La quimera del oro universitario
La autonom¨ªa universitaria podr¨ªa observarse en peque?as decisiones como el gasto no fijo en ediciones de libros, en obras fara¨®nicas o en ¨¢gapes.
?Por qu¨¦ el profesorado universitario que ha sido usado en los ¨²ltimos 10 a?os para sacar de la crisis a las universidades p¨²blicas, ya no es bueno si es para optar a plazas estables en las mismas universidades? Esto es, ?por qu¨¦ las universidades que aprovecharon (?fraudulentamente?) la figura del profesorado asociado para impartir la docencia a la que no llegaba el profesorado estable, ahora, esas universidades no quieren que se reserve un 15% de las nuevas plazas universitarias a personal con el grado de doctor, con m¨¢s de cinco a?os de experiencia docente y con la acreditaci¨®n correspondie...
?Por qu¨¦ el profesorado universitario que ha sido usado en los ¨²ltimos 10 a?os para sacar de la crisis a las universidades p¨²blicas, ya no es bueno si es para optar a plazas estables en las mismas universidades? Esto es, ?por qu¨¦ las universidades que aprovecharon (?fraudulentamente?) la figura del profesorado asociado para impartir la docencia a la que no llegaba el profesorado estable, ahora, esas universidades no quieren que se reserve un 15% de las nuevas plazas universitarias a personal con el grado de doctor, con m¨¢s de cinco a?os de experiencia docente y con la acreditaci¨®n correspondiente de la agencia de evaluaci¨®n?
Para comenzar a dar respuestas a esta pregunta, quiz¨¢s sea relevante compartir el marco de la problem¨¢tica: la autonom¨ªa universitaria, un escenario donde comprender la actitud de la conferencia de rectores (CRUE), en general, y donde entender, en particular, su l¨ªnea roja (sic) en la reserva del 15% de plazas para el profesorado, tal y como se propone en el anteproyecto de la nueva ley de universidades.
Aunque hablamos de autonom¨ªa, y para esto se requiere de independencia pol¨ªtica y econ¨®mica, la universidad p¨²blica espa?ola est¨¢ condicionada, por ejemplo, por las leyes que definen el modelo de universidad, por las normas que afectan a la contrataci¨®n y la funci¨®n p¨²blica. Todas ellas son leyes que se establecen por fuera de las propias universidades, pero, sobre todo, est¨¢ subordinada a la financiaci¨®n p¨²blica. Este restringido marco de actuaci¨®n para la autonom¨ªa, tambi¨¦n est¨¢ marcado actualmente por el poder del factor de impacto, gestionado por editoriales cient¨ªficas privadas, o el de los rankings universitarios mundiales, tambi¨¦n de gesti¨®n privada. Con este panorama, la autonom¨ªa universitaria podr¨ªa observarse en peque?as decisiones como el gasto no fijo en ediciones de libros, en obras fara¨®nicas o en ¨¢gapes. O en la contrataci¨®n de personal laboral, por fuera de las ataduras funcionariales, cedidas a los juegos departamentales de poder, esto es, al negocio endog¨¢mico acad¨¦mico. Y los representantes de la CRUE deben proteger su modelo de autonom¨ªa y a sus votantes.
Ante el fraudulento uso de la figura del profesorado asociado ¡ªcontratado laboral de renovaci¨®n anual, sin derecho al despido¡ª que la universidad espa?ola no niega y que la inspecci¨®n de trabajo no asume, la CRUE se apena porque ha sido una decisi¨®n temporal para superar la crisis econ¨®mica y la falta de la dichosa tasa de reposici¨®n, y dice que no lo volver¨¢ a hacer. Sin embargo, la l¨ªnea roja que le ha puesto al Ministerio de Universidades en el debate p¨²blico sobre la nueva ley, deja al profesorado asociado abocado a judicializar la misma autonom¨ªa universitaria. Ya hay varias sentencias que reconocen la relaci¨®n laboral indefinida que se traduce, fundamentalmente, en una indemnizaci¨®n por despido. Porque, hasta ahora, se dan muchos casos en los que se encadenan 20 a?os de contratos anuales con la universidad p¨²blica espa?ola que terminan sin un despido. O si enfermas de gravedad, puede ser que no te renueven, y, si no es grave, te desplazan la docencia, para que cumplas con el volumen de trabajo contratado en un tiempo reducido. Ha sido habitual en las bajas maternales. El enfoque entonces es cuestionarnos si forma parte del sostenimiento de la autonom¨ªa universitaria la negaci¨®n de los derechos laborales a una parte del PDI (Personal Docente Investigador) universitario.
Al profesorado asociado nos queda observar nuestro entusiasmo por la docencia universitaria como un enga?o pol¨ªtico
Cuando se den cientos (o miles) de sentencias del profesorado asociado que se quedar¨¢ fuera de la Universidad, sin soluci¨®n, por aplicar las l¨ªneas rojas que ha marcado la CRUE al Ministerio de Universidades, ?qu¨¦ har¨¢n las universidades p¨²blicas espa?olas? Pues, en lugar de asumir el gasto desde su propia autonom¨ªa, mandar¨¢n a sus representantes a quejarse al Estado para que pague sus desmanes, como buena instituci¨®n de nuestro contexto neoliberal.
As¨ª las cosas, y que la CRUE ha hecho bueno al Ministerio de Universidades, al profesorado asociado nos queda observar nuestro entusiasmo por la docencia universitaria como un enga?o pol¨ªtico, como un sentimiento que nos individualiza y nos lleva a romper v¨ªnculos ¡ªcomo bien nos ha ense?ado Remedios Zafra¡ª y pasar a reconocernos y a articularnos como un colectivo en lucha por nuestros derechos.
Pau Lluch pertenece a la Asociaci¨®n Estatal de Profesorado Asociado de las Universidades P¨²blicas
Teresa Samper pertenece a la Plataforma de PDI Asociado de la Universidad de Valencia
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