La importancia del respeto para sentirnos bien
Hay veces que sentimos que la otra persona ha traspasado una delgada l¨ªnea roja y ha da?ado nuestra dignidad. En la medida en la que tomemos conciencia de ello, podremos reparar la herida.
Me siento dolido por c¨®mo me ha tratado mi pareja¡±. ¡°No me atrevo a decir lo que opino en el trabajo por represalias de mi jefe¡±. Son algunos ejemplos que despiertan en nosotros sensaciones, que se quedan atrapadas y nos hacen sentir mal. A veces se trata de situaciones inc¨®modas, como la manera irrespetuosa con la que nos han podido tratar. En otras ocasiones son conflictos de mayor escala y que perduran en el tiempo. Pero en todos ellos existe un denominador com¨²n: sentimos que la otra persona ha traspasado una delgada l¨ªnea roja y ha da?ado nuestra dignidad. En la medida en la que tomemos c...
Me siento dolido por c¨®mo me ha tratado mi pareja¡±. ¡°No me atrevo a decir lo que opino en el trabajo por represalias de mi jefe¡±. Son algunos ejemplos que despiertan en nosotros sensaciones, que se quedan atrapadas y nos hacen sentir mal. A veces se trata de situaciones inc¨®modas, como la manera irrespetuosa con la que nos han podido tratar. En otras ocasiones son conflictos de mayor escala y que perduran en el tiempo. Pero en todos ellos existe un denominador com¨²n: sentimos que la otra persona ha traspasado una delgada l¨ªnea roja y ha da?ado nuestra dignidad. En la medida en la que tomemos conciencia de ello, podremos reparar la herida y, llegado el caso, construir una relaci¨®n m¨¢s saludable.
Esta es la conclusi¨®n de Donna Hicks, profesora del Weathercenter Center for International Affairs de la Universidad de Harvard y autora de dos magn¨ªficos libros, Dignity (Yale University Press, 2011) y Leading with Dignity (Yale University Press, 2018). Desde el centro en el que colabora, Hicks ha tenido la oportunidad de participar activamente en la resoluci¨®n de conflictos internacionales de pa¨ªses como Sri Lanka, Colombia, Irlanda del Norte, Siria o Libia, entre otros. Es una mujer profundamente inspiradora. Gracias a su experiencia y a sus conversaciones con los protagonistas de conflictos armados, comprendi¨® que no se puede llegar a ning¨²n acuerdo sostenible en el tiempo si no se aborda el da?o realizado a la dignidad del otro. Este trabajo fue la puerta de entrada para entender los problemas que surgen en cualquier interacci¨®n diaria, ya sea con nuestros amigos, familia, en el trabajo o paseando por la calle. Tenemos un deseo profundo de ser tratados con dignidad, solo as¨ª nos sentimos bien, desmontamos nuestras resistencias y damos lo mejor de nosotros mismos.
La dignidad es distinta al respeto, matiza Hicks. Mientras que aquella es un derecho con el que se nace, el respeto se ha de ganar y no todos los comportamientos merecen ser respetados.
Si tenemos jefes que no nos escuchan y no nos atrevemos a exponer nuestras ideas, ser¨¢ dif¨ªcil que podamos poner nuestro talento en juego. O si tenemos que defendernos constantemente de bromas pesadas con amigos o creemos que nos rechazan por c¨®mo somos, tampoco seremos capaces de fluir en dichas relaciones. Cuando la dignidad se da?a, se despiertan emociones que act¨²an como un mar de fondo en nuestros comportamientos, como el miedo, el enfado, la injusticia¡ Adem¨¢s, los neurocient¨ªficos han comprobado que la sensaci¨®n de exclusi¨®n despierta en nuestro cerebro las mismas reacciones que el dolor f¨ªsico.
Por ello, necesitamos entrenarnos en el cuidado de la dignidad a tres niveles: conexi¨®n con uno mismo, con los dem¨¢s y con un prop¨®sito. En ocasiones el problema no est¨¢ fuera, sino dentro. No siempre nos tratamos dignamente y desde ese espacio es dif¨ªcil que otros nos traten de una manera adecuada.
El cuidado de la dignidad, adem¨¢s, se ha de cultivar. No se ense?a ni en los colegios ni en las escuelas de negocio ni en las empresas, cuando ser¨ªa un magn¨ªfico ant¨ªdoto ante muchos de los conflictos a los que nos enfrentamos. Una manera de practicarlo es revisando los 10 elementos esenciales que caracterizan la dignidad, seg¨²n la investigaci¨®n de Hicks, y tener una conversaci¨®n sobre la misma en nuestras relaciones importantes.
Cuando nos sintamos ofendidos por algo, la situaci¨®n ideal es hablarlo con la otra persona. En la mayor parte de las ocasiones es el resultado de comportamientos inconscientes, ya sea un comentario desacertado de un jefe, de la pareja o de un amigo. Requiere conversarlo con serenidad, al tiempo que se cuida la dignidad del otro, se explica c¨®mo nos hemos sentido y se buscan soluciones.
Cuando no tenemos la posibilidad de hablarlo con la otra persona, necesitamos contar entonces con un amigo de confianza, con el que podamos mostrarnos vulnerables y explicar lo ocurrido. Cuando transformamos un da?o en palabras, comenzamos a superarlo. Todo ello sin olvidar lo m¨¢s importante, como nos recuerda ?Hicks: nuestra dignidad no depende de lo que los otros hagan, sino que es inherente a cada uno de nosotros. ¡ªeps
Pilar Jeric¨® es coordinadora del blog Laboratorio de felicidad.
Las 10 claves de la dignidad, seg¨²n Donna Hicks
¡ª Aceptaci¨®n de la identidad del otro.
¡ª Reconocimiento a los dem¨¢s.
¡ª Valoraci¨®n, dedicando atenci¨®n y escucha.
¡ª Inclusi¨®n: para que se sientan parte del grupo.
¡ª Seguridad tanto f¨ªsica como psicol¨®gica, sin miedo a represalias.
¡ª Equidad en el trato.
¡ª Independencia: empoderar a las personas.
¡ª Entendimiento: importa lo que otros piensan.
¡ª El beneficio de la duda: partir de la premisa de que los dem¨¢s tienen buenos motivos.
¡ª Responsabilidad: asumir la responsabilidad de las propias acciones y los errores.