malestares, tienen que recurrir a alguien con formaci¨®n. Los psic¨®logos son m¨¢s necesarios que nunca. Ahora bien, se est¨¢ diagnosticando tanto que estamos normalizando cualquier tipo de sintomatolog¨ªa que parece responder a un trastorno emocional. Si mi amiga o mi amigo tiene un trastorno de la conducta alimentaria, yo me voy a preguntar por qu¨¦ no tengo ning¨²n trastorno, voy a ir a mirar foros y voy a empezar tambi¨¦n a autodiagnosticarme. Los adolescentes funcionan por grupo y por imitaci¨®n, ya no te digo los ni?os. Nos tenemos que plantear, por eso son tan importantes la filosof¨ªa y las humanidades, una visi¨®n cr¨ªtica sobre por qu¨¦ estamos haciendo esto. Si nos acostumbramos a que todos estemos mal, ya nadie va a saber que est¨¢ bien y por qu¨¦ debemos estar bien. Si todos estamos enfermos y cansados, si no encontramos satisfacci¨®n en nada, al final no vamos a saber qu¨¦ queremos, qu¨¦ est¨¢ bien, qu¨¦ est¨¢ mal y lo que es mucho peor, todos vamos a estar absolutamente psicologizados.
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