La palabra vacaci¨®n
Es el mes corto en que ejercemos nuestra libertad, despu¨¦s de entregarla 11 muy largos a cambio de dinero para vivir
Ya est¨¢n entre nosotros, son ahora: la forma de estos d¨ªas. Es una, pero decimos muchas. Nos jactamos de una cantidad falsa, tratamos de enga?arnos: le agrandamos la peque?ez con ese plural que no plurala nada. ?Por qu¨¦, tiempos de crisis y escasez, despilfarramos tanto? ?Por qu¨¦ nunca tenemos vacaci¨®n y siempre vacaciones? La palabra vacaci¨®n es rara: deber¨ªa existir pero no existe. O existe pero no la decimos. (No trabaja, est¨¢ de vacaciones.)
La palabra vacaci¨®n est¨¢ en el diccionario: es el ¡°descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o ...
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Ya est¨¢n entre nosotros, son ahora: la forma de estos d¨ªas. Es una, pero decimos muchas. Nos jactamos de una cantidad falsa, tratamos de enga?arnos: le agrandamos la peque?ez con ese plural que no plurala nada. ?Por qu¨¦, tiempos de crisis y escasez, despilfarramos tanto? ?Por qu¨¦ nunca tenemos vacaci¨®n y siempre vacaciones? La palabra vacaci¨®n es rara: deber¨ªa existir pero no existe. O existe pero no la decimos. (No trabaja, est¨¢ de vacaciones.)
La palabra vacaci¨®n est¨¢ en el diccionario: es el ¡°descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios¡± y es, tambi¨¦n, el ¡°tiempo que dura la cesaci¨®n del trabajo¡±. Vacaci¨®n tiene el mismo origen latino que vaciar y vac¨ªo, y su plural ahora llega y nos llena. Multitudes consideran que estos d¨ªas son el momento de las vacaciones. Multitudes las toman, se las toman, las piensan, las desean: las vacaciones se han convertido, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, en uno de esos derechos que parecen inalienables, que parecen haber estado siempre all¨ª. Y sin embargo no: pocas cosas m¨¢s recientes que la idea de vacaciones para todos ¡ªo, al menos, la idea de que todos deber¨ªamos tenerlas, que no tenerlas es injusticia o es fracaso.
Fue hace justo 85 a?os: uno de los grandes momentos del siglo pasado ¡ª?una de las grandes fotos del siglo pasado¡ª son esas im¨¢genes de obreros franceses en bicicletas para dos o trenes atestados viajando a conocer el mar ¡ªdespu¨¦s de haber vivido todas sus vidas a unos cuantos kil¨®metros¡ª porque sus huelgas acababan de ganar, por primera vez en la historia, los cong¨¦s pay¨¦s, las vacaciones pagadas de los trabajadores. (Era el Front Populaire y ese mismo verano, aqu¨ª en Espa?a, otro igualmente popular enfrentaba la guerra m¨¢s traidora.)
Hasta entonces la idea de vacaciones solo exist¨ªa para aquellos que no sol¨ªan trabajar: los que no lo necesitaban, los que viv¨ªan de arriba. Al resto las iglesias proporcionaban fiestas y festivos ¡ªque celebraban su poder y sus muertos tan vivos¡ª pero nunca duraban m¨¢s de tres o cuatro d¨ªas; la idea de un lapso m¨¢s largo en que no se trabajara no exist¨ªa. O exist¨ªa, si acaso, cuando el trabajo faltaba, y entonces no era placer sino cat¨¢strofe.
Ahora forma parte. Si el negocio ¡ªnec otium¡ª defini¨® el trabajo como falta de ocio, la vacaci¨®n invierte los t¨¦rminos y define el ocio como falta de trabajo: vacaciones es cuando no hay que hacerlo. Para eso sirven, como sol¨ªa servir el carnaval: suspenden unos d¨ªas el orden habitual para que, pasada la pausa, lo retomes y sigas respet¨¢ndolo. Los mismos patrones que nunca quisieron ofrecerlas ¡ªque precisaron una revoluci¨®n social para entregarlas¡ª descubrieron, con el tiempo y el uso, que pocas cosas les sirven mejor: las vacaciones son la zanahoria que te ofrecen para que aceptes l¨¢tigos, el espejismo que te lleva a seguir caminando en el desierto, la forma m¨¢s ladina de puntuar el tiempo. (Aunque todav¨ªa hay tantos pa¨ªses pobres donde no existen y ciertos pa¨ªses ricos donde existen poco, como Estados Unidos, donde ¡ªliberales al fin¡ª ninguna ley obliga a darlas.)
Son, tambi¨¦n, gozosas. Las vacaciones son ese momento raro de no tener la vida organizada por la necesidad de gan¨¢rsela. Es el mes corto en que decimos que ejercemos nuestra libertad, despu¨¦s de entregarla 11 muy largos a cambio de dinero para vivir ¡ªe irnos de vacaciones. Pero la libertad actual, faltaba m¨¢s, tambi¨¦n tiene sus reglas: pocas cosas tan previsibles y predecibles como esas semanas, esa ruptura que repara. Viaje, playa, comida, m¨¢s alcohol, caprichos, las deshoras, familia, el ansia de un encuentro: el placer de no ser el de siempre o, por lo menos, intentarlo.
Y adem¨¢s gracias a las vacaciones ¡ªla vacaci¨®n de tantos¡ª se mont¨® una de las industrias m¨¢s in¨²tiles y productivas de estos tiempos. Gracias a las vacaciones ¡ªde otros¡ª, pa¨ªses como Espa?a viven mejor, llegan a fin de mes, trabajan. El ocio es un negocio; la vacaci¨®n, un lleno que nos vac¨ªa a?o tras a?o.