Como si no hubiera pasado
Todo contin¨²a invariable, m¨¢s o menos. Yo pienso, en cambio, que se rompi¨® el hilo de la continuidad de nuestras vidas | Columna de Javier Mar¨ªas
La pandemia no ha terminado, y a diario nos llegan noticias de conocidos infectados. Pero como en Espa?a los estultos gobernantes y buena parte de la poblaci¨®n han decidido que s¨ª, que el virus ya es agua pasada, quiz¨¢ no est¨¦ de m¨¢s echar la vista atr¨¢s e intentar recordar c¨®mo era el mundo anterior al covid. Una ojeada somera indica que todas las sandeces y cursiler¨ªas que en su d¨ªa se soltaron y escribieron ¡ª ¡°Saldremos mejores¡±, ¡°Se nos brinda la oportunidad de reflexionar y elegir prioridades¡±, etc¡ª...
La pandemia no ha terminado, y a diario nos llegan noticias de conocidos infectados. Pero como en Espa?a los estultos gobernantes y buena parte de la poblaci¨®n han decidido que s¨ª, que el virus ya es agua pasada, quiz¨¢ no est¨¦ de m¨¢s echar la vista atr¨¢s e intentar recordar c¨®mo era el mundo anterior al covid. Una ojeada somera indica que todas las sandeces y cursiler¨ªas que en su d¨ªa se soltaron y escribieron ¡ª ¡°Saldremos mejores¡±, ¡°Se nos brinda la oportunidad de reflexionar y elegir prioridades¡±, etc¡ª han resultado ser, am¨¦n de sandias y cursis, enteramente falsas o err¨®neas. Da m¨¢s bien la impresi¨®n de que casi todo el mundo, con los pol¨ªticos a la cabeza una vez m¨¢s, hubiera estado aguardando ansiosamente para volver a sus majader¨ªas sin alterar una coma. Las televisiones emiten los mismos programas zafios y vejatorios, los informativos siguen siendo infames, la publicidad m¨¢s abyecta que nunca ¡ªy ya es decir¡ª, los l¨ªderes contin¨²an a pedradas y haciendo gala de inepcia y vacuidad, las gentes han reanudado sus viejas costumbres de viajar sin ton ni son en abominables cruceros e infinitos vuelos contaminantes, de hacer fotos de platos o de s¨ª mismas y acudir en masa a todo (porque ¡°hay que ir¡±) aunque no les interese lo m¨¢s m¨ªnimo; las riadas de turistas han regresado para dolor de nuestras ciudades, paisajes y playas, la afici¨®n a opinar de cuanto se ignora permanece inalterable en las tertulias como en las redes, la mala baba es omnipresente sin que preocupe el da?o que pueda infligirse, la mayor¨ªa lo busca con ah¨ªnco; la capacidad de raciocinio, lejos de mejorar, ha empeorado: s¨®lo faltaba una plaga para avivar las teor¨ªas conspiratorias y el mal ag¨¹ero; los bancos han aprovechado para cerrar sucursales y despedir a empleados, la Administraci¨®n para convertir cualquier gesti¨®n en un laberinto sin salida, las compa?¨ªas el¨¦ctricas para sacarles los higadillos a los ciudadanos modestos; la llamada ¡°solidaridad¡± ha pasado a ser una mera palabra en boca de sinverg¨¹enzas demag¨®gicos. A mi parecer, en suma, no hemos salido de la pandemia, pero somos iguales o peores.
Hay una invasi¨®n de Putin que nos procura pesadillas pero en el fondo nos trae sin cuidado: aqu¨ª lo que de verdad importa es la Semana Santa, la Feria de Sevilla, los sanisidros, los sanfermines, el pr¨®ximo puente y los 200.000 festejos populares que se avecinan con el buen tiempo. Y por supuesto las vacaciones de agosto, para las que se calientan ya los motores de las escapaditas, las cervecitas, las playitas, las paellitas, las gambitas, los ba?itos, las siestecitas y los aperitivitos.
Y sin embargo¡ ?No tienen la sensaci¨®n de que cuanto fue anterior al virus est¨¢ incre¨ªblemente lejos, mucho m¨¢s que los dos a?os que han transcurrido? A¨²n es m¨¢s, ?no la tienen de que los meses de confinamiento forzoso pertenecen a otra ¨¦poca, tan distante que se recuerda brumosa? ?Y los aplausos a los sanitarios desde los balcones? ?Y Trump, que todav¨ªa gobernaba cuando se inici¨® la peste? ?No les parece que hace siglos de la investidura de S¨¢nchez y del (pol¨ªticamente) fenecido Iglesias? ?Que el actual Gobierno, lejos de los dos a?os y medio que lleva en el poder, acumula en ¨¦l m¨¢s de un lustro? ?Qui¨¦n se acuerda de Iv¨¢n Redondo, Gonz¨¢lez Laya o Cela¨¢, que tanto dieron que hablar (para mal)? ?Qui¨¦n de Cospedal o S¨¢enz de Santamar¨ªa? Es imposible que hace s¨®lo tres a?os ellas y su jefe cortaran el bacalao. ?Qui¨¦n de la criminal incompetencia de Albert Rivera, que de haber sido menos vano podr¨ªa ser Vicepresidente a¨²n hoy? ?Qui¨¦n de Torra y de su afici¨®n a llamar ¡°hienas¡± a los espa?oles y a los catalanes no fan¨¢ticos?
Todo contin¨²a invariable, m¨¢s o menos. Yo pienso, en cambio, que se rompi¨® el hilo de la continuidad de nuestras vidas, por mucho que finjamos haberlas reanudado exactamente donde las dejamos el 15 de marzo de 2020. Que todav¨ªa vivimos en estado de shock y de incredulidad, artificialmente anestesiados y desmemoriados, intentando pasar por alto lo que nos ha ocurrido. Si los casi 200 asesinados en los atentados de 2004 supusieron un trauma insuperable durante mucho tiempo, ?c¨®mo no vamos a estar estupefactos y horrorizados por la muerte ¡ªno violenta, algo es algo¡ª de las 100.000 o m¨¢s personas v¨ªctimas del virus? ?Qu¨¦ pa¨ªs puede encajar eso tan alegre y fr¨ªvolamente como aparentamos haberlo digerido nosotros? Qu¨¦ digo ¡°digerido¡±: arrinconado, arrumbado, borrado, negado. Me temo que los ¨²nicos que lo tienen presente a estas joviales alturas son los familiares de los difuntos y los admirables m¨¦dicos, enfermeras y dem¨¢s personal sanitario, sobreexplotados, que tantas agon¨ªas presenciaron, tantos combates entre la vida y la muerte, tanto horror y agotamiento e incertidumbre padecieron un d¨ªa interminable tras otro, y que en n¨²mero no escaso perdieron la salud o la vida por cuidar y salvar a sus pacientes, aunque algunos se lo pagaran con exigencias y desplantes ¡ª¡±Para eso est¨¢n ustedes, para curarnos si enfermamos¡±¡ª. Me pregunto con qu¨¦ desolaci¨®n ven ellos los actuales desenfrenos y farras, ahora que creemos que todo ha pasado, cuando en realidad no ha pasado.