Anna Heringer: ¡°Nuestra sociedad da valor a lo que cuesta dinero y se lo quita a lo que cuesta poco¡±
La suya parece una propuesta ut¨®pica, pero es revolucionaria social y energ¨¦ticamente. Est¨¢ convencida de que la arquitectura puede cambiar el mundo y propone construir con tierra ¡ªun material casi gratuito¡ª, que se utiliz¨® en Europa durante siglos hasta que empezamos a relacionarlo con la pobreza
Arquitecta y activista, Anna Heringer (Rosenheim, Alemania, 1977) est¨¢ convencida de que no hay sostenibilidad si no existe justicia social. Por eso defiende una arquitectura hecha con lo que hay. En Banglad¨¦s levant¨® una escuela que puso de acuerdo a la comunidad, actualiz¨® una tradici¨®n constructiva y se hizo con el Premio Aga Khan. Desde entonces, ha construido edificios de tierra en China, Ghana y Alemania. Profesora honoraria de la Unesco, en las escuelas de arquitectura de Harvard, el ETH de Z¨²rich o la Polit¨¦cnica de Madrid, ense?a a construir con barro. La entrevista tiene lugar en la ...
Arquitecta y activista, Anna Heringer (Rosenheim, Alemania, 1977) est¨¢ convencida de que no hay sostenibilidad si no existe justicia social. Por eso defiende una arquitectura hecha con lo que hay. En Banglad¨¦s levant¨® una escuela que puso de acuerdo a la comunidad, actualiz¨® una tradici¨®n constructiva y se hizo con el Premio Aga Khan. Desde entonces, ha construido edificios de tierra en China, Ghana y Alemania. Profesora honoraria de la Unesco, en las escuelas de arquitectura de Harvard, el ETH de Z¨²rich o la Polit¨¦cnica de Madrid, ense?a a construir con barro. La entrevista tiene lugar en la Fundaci¨®n ICO, en Madrid, donde muestra su obra hasta este 5 de mayo.
?Construir con tierra es una opci¨®n realista?
S¨ª. Es un gran material aunque lo presenten como una excentricidad para desactivarlo. Es resiliente. Tiene inercia t¨¦rmica y es ign¨ªfuga. Est¨¢ en todas partes. Nos sobra tierra cuando hacemos garajes subterr¨¢neos. Sin embargo, es un material gratuito que despreciamos. ?Hasta pagamos para que se lo lleven!
?Por qu¨¦?
Hemos comprado la amnesia cultural que desvincula la construcci¨®n con tierra de la tradici¨®n europea. Ahora que se aboga por restaurar Europa, deber¨ªamos plantearnos recuperar tradiciones constructivas que son m¨¢s sostenibles, econ¨®micas y l¨®gicas que las que utilizamos. La tierra se puede emplear para renovar interiores. Es un gran aislante. Precisa muy poco mantenimiento y evita que los venenos de materiales pl¨¢sticos y pinturas entren en nuestra casa.
Usted la ha utilizado en su piso en Alemania.
Como arquitecta hago lo mismo que como persona: me pregunto si el planeta podr¨ªa soportar que todos pint¨¢ramos nuestras viviendas con pintura que requiere mucha agua y que tanto veneno produce. La respuesta es no. Con tierra s¨ª podemos. Hay para todos. Y hasta un ni?o puede contribuir a mejorar su escuela utilizando sus propias manos. La tierra equilibra la humedad y tiene un efecto calmante. Es meter la naturaleza en el interior de nuestras casas. Es un elemento ante el que las personas reaccionamos. Venimos de la tierra y volveremos a la tierra.
Tal vez por eso no la usamos.
?Porque nos recuerda que somos mortales? Podr¨ªa ser. En nuestra sociedad la muerte es un tab¨². Eso nos ha llevado a ocultar nuestra vulnerabilidad. Algo parecido sucede con los materiales. Tratamos de hacerlos m¨¢s y m¨¢s resistentes, pero cuando se rompen se acaban, no se pueden reparar. La tierra se repara. Con buenos cimientos y una buena cubierta, necesita poco mantenimiento. Adem¨¢s, se recicla sin tratamiento. Cuanto m¨¢s se trata un material, m¨¢s dif¨ªcil es volverlo a introducir en el ciclo natural.
?Cu¨¢nto puede durar un edificio hecho de tierra?
Siglos. Gran parte de los muros de la Alhambra son de tierra (tapial). Aguantan calor, lluvia o nieve.
Vamos, que est¨¢ lista para levantar un rascacielos.
?M¨¢s que lista! En las ciudades hemos dejado de sentir el suelo. Construyendo con tierra, uno se siente arraigado en un cuarto piso. Solo con tierra se pueden llegar hasta seis pisos, la altura de Par¨ªs. A partir de ah¨ª se deber¨ªa mezclar con otros materiales, como la madera, como sucede con cualquier rascacielos.
Si la tierra es un material pr¨¢cticamente inmejorable, ?por qu¨¦ lo hemos desechado?
No hay respuesta. Pero hay motivos: para mantener una producci¨®n que el planeta no puede soportar.
?Es una cuesti¨®n econ¨®mica?
Tambi¨¦n muy masculina. La conquista, lo desconocido. Sobre todo en arquitectura.
Bueno¡, hay muchas mujeres arquitectas buscando sorprender con algo nuevo.
Claro, pero es un lado masculino de conquistar y descubrir. El lado femenino ¡ªy todos podemos tener ambos lados¡ª est¨¢ m¨¢s centrado en los cuidados. M¨¢s en el cambio cotidiano que en la revoluci¨®n. No hablo de hombres y mujeres, sino de cualidades masculinas y femeninas. La empat¨ªa debe volver a la arquitectura. De la mano de hombres y mujeres.
?No construimos m¨¢s con tierra porque nos recuerda la pobreza?
S¨ª. Incluso en Banglad¨¦s, con una larga tradici¨®n de arquitectura de adobe y barro, el Gobierno est¨¢ distribuyendo gratuitamente paneles de hojalata para levantar viviendas. La vida dentro es fr¨ªa y calurosa. Mucho peor que las paredes de barro. Pero¡ han comprado una idea de progreso equivocada. Actualmente vivimos en una sociedad que otorga valor a lo que cuesta dinero. Y se lo quita a lo que cuesta poco. Poder cavar y obtener tierra gratuitamente le resta valor. Es una locura.
Pero vivimos inmersos en ella.
Exacto, la educaci¨®n nos ha apartado de la tierra, en lugar de acercarnos a ella. Cada nueva opci¨®n cultural nos separa de la tierra e impone una manera de construir. La de ahora es global y no nos deja ver lo que tenemos. Los materiales de construcci¨®n vienen avalados por la cultura, pero est¨¢n asociados al poder y al dinero.
?La arquitectura es poder, dinero, espacios y materiales?
Tambi¨¦n es cambio. Puede serlo. Por eso existe tanta resistencia ante un material que genera pocos beneficios econ¨®micos porque hay mucho y es accesible para todos: no podemos patentar el planeta.
Somos los ¨²nicos animales que no vivimos de lo que el planeta ofrece.
Y transformando tanto la materia nos estamos destruyendo. Al planeta y a nosotros.
?Qu¨¦ es para usted el progreso?
Esa es la pregunta. Tiene que ver con progreso social. Y tambi¨¦n con no separar el resultado del camino para lograrlo. Construir un edificio puede implicar tambi¨¦n construir una comunidad. O reforzarla. Eso es el progreso. Y es un poder que hemos perdido. Hacer algo juntos une. Ponerse de acuerdo para hacerlo, tambi¨¦n. Acabo de construir en Ghana. All¨ª, cuando se termina la casa de uno se empieza la de otro. Todos juntos. Esa lecci¨®n no la olvidan los ni?os. Eso une. Y educa. No tienen dinero, pero tienen algo que hemos perdido. Y eso empodera.
Humanidad.
Hemos prescindido de eso como si no valiera nada. La uni¨®n que proporciona ponerse en el lugar de otro no solo es una responsabilidad, es poder e independencia, confianza. Libera del sistema econ¨®mico que confunde valor con coste. El progreso tiene que ver con activar todo el potencial que uno tiene para convivir mejor y mejorar el planeta.
Lo que no es negocio no triunfa. Y, sin embargo, ?puede ser lo mejor para nosotros?
Me he convertido en activista para ser la arquitecta que quiero ser: estableciendo relaciones entre materiales, energ¨ªas, poder, econom¨ªa y bienestar. Construir con barro requiere mano de obra, claro. Pero tambi¨¦n proporciona trabajos.
Se ha preocupado de pagar a sus obreros. Tambi¨¦n de que sean hombres y mujeres. Pero los sueldos en Banglad¨¦s no son competitivos en Europa.
El trabajo humano es una fuente de energ¨ªa. Y es creciente, cada vez somos m¨¢s. Pero, al contrario de tantas otras fuentes, como el petr¨®leo, pagamos por ella muchos m¨¢s impuestos. Esa es la clave. Una m¨¢quina no paga seguridad social.
No lo necesita.
Pero requiere mucha energ¨ªa. La mano de obra es energ¨ªa limpia, sostenible. ?Qu¨¦ nos ha llevado a considerar progreso quitarles el trabajo a las personas para d¨¢rselo a las m¨¢quinas? La acumulaci¨®n de ese poder en los due?os de las m¨¢quinas.
?Su propuesta es bajar los impuestos?
Poder competir de verdad. Que cada material cueste lo que vale y lo que requiere su limpieza. El coste del hormig¨®n no refleja el precio que pagamos para limpiar el planeta de ¨¦l. Hoy es m¨¢s barato construir con hormig¨®n, que da?a el medio ambiente y es imposible de reciclar, que con tierra, que da trabajo. Es absurdo. Por eso ridiculizan la tierra.
?Por qu¨¦ lo permitimos?
Porque no sabemos m¨¢s y formamos parte del sistema. Nos autoexplotamos inconscientemente. No para disfrutar y vivir, para enriquecer a unos pocos. Muy pocos. El sistema econ¨®mico no es natural. Lo podemos cambiar. Pero tenemos que explicarlo. Por eso hago exposiciones. Para hacer pensar a la gente. Noto que toco donde duele porque me insultan dici¨¦ndome que vuelva a la cueva. Con mi arquitectura trato de probar que puedes utilizar un material antiguo con un lenguaje actual sin quitarle al planeta ninguna posibilidad para generaciones futuras.
Defiende una sociedad activa en un tiempo en el que mucha gente prefiere mirar pantallas que ?actuar.
?Cu¨¢ntos problemas mentales est¨¢ causando la sobreexposici¨®n a pantallas? Construir algo manualmente calma. Estar en contacto con el planeta satisface. Y lo estamos perdiendo.
?Cu¨¢nto se tarda en construir un edificio de tierra?
El m¨¢s complejo que he hecho ha tardado seis meses. Algunas casas en Ghana, tres d¨ªas.
?Siempre los levantan voluntarios?
No. Hay niveles de dificultad. La tierra se puede manejar sin tecnolog¨ªa o con tecnolog¨ªa punta haciendo sofisticad¨ªsimos acabados. El contexto decide la cantidad de trabajo manual o prefabricado.
?La arquitectura de hoy son edificios, ciudades o rendimiento econ¨®mico?
La arquitectura es solo rentabilidad. Y deber¨ªa cuidar a la gente y al planeta. Basta con pensar qu¨¦ pasar¨ªa si todo el mundo hiciera lo mismo.
?Tiene alg¨²n gran cliente?
La Iglesia cat¨®lica. Tras hacer un albergue en Alemania, nos han encargado un centro de acogida. Quer¨ªan hacer un edificio sostenible. Y les di belleza para contraponerla al miedo. El miedo es el problema fundamental de la sostenibilidad.
?Por qu¨¦?
Crecemos con miedo a envejecer, a que las cosas se estropeen. Tememos cualquier vulnerabilidad porque tememos la muerte. Nuestro miedo nos hace construir contra natura. Construir de manera sostenible supone aceptar los ciclos naturales y entender que formamos parte de ellos. Pero es muy dif¨ªcil actuar contra el miedo. La ¨²nica cosa capaz de vencerlo es el amor. Y la belleza, para m¨ª, es la expresi¨®n formal del amor. Cuando uno act¨²a por amor ¡ªen un jard¨ªn, con una persona, en una ciudad¡¡ª, la sostenibilidad llega de manera natural.
?C¨®mo aprendi¨® que solo el amor puede con el miedo?
Cuando estuve sola, con 19 a?os, en Banglad¨¦s.
?Y c¨®mo lleg¨® all¨ª?
Fui girl scout. Hac¨ªamos caba?as y fuegos para calentarnos y cocinar. Dorm¨ªamos en el bosque. Es un ejercicio que les propongo a mis alumnos de Arquitectura. Hay muchas maneras de protegerse del fr¨ªo y del miedo. La naturaleza no es limitante, es abundancia. Quien ha cultivado algo o cuidado un jard¨ªn lo sabe: siembras una semilla y obtienes un mont¨®n de tomates. Cortas las rosas y vuelven a brotar.
Hemos perdido tanto la relaci¨®n con la naturaleza que igual mucha gente nunca ha tenido una maceta.
Pero pueden observar c¨®mo los ¨¢rboles florecen cada a?o. Y c¨®mo de una flor nace un fruto.
?Se lo ense?¨® su padre?
S¨ª. Es paisajista. Y ecologista. Tengo sangre verde. Mi madre, que es profesora, me alent¨® a valerme por m¨ª misma con lo que tuviera. Tanto para dormir en el bosque como para cocinar. Es una actitud que exige ser imaginativo. Y creativo. Comprar te hace dependiente del dinero. Saber hacer cosas te libera.
Su infancia parece clave en su decisi¨®n de trabajar con tierra.
Para m¨ª los ni?os miden la calidad de la sociedad. Y de la arquitectura. Tienen un sexto sentido para los edificios: o los conquistan o los rechazan. La arquitectura deber¨ªa pasar de expresar el poder a expresar la vida.
Cuida mucho la est¨¦tica y los colores de sus proyectos.
Casi nadie quiere vivir en una casa de barro antes de haberlo hecho. Pero todos queremos vivir en una casa bonita. Habr¨¢ que hacerla bonita. Luego llega el descubrimiento y la sensaci¨®n, y el orgullo, de perpetuar lo bueno.
Se hizo feminista cuando empez¨® a competir en concursos internacionales.
Estudi¨¦ Arquitectura en un tiempo en el que cuanto menos humildes eran, m¨¢s se admiraba a los arquitectos. Parec¨ªa que el ego era una clave para dise?ar bien. Uno ten¨ªa que actuar como si fuera un genio. Lo fuera o no.
Tiene un despacho con cuatro personas. ?Y si consigue un encargo grande?
Me asociar¨¦ y compartir¨¦. Entre tanto, dise?o de la manera que me gusta: tocando el barro cuando hace falta, ense?ando a los dem¨¢s. Quiero tocar lo que hago y vaciarme en cada proyecto. Hasta ahora no he construido solo edificios. Son procesos que han transformado comunidades. No puedo entender la arquitectura como negocio. No quiero dejar edificios, sino maneras de vivir y lugares para hacerlo. Quiero que mis edificios se midan con otros valores. Las comunidades que construyo en Banglad¨¦s, Marruecos o Ghana son pobres pero sostenibles.
?Es religiosa?
M¨¢s espiritual que religiosa. Creo en el perd¨®n y en compartir. Mi trabajo tiene que ver con darlo todo. Eso es lo que haces cuando amas. Hago una arquitectura emocional y no todo el mundo est¨¢ preparado para ella.
En China trabaj¨® con piedras y bamb¨².
En cada lugar aprendo una tradici¨®n constructiva.
Sus valores como arquitecta ?tienen una traducci¨®n en su vida?
Creo que s¨ª. Lo que visto lo compro a quien lo teje. O de segunda mano.
?Por qu¨¦ quiso ir a Banglad¨¦s con 18 a?os?
Mis padres eran muy activos en la tienda de comercio justo que hay en nuestra ciudad. Y quise contribuir tambi¨¦n. Hacer algo. Quer¨ªa ir a ?frica, pero no encontr¨¦ organizaci¨®n y en Banglad¨¦s s¨ª. Me fui.
Es hija ¨²nica. ?Qu¨¦ dijeron sus padres?
Mi madre me dijo: ¡°Si nadie te recoge, coge un taxi¡±. Pero ni siquiera hab¨ªa plano de la ciudad, imag¨ªnate un taxi. Llegu¨¦ de noche. Era la ¨²nica blanca. Fue un reto. Lo que m¨¢s me cost¨® es que nunca me dejaban sola. Siendo hija ¨²nica, estaba acostumbrada a cierta intimidad. Las mujeres iban a espiar qu¨¦ hac¨ªa con sus maridos. Y las incorpor¨¦ a la obra. Puse como condici¨®n tener un n¨²mero de mujeres trabajando para que pudieran tener sueldo e independencia econ¨®mica.
La arquitectura parece lo menos importante de su experiencia.
Pero es la que hizo todo eso posible. Necesit¨¦ siete a?os para construir la confianza. Al principio nadie quer¨ªa tener una escuela. Y ahora la cuidan. Lo he aprendido: los edificios tambi¨¦n los construyen la confianza y el tiempo. En Ghana, los hombres protestaban porque las mujeres llegaban tarde. Me ped¨ªan que las echara. Pregunt¨¦ por qu¨¦ llegaban tarde: ten¨ªan que llevar 20 litros de agua a la casa y dejar la comida lista. Les hice ver que no era justo.
?Es una revolucionaria!
Siempre he tenido claro que no quer¨ªa hacer m¨¢s ricos a los ricos. La arquitectura ha trabajado siempre a favor de los ricos y los poderosos, y yo quiero ser otro tipo de arquitecta.
?No quiere tener su propio avi¨®n?
Soy m¨¢s ambiciosa, quiero cambiar el mundo.