Descansen en paz
Cuando las casas se quedan vac¨ªas, siguen llenas. S¨®lo en la cocina hay decenas de objetos que se comunican entre s¨ª. Hablan los platos con los vasos y los tenedores con los cuchillos y los cucharones con las cucharas. Los due?os de las viviendas se han ido, pero siguen en ellas a trav¨¦s de sus pertenencias. En los dormitorios, las chaquetas conversan con las camisas y la ropa interior con los pijamas. Hay un di¨¢logo continuo entre los efectos de una casa supuestamente vac¨ªa. Las sillas mantienen su opini¨®n frente a la de los sillones y las mesas altas la suya frente a la de las bajas. En una ...
Cuando las casas se quedan vac¨ªas, siguen llenas. S¨®lo en la cocina hay decenas de objetos que se comunican entre s¨ª. Hablan los platos con los vasos y los tenedores con los cuchillos y los cucharones con las cucharas. Los due?os de las viviendas se han ido, pero siguen en ellas a trav¨¦s de sus pertenencias. En los dormitorios, las chaquetas conversan con las camisas y la ropa interior con los pijamas. Hay un di¨¢logo continuo entre los efectos de una casa supuestamente vac¨ªa. Las sillas mantienen su opini¨®n frente a la de los sillones y las mesas altas la suya frente a la de las bajas. En una casa vac¨ªa quedan cientos o miles de cuerpos f¨ªsicos que interact¨²an sin cesar. Hay cuadernos y libros y l¨¢pices de colores y fotos de la boda y certificados de defunci¨®n y contratos de compra o alquiler y copias de testamentos e im¨¢genes religiosas y reproducciones de Dal¨ª o El Greco. Hay aparadores misteriosos y dentaduras postizas y pastillas de jab¨®n.
No sabemos lo que piensan los espejos de los cuartos de ba?o cuando ven que las llamas se acercan, pero s¨ª que lo hacen con tal intensidad que estallan. Aqu¨ª avisaron de la amenaza del fuego y sus habitantes huyeron. Mientras permanec¨ªan fuera, ardieron los pantalones vaqueros dejados sobre la cama y las zapatillas de andar por casa y hasta la pelusilla acumulada debajo del sof¨¢. Y lo que ahora vemos en la imagen es lo que qued¨® de la casa cuando regresaron sus due?os. La foto fue tomada en el mes de julio de este a?o, en una localidad de Ourense. Descansen en paz los zapatos de tac¨®n y las sartenes y las medias de seda.