Tensi¨®n en Lavapi¨¦s
Los antisistema aprovechan la muerte de un ¡®mantero¡¯ para desestabilizar
La desgraciada muerte de Mame Mbaye, un mantero senegal¨¦s que llevaba 12 a?os en Espa?a sin papeles legales, se ha convertido ya en combustible con el que inflamar varios incendios simult¨¢neos en Madrid. Seg¨²n los datos ofrecidos en las primeras horas por la polic¨ªa y corroborados por testigos, el hombre falleci¨® de un infarto en la calle del Oso de Lavapi¨¦s, socorrido por agentes municipales que circulaban por la zona y que le atendieron tras ser interpelados por un amigo. Llamaron a una ambulancia e intentaron sin ¨¦xito practicarle los primeros auxilios. Y no ten¨ªan nada que ver, seg¨²n la versi¨®n oficial, con la operaci¨®n contra los manteros que hab¨ªa desarrollado la polic¨ªa poco antes en la cercana Puerta del Sol y de la que Mbaye hab¨ªa huido.
Solo la investigaci¨®n aclarar¨¢ la secuencia completa de los hechos pero, desgraciadamente, algunos grupos y pol¨ªticos de la ¨®rbita de Podemos se apresuraron a sacar sus propias conclusiones. Las redes se llenaron de soflamas que vinculaban la muerte del mantero con la persecuci¨®n policial y los disturbios se extendieron en Lavapi¨¦s, un barrio donde la convivencia multicultural ha funcionado admirablemente desde hace d¨¦cadas.
La historia de Mbaye no es excepcional. El senegal¨¦s, de unos 35 a?os, es un caso m¨¢s entre las personas que buscan una salida en Europa porque no tienen oportunidades de lograr una supervivencia m¨¢s digna en sus lugares de origen. Es obligada una reflexi¨®n sobre la situaci¨®n de los inmigrantes sin papeles y en severa exclusi¨®n social. Los manteros son el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de una cadena que dirigen mafias criminales de falsificaci¨®n y explotaci¨®n que suelen quedar impunes. Ante ello, han surgido diversas respuestas, desde las medidas de inserci¨®n a una mayor persecuci¨®n por la venta ilegal o iniciativas para despenalizarla. La situaci¨®n merece sin duda enfocar el problema y sus soluciones desde una perspectiva no solo laboral, sino tambi¨¦n humanitaria.
Pero todo eso no tiene nada ver con el oportunismo de los radicales que se han sumado a la rabia de los senegaleses y que han participado ¡ªsi no ocasionado¡ª los peores disturbios en Lavapi¨¦s. Los seis detenidos del jueves por la noche eran espa?oles, ya conocidos por la polic¨ªa por su activismo antisistema. La quema de contenedores y mobiliario urbano y su violencia no atiende en absoluto al principio de solidaridad, sino al de ¡°cuanto peor, mejor¡±, y contribuye a inflamar el potencial conflicto entre inmigrantes y fuerzas de seguridad en un pa¨ªs que ha sido hasta la fecha ejemplar en su capacidad para integrar a los extranjeros.
Oportunistas han sido tambi¨¦n las proclamas de Ganemos ¡ªplataforma integrada en Ahora Madrid¡ª y de dirigentes de Podemos que se apresuraron a culpar a la polic¨ªa local. Se ha echado en falta tambi¨¦n un gesto de apoyo al cuerpo por parte de sus jefes pol¨ªticos en el Ayuntamiento de Madrid.
El restablecimiento de la calma debe ser la primera condici¨®n si de verdad existe una voluntad de aclarar los hechos.
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