Una letrina de altura
Se dir¨ªa, al observar esta imagen, que hay en el mundo m¨¢s alpinistas que monta?as, lo que en principio choca con la raz¨®n, incluso contra la sinraz¨®n, pero aqu¨ª no nos inventamos nada. Todas esas personas hacen cola, en efecto, para coronar el K2, un pico de la cordillera del Karak¨®rum, en la lejana Pakist¨¢n. Tanto como la longitud de la cola, llama la atenci¨®n la uniformidad de los atuendos, como si los escaladores los hubieran adquirido en la misma tienda. Quiz¨¢ el color rojo sirva para destacar en la nieve, si te quedas perdido o solo, aunque no es, ciertamente, el caso. La imagen se tom¨® a finales de julio de este mismo a?o, ayer mismo, como el que dice. Significa que no todo el mundo se va a Benidorm o a Torrevieja. Hay gente que prefiere la soledad de la monta?a, aunque se trate de una soledad tan parad¨®jica como la de la foto. Ya en su d¨ªa le¨ªmos que la cumbre del mism¨ªsimo Everest se encontraba llena de envases de refrescos vac¨ªos, servilletas de papel y c¨¢scaras de pl¨¢tano, entre otros desechos org¨¢nicos e inorg¨¢nicos. Quiz¨¢ ol¨ªa a pis, como las calles del centro de las grandes ciudades despu¨¦s de sus celebraciones patronales.
El Everest oliendo a pis, no se lo pierdan. Lugares que uno ten¨ªa asociados a la paz y al silencio y a la m¨ªstica resulta que cada d¨ªa se parecen m¨¢s a la parte de atr¨¢s de un bar de copas. Todas esas personas que se afanan en el ascenso f¨ªsico y espiritual que supone un esfuerzo de tal naturaleza tienen, como es l¨®gico, necesidades fisiol¨®gicas que en alg¨²n lugar han de satisfacer.
El K2 como letrina. ?Suena o no suena a blasfemia?
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