El hombre que no tiene casa y escribi¨® su primera novela en Viena, Praga o Marrakech
Sergi Bellver vive de la hospitalidad de anfitriones en varias ciudades, en cuyas residencias ha escrito su primera novela, titulada ¡®Del silencio¡¯
Sergi Bellver se est¨¢ quedando estos d¨ªas en un palacio. Un palacio ¡°prestado¡±, seg¨²n aclara ¨¦l mismo, porque el escritor barcelon¨¦s lleva ya una d¨¦cada viviendo a salto de mata, sin domicilio fijo, fiel a un estilo de vida que describe como ¡°trashumancia¡±. Ha pasado largas temporadas en sof¨¢s y habitaciones ajenas, en casas perdidas en el bosque, en aldeas pesqueras gallegas, en remotos pueblos andaluces, en Barcelona, Madrid, un rinc¨®n de Sajonia, una buhardilla en Praga, un albergue en Viena, un estudio en la Medina de Marrakech¡
A la mayor¨ªa de esos espacios de residencia temporal h...
Sergi Bellver se est¨¢ quedando estos d¨ªas en un palacio. Un palacio ¡°prestado¡±, seg¨²n aclara ¨¦l mismo, porque el escritor barcelon¨¦s lleva ya una d¨¦cada viviendo a salto de mata, sin domicilio fijo, fiel a un estilo de vida que describe como ¡°trashumancia¡±. Ha pasado largas temporadas en sof¨¢s y habitaciones ajenas, en casas perdidas en el bosque, en aldeas pesqueras gallegas, en remotos pueblos andaluces, en Barcelona, Madrid, un rinc¨®n de Sajonia, una buhardilla en Praga, un albergue en Viena, un estudio en la Medina de Marrakech¡
A la mayor¨ªa de esos espacios de residencia temporal ha acudido acogi¨¦ndose a la hospitalidad de una serie de anfitriones con los que contacta a trav¨¦s de las redes sociales: ¡°Soy un n¨®mada digital, ahora que el concepto est¨¢ tan de moda¡±, bromea. Bellver (Barcelona, 1971) va de un lado para otro con una mochila a cuestas, apenas 20 piezas de ropa y alg¨²n que otro libro: ¡°Dependo de la generosidad de las personas que quieran acogerme, pero no puedo evitar ser un hu¨¦sped un poco quisquilloso, porque mi prop¨®sito en la vida consiste en escribir, y para ello necesito espacio, intimidad y silencio. Las m¨ªas son rutinas de ermita?o, as¨ª que dif¨ªcilmente puedo convivir con familias o con gente que pase mucho tiempo en casa¡±. Como James Spader en Sexo, mentiras y cintas de v¨ªdeo, viaja ligero de equipaje, comprometido con lo que ¨¦l entiende por una vida aut¨¦ntica. Spader dec¨ªa en la pel¨ªcu?la que hay que elegir entre una casa y un coche, porque en el momento en que llevas m¨¢s de una llave en el bolsillo ya has claudicado y est¨¢s perdido. Bellver suscribe la frase y le a?ade un importante matiz: ¨¦l no tiene ni casa ni coche. ¡°Intent¨¦ durante a?os llevar una vida convencional¡±, recuerda mientras pasea, ¡°con trabajos alimenticios, una estabilidad, una n¨®mina. Pero me resultaba horroroso, me hac¨ªa muy infeliz. Sent¨ªa que me estaba traicionando¡±. De vocaci¨®n tard¨ªa ¡ª¡±cuando era adolescente dibujaba y era un lector voraz, pero luego me fui de casa de mis padres, me asom¨¦ al ruido del mundo y entre los 18 y los 35 a?os no hice nada creativo¡±¡ª, hoy sabe que lo que de verdad quiere hacer es ¡°escribir y viajar¡±.
El ¡°palacio¡± en el que se queda estos d¨ªas es la vanguardista residencia que el escultor Xavier Corber¨® dise?¨® para s¨ª mismo en Esplugues de Llobregat, muy cerca de Barcelona. Bellver lleva aqu¨ª desde el pasado verano, en una habitaci¨®n con vistas a un bello patio interior, abigarrado y casi selv¨¢tico, que le recuerda a la ciudad mexicana de Oaxaca. Aqu¨ª puso punto final a su primera novela, Del silencio (Ediciones del Viento), reci¨¦n publicada. En ella est¨¢ el verdadero fruto de sus a?os de vida n¨®mada, el esfuerzo creativo que da sentido a esa forma suya, tan peculiar, de vivir. Antes public¨® un libro de cuentos, Agua dura; otro de viajes, Variaciones sobre Budapest, e incluso un poemario, Gavia, del que hoy reniega a medias: ¡°Creo que fue un esfuerzo digno pero hasta cierto punto fallido. Al menos me sirvi¨® para acabar de convencerme de que soy un narrador, no un poeta¡±.
Del silencio empez¨® a gestarse en verano de 2015, en el momento ¨¢lgido de la crisis de refugiados generada por la guerra de Siria. Bellver viajaba por entonces por Centroeuropa, de la Sajonia alemana a las capitales del Danubio, y le causaron una profunda impresi¨®n ¡°las im¨¢genes de aquellas personas que lo hab¨ªan perdido todo y se hab¨ªan visto obligadas a embarcarse en un periplo atroz¡±. Quiso escribir un art¨ªculo period¨ªstico al respecto, denunciando ¡°el rechazo de la Europa rica a estas nuevas v¨ªctimas de la historia¡±. Pero al hacerlo se sinti¨® un farsante: ¡°Yo no soy periodista ni analista geopol¨ªtico, no puedo pretender sentar c¨¢tedra sobre un drama humanitario que ni conozco en profundidad ni he vivido de cerca, por mucho que me indigne y me conmueva. Mi funci¨®n en esta vida es contar historias¡±.
Del silencio parte del pasado para plantear una inc¨®moda reflexi¨®n sobre el presente. Es la historia de ?J¨¢nos, un joven h¨²ngaro que encuentra refugio en Par¨ªs tras la II Guerra Mundial y se asoma all¨ª a una existencia pl¨¢cida, perfectamente convencional, como aprendiz de cerrajero y testigo l¨²cido de la belleza del mundo, la que encuentra en la literatura, el cine o la m¨²sica. A este personaje con vocaci¨®n de observador pasivo, que transita por la vida buscando espacios de introspecci¨®n y silencio, le atrapar¨¢, muy a su pesar, el v¨¦rtigo de la historia. Volver¨¢ a Budapest, tras los pasos del t¨ªo paterno que le inculc¨® el amor por la lectura, justo en el instante en que los tanques sovi¨¦ticos aplastan la revuelta h¨²ngara. A?os despu¨¦s, en Praga, ciudad a la que acude persiguiendo un amor de juventud, asistir¨¢ tambi¨¦n al desplome de una segunda Revoluci¨®n de Terciopelo.
Para escribir esta fascinante historia de convulsiones hist¨®ricas y sentimentales, Bellver reconoce haberse documentado ¡°hasta lo enfermizo¡±. Consult¨® prensa, fuentes literarias y viejos almanaques para comprobar ¡°qu¨¦ noches de oto?o de 1956 o de primavera de 1968 hubo luna llena, que cafeter¨ªas parisienses frecuentaba Julio Cort¨¢zar o c¨®mo era el autom¨®vil que conduc¨ªa Miguel Delibes en su primer viaje a Praga¡±. Quer¨ªa crear un universo literario bien amueblado y ¡°fiel a la vida¡±. Una de esas novelas ricas, densas y s¨®lidas que ¨¦l mismo disfruta como lector porque ¡°trasladan el p¨¢lpito de lo real, ofrecen una inmersi¨®n plena y no se caen de las manos¡±. Hay en ella, por supuesto, ¡°material muy sensible¡±, extra¨ªdo de su propia vida, pero J¨¢nos no es un trasunto de Bellver desplazado a otra generaci¨®n y otro marco geogr¨¢fico: ¡°En un primer momento lo imagin¨¦ como el ser humano que hubiese podido ser yo en caso de nacer en Budapest en 1931. Sin embargo, a medida que avanzaba la novela, J¨¢nos fue ganando en sustancia y autonom¨ªa, separ¨¢ndose de mi propia experiencia y a la vez, parad¨®jicamente, result¨¢ndome cada vez m¨¢s real y m¨¢s cercano. Fui capaz de encontrar su voz narrativa, que en la novela evoluciona de los 15 a los 38 a?os, conservando, al menos eso espero, su personalidad y su coherencia¡±. Del silencio es ¡°una novela contra el ruido¡±. El de las mentiras, la doble moral y la desmemoria. ¡°Si tiene un mensaje, es el rechazo a los nacionalismos excluyentes, los particu?larismos ego¨ªstas y la intransigencia ideol¨®gica¡±. Bellver se reconoce en las personas que, como J¨¢nos, ¡°se esfuerzan por construirse una vida interior rica, pero no la convierten en un parapeto contra el mundo. Al contrario, est¨¢n dispuestas a abrirse a la amistad, el amor y la solidaridad¡±.
Bellver est¨¢ planeando ya la pr¨®xima etapa de su itinerario vital. A corto plazo, va a perseverar en su estilo de vida n¨®mada: ¡°Quiero dejar claro que no lo veo como un fin en s¨ª mismo, sino como el medio que me ha permitido serme fiel a m¨ª mismo y centrarme en escribir. No descarto establecerme¡±. En primavera publicar¨¢ Blanco m¨®vil, su primer ensayo, una reflexi¨®n sobre su d¨¦cada errante: ¡°Intento, por primera vez, extraer todo el sentido y explicar de manera honesta y precisa el sentido de esa experiencia, que incluso algunos de mis mejores amigos consideran insensata y extrema, porque vivir sin domicilio fijo no siempre es f¨¢cil¡±. ?Ha valido la pena? ¡°Hoy te dir¨ªa que s¨ª, porque mi novela est¨¢ en la calle, est¨¢ a la altura de mis expectativas y ambiciones, y siento que no podr¨ªa haberla escrito de ninguna otra forma. Pero preg¨²ntamelo de nuevo dentro de unos a?os¡±.