La Veneno: prostituta, icono trans y una muerte sospechosa
Una placa en el Parque del Oeste de Madrid recuerda a Cristina Ortiz, fallecida en su casa en 2016. Parte de su familia cree que su muerte no fue un accidente
Trans, estrella medi¨¢tica, prostituta, cantante, maltratada, modelo, presa, luchadora... La Veneno fue mucho, pero sobre todo, un icono y una de las primeras mujeres en visibilizar la realidad del colectivo transexual. ¡°Cristina Ortiz. La Veneno. Valiente mujer transexual visible en los 90¡±. Desde la semana pasada, una placa instalada por el Ayuntamiento de Madrid homenajea su figura en el madrile?o Parque del Oeste. En esa zona verde naci¨® Cristina Ortiz. Ah¨ª, se prostituy¨®. A la sombra de esos ¨¢rboles, fue desde donde se lanz¨® al estrellato televisivo. ¡°En este parque fui feliz¡±, dec¨ªa la artista.
Esta mujer, nacida el 19 de marzo de 1964 en el pueblo almeriense de Adra ¡ª¡°Donde la que no es puta, ladra¡±, como dec¨ªa La Veneno¡ª, le pusieron el nombre de Jos¨¦ Antonio. Su familia la llamaba Joselito; algunos de ellos nunca dejar¨ªan de hacerlo, ni siquiera despu¨¦s de su muerte, en noviembre de 2016. ¡°Soy el cuarto de seis hermanos. Lo digo as¨ª porque es de cuando era ni?o y en esa ¨¦poca me sale hablar de m¨ª en masculino; qu¨¦ le voy a hacer, ya es una costumbre¡±, cuenta en su autobiograf¨ªa, Digo, ni puta ni santa, escrita junto a la periodista Valeria Vegas y publicada un par de meses antes de que La Veneno muriera.
¡°La primera vez que me gritaron Joselito el maric¨®n ten¨ªa cuatro a?os. Entonces no sufr¨ªa. M¨¢s adelante, s¨ª. Sobre todo cuando me di cuenta de que mis padres no me apoyaban¡±, relata en ese volumen, donde tambi¨¦n detalla las palizas y el desprecio a los que la somet¨ªa su madre. ¡°Ella me llamaba maric¨®n y me estuvo pegando hasta los 28 a?os. A m¨ª la que me cri¨® fue Gracia, la sevillana¡±, contaba en un programa del coraz¨®n. ¡°El libro ha ayudado a mostrar otras facetas de su vida que no sal¨ªan en la tele; a evidenciar que ella tambi¨¦n era una v¨ªctima y a reafirmarla como un icono¡±, explica la periodista Vegas. ¡°A pesar de su ¨¦xito medi¨¢tico, a mediados de los noventa no era un personaje que tuviera aceptaci¨®n. Ten¨ªa muy mala prensa y no quer¨ªan sacarla en revistas ni peri¨®dicos¡±, contin¨²a.
Despu¨¦s de huir de su familia -y de su pueblo- y trabajar de modelo y camarero en Torremolinos, Cristina se instal¨® en Madrid e inici¨® su transici¨®n a comienzos de los noventa. ¡°Un d¨ªa, paseando por la calle, vi una mujer espectacular. ¡®?T¨² que eres?¡¯, le pregunt¨¦. ¡®Soy travesti¡¯, me dijo. Yo quiero ser como t¨²¡±. Cristina empez¨® a hormonarse. Pocos meses despu¨¦s, a prostituirse en el Parque del Oeste. Las travestis que ya trabajaban en la zona eran muy territoriales ¡ª¡°Te pegaban y sacaban navajas¡±¡ª y ¡°a las nuevas las puteaban¡±. No la dejaban ejercer por lo que Cristina iba a la zona a vender bocatas y cervezas. ¡°No vengas m¨¢s vendiendo bocatas; ma?ana vienes ya vestida de mujer¡±, le dijo un d¨ªa Norma la Portuguesa al verle sus ¡°tetillas de hormonas¡±.
Al poco, se convirti¨® en ¡°la puta que m¨¢s ganaba: hasta 100.000 pesetas por llev¨¢rmelos a casa¡±. En 1996, a Cristina le hicieron una entrevista en el programa nocturno Esta noche cruzamos el Mississipi para un reportaje. Pepe Navarro era el presentador y qued¨® fascinado por ella. Espa?a tambi¨¦n. ¡°La pepita me palpita, canalla¡±, dec¨ªa La Veneno que comenz¨® a desgranar su vida sin edulcorantes y a crear un compendio de frases, inevitablemente tragic¨®micas, que se han quedado grabadas en el imaginario colectivo: "?Digo!"; "?Pero t¨² qui¨¦n eres, pedazo de puta?"; ¡°[Yo] Un juguete roto nada. Un bomb¨®n. ?Qu¨¦ valor!¡±.
¡°Lo hac¨ªa con gracia y un toque muy personal. Se pon¨ªa a hablar de su vida cotidiana: el sufrimiento que vivi¨® en su pueblo, los maltratos, el sexo con un cliente o sobre sus amigas¡±, apunta Vegas. Gracias a La Veneno, descubrimos personajes como Sandra, la Camellona, La Walkiria, o Paca la Pira?a. Tambi¨¦n los destrozos que hizo Marisol, la falsa cirujana del Raval: ¡°No te pon¨ªa silicona si no aceite de aviones. Inyectaba silicona con una jeringa para caballos¡±.
La Veneno fue de las primeras caras visibles de la realidad de las prostitutas trans, mostrando un mundo que hasta entonces hab¨ªa permanecido oculto, en la sombra. ¡°No es una activista sino una persona que dej¨® huella y cal¨® hondo. A su manera, abri¨® una ventana de visibilidad para el colectivo trans¡±, agrega Topacio Fresh, que estuvo en el acto de presentaci¨®n de la placa que homenajea a Cristina Ortiz. ¡°Es la primera vez que se instala [en Madrid y probablemente en Espa?a] una placa homenaje a una persona trans¡±, apunta Rub¨¦n L¨®pez, portavoz de Arc¨®poli, asociaci¨®n en defensa del colectivo LGTBIQ, que anim¨® al Consistorio a reivindicar a La Veneno en el Parque del Oeste: ¡°Ten¨ªa que ser en ese lugar¡±, agrega L¨®pez.
Tras su paso por la tele, la popularidad de La Veneno se dispar¨®. Aparec¨ªa en programas, series y alguna pel¨ªcula; grab¨® dos sencillos (Veneno pa¡¯ tu piel y El rap de La Veneno); se hizo una gira por Espa?a con un show cabaretero. Su fama la llev¨® tambi¨¦n a trabajar en Latinoam¨¦rica. A pesar del ¨¦xito, los nubarrones regresaron a su vida: en 2003 entr¨® en prisi¨®n, acusada de estafa por quemar su piso e intentar cobrar el seguro. Pas¨® tres a?os en una c¨¢rcel de hombres. En esa ¨¦poca las personas trans no pod¨ªan elegir si cumplir condena en una penitenciar¨ªa masculina o femenina (actualmente,?s¨ª que existe esa posibilidad, tras el Caso Lastra de 2006 ). ¡°Ella no tuvo elecci¨®n¡±, apunta Vegas, ¡°y la c¨¢rcel no le vino bien; le hizo m¨¢s da?o. Cristina ven¨ªa de un mundo hostil y violento, que no dejaba de repetirle que no encajaba en la sociedad¡±. A su salida, en 2006, ten¨ªa 41 a?os y pesaba m¨¢s de 120 kilos. Pero La Veneno no solo era fuerte, siempre fue? resiliente.
Despu¨¦s de salir del penal, regres¨® a las teles y recuper¨® su tipazo. En 2016 cumpli¨® uno de sus sue?os: public¨® su autobiograf¨ªa con su amiga Valeria Vegas, autoeditada y que ya va por su cuarta edici¨®n. Present¨® el libro en octubre de ese a?o. Tuvieron que pasar m¨¢s de 20 a?os para que se le reconociera que su historia no solo era genuina o interesante sino que tambi¨¦n hablaba de la realidad de un colectivo marginado por una sociedad cruel. ¡°Y segu¨ªa habiendo prejuicio¡±, dice Vegas: ¡°Mientras Cicciolina nos parece arte, La Veneno no. Ambas son igual de kitsch, con historias interesantes en las que rascar y descubrir lo que hay detr¨¢s¡±. La Veneno promocion¨® su libro en las teles y asegur¨® que tras la publicaci¨®n de sus memorias hab¨ªa recibido amenazas de muerte. Fueron sus ¨²ltimas apariciones medi¨¢ticas: un mes despu¨¦s, su pareja la encontr¨® golpeada y amoratada en su casa. Pas¨® unos d¨ªas en el hospital de La Paz y el 9 de noviembre muri¨®. Tras dos autopsias, la conclusi¨®n fue que se hab¨ªa ca¨ªdo en el ba?o despu¨¦s de haber consumido ansiol¨ªticos. Su cuerpo fue incinerado y parte de sus cenizas se esparcieron en el Parque del Oeste, como ella quer¨ªa. Otra parte, su familia se la llev¨® a Adra, el pueblo que la repudi¨®.
A comienzos de este a?o, Mari Pepa Ortiz, hermana de Cristina, pidi¨® reabrir el caso. Un nuevo an¨¢lisis forense hab¨ªa encontrado inconsistencias en las autopsias de la artista. La familia, dividida en dos bandos, no quiere hablar del tema. ¡°No coinciden, para nada, los golpes y moratones de su cuerpo con una ca¨ªda en la ba?era¡±, explica la diputada socialista Carla Antonelli, ¡°no porque haya sido [la muerte de] una persona trans, se le va a dar carpetazo¡±.
¡°[La Veneno] Es la deseada y la repudiada, la que abandono a su familia para convertirse en prostituta¡±, escribe Paco Bezerra (Premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica en 2009), "La Veneno es Lilith, Pandora, Helena de Troya, Circe, Dalila... arquetipos de la ¡®maldad femenina¡¯ que ha parido la historia desde la aparici¨®n de la sociedad patriarcal. [Figuras] que ejercen un sentimiento de rechazo y temor a la vez que provocan seducci¨®n. La Veneno nos obliga a enfrentarnos a un conflicto que a¨²n no tenemos resuelto¡±.
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