El ruido llama al ruido
¡°Es muy curioso, en los autobuses el¨¦ctricos, los pasajeros se dan cuenta de que no es necesario alzar la voz al no haber ruido de motor y van bajando el volumen hasta que llega un momento en el que casi parece que cuchichean¡±, dice Javier, conductor de autob¨²s desde hace 25 a?os en Bilbao, donde 2 de los 149 autobuses urbanos municipales son el¨¦ctricos (cada uno cuesta 600.000 euros frente a los 250.000 de uno de gasolina). El ¨²nico ruido que generan estos veh¨ªculos es el que hacen las ruedas al rozar con el pavimento. ¡°Los viajes para nosotros se convierten en algo mucho m¨¢s agradable¡±, dice Javier. ¡°Al no tener ese guirigay de fondo, vas m¨¢s atento a la conducci¨®n¡±.
El ruido llama al ruido, y el silencio, a m¨¢s silencio. Incluso los p¨¢jaros p¨ªan m¨¢s alto en las ciudades para hacerse o¨ªr entre sus cong¨¦neres, seg¨²n un estudio publicado en 2016 por la revista cient¨ªfica Behavioral Ecology. Al igual que, seg¨²n la teor¨ªa de los cristales rotos, la gente respeta los espacios limpios y tiende a ensuciar lo poco cuidado, con el ruido pasa lo mismo. Por eso es importante que las pol¨ªticas p¨²blicas generen entornos silenciosos.
En Bilbao han creado una ¡°isla sonora¡±. Es la plaza del General Latorre, en el barrio de Basurto, una rotonda rodeada de edificios altos por la que pasan coches. A priori no parece un oasis urbano. Pero el Ayuntamiento la iba a reformar y quiso hacer un experimento: ver si era posible que un lugar que de partida superaba los 65 decibelios recomendados durante el d¨ªa fuera ac¨²sticamente agradable.
El ruido no ha desaparecido, pero ha quedado enmascarado con zonas ajardinadas y una fuente grande que sirve como pantalla ac¨²stica ¨Csus chorros est¨¢n ajustados para tapar m¨¢s o menos el ruido seg¨²n el momento del d¨ªa¨C, seg¨²n explican Itziar Aspuru e Igone Garc¨ªa, investigadoras de Tecnalia, empresa que asesor¨® al Ayuntamiento en este proyecto. Pasan coches, pero el sonido del agua hace que apenas se oigan. No es un lugar bonito, pero se est¨¢ bien. Se escucha el trino de los p¨¢jaros y dan ganas de quedarse.
Tras la reforma se encuest¨® a los vecinos y se vio que hab¨ªan pasado de quedarse en la plaza una media de 15 minutos a hacerlo 30. La mayor¨ªa opinaron que era un ¡°lugar agradable¡± en el que se pod¨ªan relajar. Antes de los cambios, menos del 20% dec¨ªan que la usar¨ªan para descansar. ¡°Mejorar la calidad de vida incluye controlar el ruido¡±, asegura Fran Vi?ez, director general de proyectos estrat¨¦gicos, innovaci¨®n y espacio p¨²blico de Bilbao. ¡°Es algo que tenemos cada vez m¨¢s en cuenta. Adem¨¢s, hay que considerar tanto los elementos objetivos (que a partir de un nivel de decibelios el ruido hace da?o), como los subjetivos. Hay que ver qu¨¦ uso se le va a dar a un espacio, qu¨¦ gente va a ir, de qu¨¦ edades, para decidir qu¨¦ ruidos pueden molestarle. En un barrio familiar el sonido de los ni?os jugando puede resultar agradable y en otro entorno se puede convertir en una pesadilla¡±.
Este tipo de iniciativas forman parte de un marco legislativo relativamente reciente. La directiva sobre ruido ambiental de la Uni¨®n Europea se aprob¨® en 2002 y exige a los pa¨ªses miembros localizar las zonas de alta contaminaci¨®n ac¨²stica y reducir sus niveles, as¨ª como identificar las zonas tranquilas y preservarlas. La norma establece pasos a seguir, como la obligaci¨®n de los municipios de hacer mapas de ruido (a los de m¨¢s de 100.000 habitantes, cada cinco a?os) y elaborar planes de acci¨®n. En estas cartograf¨ªas aparecen focos de tr¨¢fico, aviones, industrias, ferrocarril, pero no el ocio nocturno, una de las mayores preocupaciones ciudadanas.
La Ley del Ruido, de 2003, traspuso al marco nacional la directiva y m¨¢s tarde se desarroll¨® con dos reales decretos que, entre otras cosas, establecieron como objetivo los decibelios que no deber¨ªan superarse en Espa?a en las distintas categor¨ªas de suelo (65 durante el d¨ªa y 55 por la noche en zonas residenciales, por ejemplo).
Los Gobiernos locales pueden mejorar notablemente la calidad sonora de las ciudades. Pueden peatonalizar calles, colocar asfalto fonoabsorbente para que los coches hagan menos ruido al pasar, limitar la velocidad del tr¨¢fico, establecer c¨®mo debe ser la insonorizaci¨®n de los locales de ocio, controlar los botellones, medir los decibelios, poner multas, aumentar el n¨²mero de parques, verificar el ruido que hacen los camiones de la basura¡
Jos¨¦ Amador Fern¨¢ndez Viejo es subdirector general de calidad y evaluaci¨®n ambiental del Ayuntamiento de Madrid. Explica en su despacho que curiosamente la primera ordenanza municipal sobre el ruido de la ciudad es de 1969, el mismo a?o en el que se fund¨® la Sociedad Espa?ola de Ac¨²stica. Basta un simple vistazo al inmenso mapa que tiene sobre su mesa y a sus muchas zonas rosas y rojas (frente a las tranquilas verdes y amarillas) para comprobar el problema que generan los coches.
¡°Pero cualquier medida al respecto hay que pensarla bien¡±, afirma. ¡°Si limitas la velocidad, por ejemplo, puedes producir atascos, que generan mucho m¨¢s ruido¡±. La clave es lograr que el tr¨¢fico sea fluido, que los veh¨ªculos no arranquen y paren todo el rato. Las grandes bater¨ªas de medidas para disminuir la contaminaci¨®n ac¨²stica, por tanto, tienen que ver con la movilidad y el planeamiento urban¨ªstico. En definitiva, con el modelo de ciudad.
?Qu¨¦ har¨ªa para lograr un Madrid sin ruido si tuviera presupuesto ilimitado? ¡°Mejorar la red de transporte p¨²blico, renovar el parque de veh¨ªculos, fomentar modos de movilidad m¨¢s respetuosos con el medio ambiente, hacer m¨¢s ¨¢reas de prioridad residencial y m¨¢s campa?as de sensibilizaci¨®n¡¡±, responde Fern¨¢ndez Viejo. ¡°Pero el dinero no lo arregla todo. El ruido tambi¨¦n tiene que ver con las costumbres¡±.
Madrid ha hecho una cartograf¨ªa especial para el ruido procedente de actividades de ocio. Hay cuatro zonas de protecci¨®n especial (centro, Azca, Avenida de Brasil y Aurrer¨¢, esta ¨²ltima en tr¨¢mite), que tienen un plan de acci¨®n asociado. Esteban Benito,?portavoz de la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos Madrid Centro, est¨¢ de acuerdo con esta zonificaci¨®n, y cree que muestra una buena voluntad del Ayuntamiento. ¡°Pero faltan medios para gestionarla correctamente¡±, asegura.
La ONG Ecologistas en Acci¨®n considera que los esfuerzos de las administraciones, hoy por hoy, no son suficientes. "La Comisi¨®n Europea ha llamado la atenci¨®n a Espa?a por el retraso significativo tanto en la elaboraci¨®n de mapas de ruido como en la adopci¨®n de planes de acci¨®n", se?alan en un comunicado publicado el pasado 25 de abril. "Y son pocos los municipios que incluyen el ruido ambiental en sus normativas. Demandamos a los Ayuntamientos y al resto de administraciones que tomen medidas valientes en direcci¨®n a un urbanismo y movilidad sostenibles que protejan la salud y devuelvan el espacio urbano conquistado por el autom¨®vil a las personas".
Espa?a habla alto, sale, vive en la calle. En Bilbao, ¡°la estrategia sonora incluye la mediaci¨®n en conflictos entre los vecinos y los locales de ocio con la participaci¨®n de la polic¨ªa y los servicios de limpieza¡±, explica Alfonso Gil, concejal de movilidad y sostenibilidad. Entre otras medidas, en la plaza Nueva van a poner una especie de bicicleta del ruido que informar¨¢ de cu¨¢ndo se sobrepasan los l¨ªmites deseables de decibelios. Y un coche Smart del Ayuntamiento con un micr¨®fono a cuatro metros va recorriendo las calles monitorizando el ruido de la ciudad. Se trata, tambi¨¦n, de ir cambiando poco a poco las costumbres.
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