Un viaje por los templos femeninos en la regi¨®n griega de ?tica
A mediados de diciembre, en la ciudad de Eleusis el espect¨¢culo en torno a la diosa Dem¨¦ter y su hija Pers¨¦fone empuja al cl¨ªmax y al renacimiento con la clausura de la capitalidad europea. El rastro de las diosas del Olimpo en el tri¨¢ngulo sagrado de Grecia asegura un viaje por para¨ªsos naturales o por lo aut¨¦ntico
Hay una fina l¨ªnea que en la m¨ªtica regi¨®n de ?tica (Grecia) separa el para¨ªso del infierno o la muerte y la vida y tiene nombre de mujeres; de diosas: Dem¨¦ter y Pers¨¦fone. ¡°Ekas i vevill¡± dice la inscripci¨®n en griego antiguo esculpida desde hace miles de a?os en el muro que separa un espacio del otro; el lugar de una diosa o de otra. ¡°Fuera los que no respeten lo sagrado¡±, traduce Mar¨ªa, la gu¨ªa que ha venido desde Atenas para se?alar punto por punto el lugar m¨¢s misterioso del mundo antig...
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Hay una fina l¨ªnea que en la m¨ªtica regi¨®n de ?tica (Grecia) separa el para¨ªso del infierno o la muerte y la vida y tiene nombre de mujeres; de diosas: Dem¨¦ter y Pers¨¦fone. ¡°Ekas i vevill¡± dice la inscripci¨®n en griego antiguo esculpida desde hace miles de a?os en el muro que separa un espacio del otro; el lugar de una diosa o de otra. ¡°Fuera los que no respeten lo sagrado¡±, traduce Mar¨ªa, la gu¨ªa que ha venido desde Atenas para se?alar punto por punto el lugar m¨¢s misterioso del mundo antiguo y abrir sus secretos.
Pero a esta hora ¡ªson las doce de la ma?ana de un d¨ªa de invierno¡ª y aqu¨ª ¡ªen Eleusis, junto al coraz¨®n de la regi¨®n de ?tica que prepara el cl¨ªmax de su tiempo como capital cultural europea 2023¡ª todo tiene algo de para¨ªso. El color azul del mar Egeo es tan intenso como lo es el verde de las monta?as del Peloponeso que se alzan de espaldas; tras los veleros y barquichuelas, las islas griegas irrumpen con prominencia sobre la l¨ªnea del horizonte. Y la arrolladora fuerza del mito de Dem¨¦ter, la diosa de la fertilidad que marc¨® y marca a Europa desde sus cimientos hasta hoy, lo envuelve todo y a todos: Un hombre con barba ¡ªJavier¡ª seca sus ojos al contemplar la escena: ¡±Llevo a?os so?ando con estar aqu¨ª. Este es el sitio m¨¢s importante de todo el mundo griego¡±, me dice. Hay un pozo junto a la gruta que representa el submundo. Sobre ¨¦l hay granadas, ramas de trigo y cebada, hojas de laurel que son ofrendas. Seg¨²n seg¨²n el Himno hom¨¦rico a Dem¨¦ter, en ese lugar exacto Pers¨¦fone ¡ªKore¡ª, diosa adolescente hija de Zeus, fue secuestrada y llevada al submundo. Dem¨¦ter, su madre, vag¨® llena de dolor en su b¨²squeda, se disfraz¨® de humana y, al ser descubierta, exigi¨® que regresaba su hija o la tierra jam¨¢s volver¨ªa a florecer. Despu¨¦s exigi¨® que crearan en este lugar el templo en el que todo el mundo griego se inici¨® en los misterios de Eleusis. La historia de la madre e hija del Olimpo griego, como todo mito, tiene tambi¨¦n un muy importante peso simb¨®lico. Este sitio se convirti¨® en el punto geogr¨¢fico en el que experimentar la muerte y el renacimiento. Mujeres y hombres, esclavos y libres, extranjeros y aut¨®ctonos, llegaron hasta aqu¨ª para vivir id¨¦ntico cl¨ªmax transformador que el descrito por Homero en su canto a Dem¨¦ter. As¨ª cambiaron sus mentes o vidas. ?Su f¨®rmula? Nadie lo sabe con exactitud. Hablar sobre ello ten¨ªa pena de muerte.
S¨®crates, a trav¨¦s de Plat¨®n, habl¨® de su importancia, pero no lo describi¨®. Homero escribi¨® sobre las flores y los cantos, la sororidad femenina. Despu¨¦s, Shakespeare, Camus, Schiller, Beauvoir, Wolfe, Sartre, Jung, Nietzsche y la mayor parte de los grandes creadores y creadoras de nuestra cultura mamaron de Pers¨¦fone y Dem¨¦ter. ¡°Hoy el viejo mito se transforma en cada espect¨¢culo en semillas para afrontar los retos del planeta¡±, afirma el artista Michail Marmarinos, que dirige los espect¨¢culos de Eleusis. ¡°El cl¨ªmax del espect¨¢culo tiene el poder transformador de los mitos¡±, a?ade. No podr¨ªa ser de otro modo, el viaje al mito femenino de Dem¨¦ter y Pers¨¦fone en Eleusis es espect¨¢culo hoy, pero en ?tica y en Grecia, las diosas principales del Olimpo m¨ªtico que inspiran obras como Diosas de cada mujer, de Jean Shinoda Bolen, tienen su espacio geogr¨¢fico.
El tri¨¢ngulo m¨¢s sagrado de la Antig¨¹edad
En la isla de Egina, a la una en punto, dos mujeres de mediana edad se descalzan, abren los brazos y observan el templo de Afaya con pasi¨®n. El lugar, que est¨¢ dedicado a la diosa hija de Leto, hermana de Apolo y Artemisa, marca el coraz¨®n de una de las islas m¨¢s cercanas a Atenas ¡ªa menos de dos horas en ferri¡ª y m¨¢s tranquilas. Conectar con lo aut¨¦ntico aqu¨ª es f¨¢cil y seguro. El tesoro es desconocido. Rodeado de pinares, hombres y mujeres sencillos, el templo femenino mejor conservado de Grecia se alza lejos de las rutas masivas. El canto de los p¨¢jaros, el aroma de los pinos y la visi¨®n del mar tras las columnas de m¨¢rmol son puerta de conexi¨®n con lo ancestral. ¡°Estamos en el centro exacto del antiguo tri¨¢ngulo sagrado griego. Esta piedra se?ala el punto frente al templo de Poseid¨®n y Atenea¡±, explica en voz baja Valentina, una mujer que ha subido hasta aqu¨ª para despedirse de su compa?ero, que ha muerto hace pocas semanas.
A poco m¨¢s de 10 kil¨®metros, pero en el otro extremo del tri¨¢ngulo situado en el templo de Poseid¨®n, el mar es el espect¨¢culo en el cabo de Sunio. Es all¨ª donde Despina Economopoulou traduce en im¨¢genes parte del legado cultural y geogr¨¢fico de las diosas griegas. ¡°La madre Atenea, gran tejedora, tiene tambi¨¦n un templo aqu¨ª junto al de Poseid¨®n, pero casi nadie lo visita. Ambos son protectores de Atenas¡±, explica la cineasta, artista ritual e int¨¦rprete cultural sentada frente al mar, mientras abre un bolso tejido a mano con sumo cuidado y saca un botecito de miel para ponerlo en la tierra como ofrenda. ¡°Yo soy ind¨ªgena de Grecia, me inspiro en la memoria de mis or¨ªgenes. En estos lugares se experimenta la conexi¨®n con el planeta y con una misma¡±, a?ade poco antes de, ya en silencio, observar el mar: ¡°La intensidad de este azul del Egeo define nuestra cultura; este mar del que hablaba Homero nos cura. ?Lo sientes?¡±.
Es imposible no sentirlo incluso en el otro extremo del tri¨¢ngulo que est¨¢ justo en el centro de la Acr¨®polis de Atenas, donde se alza el Parten¨®n como gran coraz¨®n femenino de ?tica. Como si Pericles, responsable de su construcci¨®n, hubiera querido dejar claro a las generaciones futuras que el pilar cultural griego era Atenea, diosa virgen.
En la regi¨®n de ?tica lo femenino se escribe en presente a trav¨¦s de la gastronom¨ªa. Al dejar los templos, la comida tradicional, que cambia con las estaciones, conecta con el planeta y sus ritmos a trav¨¦s de los sabores. Por algo Homero habla de comida y vino en sus obras constantemente. Hay delicias como la musaca ¡ªuna versi¨®n del mismo plato otomano¡ª, los quesos, las aceitunas ¡ªcuyo ¨¢rbol, el olivo, fue creado por Atenea para celebrar el triunfo¡ª. Tambi¨¦n los platos de carne asada que llevan a lo m¨¢s sencillo. En la zona de Placa, en Atenas, a los pies de la Acr¨®polis, los restaurantes est¨¢n llenos desde la media tarde. En Egina, las tabernas ofrecen comida sencilla y, por eso, espectacular. En el cabo Sunio, al atardecer, los viajeros y viajeras se despiden del d¨ªa en peque?os restaurantes frente al mismo mar donde Atenea susurr¨® a Ulises c¨®mo ganar. Queda claro al viajar por el tri¨¢ngulo sagrado de ?tica o al visitar los espect¨¢culos de Eleusis el papel central de las diosas en el Olimpo griego. Al fin y al cabo, Gea, diosa madre griega, dio origen a todos los dem¨¢s.
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