Otra vez hablando de bondad
Tenemos que seguir luchando en las trincheras de la esperanza, aunque es posible que yo me est¨¦ pasando de rosca
Hace muchos a?os, un amable y l¨²cido lector me mand¨® una carta en la que dec¨ªa que me llevaba leyendo desde siempre y que le gustaban mis art¨ªculos, pero que hab¨ªa observado que, en los ¨²ltimos meses, pr¨¢cticamente todos mis textos eran un comentario en torno a un libro; y que, vale, pod¨ªan ser amenos y eso, pero que si no me parec¨ªa que ya estaba bien y que ten¨ªa que cambiar el enfoque. Se lo agradec¨ª much¨ªsimo. Ten¨ªa toda la raz¨®n y yo no lo hab¨ªa advertido. Alguna que otra vez he observado que la escritura de los art¨ªculos...
Hace muchos a?os, un amable y l¨²cido lector me mand¨® una carta en la que dec¨ªa que me llevaba leyendo desde siempre y que le gustaban mis art¨ªculos, pero que hab¨ªa observado que, en los ¨²ltimos meses, pr¨¢cticamente todos mis textos eran un comentario en torno a un libro; y que, vale, pod¨ªan ser amenos y eso, pero que si no me parec¨ªa que ya estaba bien y que ten¨ªa que cambiar el enfoque. Se lo agradec¨ª much¨ªsimo. Ten¨ªa toda la raz¨®n y yo no lo hab¨ªa advertido. Alguna que otra vez he observado que la escritura de los art¨ªculos, en su conjunto, prefigura de manera inconsciente necesidades, situaciones ps¨ªquicas o intereses profundos que una tiene. Por ejemplo, en ocasiones he ca¨ªdo en la cuenta, meses despu¨¦s, de que mis textos period¨ªsticos me anunciaron, sin saberlo, el tema de mi pr¨®xima novela. Cuando aquel sabio lector me reprendi¨®, yo estaba pasando un mal momento y me hab¨ªa refugiado en los libros, que siempre han sido un poderoso consuelo.
Digo todo esto porque no quisiera que otro lector afectuoso y ojo avizor tuviera que avisarme de nuevas repeticiones. Y es que me da la sensaci¨®n de que en las columnas de los ¨²ltimos meses estoy insistiendo una y otra vez, quiz¨¢ en demas¨ªa, en la bondad de la gente. O, mejor dicho, en la necesidad de potenciar la bondad. Pens¨¢ndolo un poco, me parece que es una respuesta defensiva frente a la negrura creciente, al aumento de agresividad que la pandemia ha reforzado, a la radicalizaci¨®n de la sociedad. Prosperan por doquier partidos extremistas de derechas y de izquierdas, grupos dogm¨¢ticos que no se basan en ideas, sino en emociones. Como los fan¨¢ticos no pueden convencer con la raz¨®n, inventan enemigos y utilizan el odio como principio identitario. Es su gasolina para seguir creciendo, y ese es el incendio de intolerancia y furor que arrasa el mundo.
As¨ª que s¨ª, creo que necesitamos reivindicar la bondad, que tenemos que seguir luchando en las trincheras de la esperanza, aunque es posible que yo me est¨¦ pasando de rosca. Pero no soy la ¨²nica que siente esa urgencia por hacer algo, ese desconsuelo. Por ejemplo, en 2019 se inaugur¨® el primer instituto mundial para estudiar la bondad, el Bedari Kindness, en la Universidad de California. All¨ª, antrop¨®logos, soci¨®logos y psic¨®logos, preocupados ante el ¡°conflicto creciente entre las personas¡±, investigan si es posible cambiar comportamientos crueles, qu¨¦ se define como bondad o qu¨¦ efectos tiene la amabilidad en las personas. Y al parecer trae muchos beneficios: baja la tensi¨®n arterial, fortalece el sistema inmune, favorece la longevidad. De la misma manera que el odio te puede enfermar y hasta matar. Por ejemplo, el rechazo social es el factor m¨¢s importante para desencadenar una esquizofrenia, seg¨²n el neurocient¨ªfico David Eagleman. Y enciende en el cerebro la misma zona de dolor que el dolor f¨ªsico.
En el reportaje de la BBC en donde le¨ª lo del Instituto Bedari hablaban tambi¨¦n de un libro sobre la bondad, The Rabbit Effect (El efecto conejo), escrito por ?Kelli ?Harding, de la Universidad de Columbia (EE UU). El t¨ªtulo se le ocurri¨® cuando revis¨® unos experimentos hechos con conejos en los a?os setenta. Uno de los grupos de conejos ten¨ªa unos resultados mucho mejores, y ?Harding descubri¨® que el investigador de ese grupo hab¨ªa sido especialmente cari?oso con los animales. Pobres conejitos enjaulados respondiendo al afecto. Y pobres de nosotros, que sin duda tenemos al menos la misma necesidad de amor que esos roedores. De hecho, diversos estudios m¨¦dicos muestran que tomar placebos, aun sabiendo que son placebos y no medicinas, mejora la salud de los pacientes en enfermedades como dolores cr¨®nicos o problemas digestivos y autoinmunes, es decir, en aquellas dolencias en donde el estr¨¦s interviene. Y yo creo que es porque hay m¨¦dicos mir¨¢ndolos, cuid¨¢ndolos, midiendo sus resultados, interes¨¢ndose de verdad por ellos. El amor cura, incluso el peque?o amor del doctor que te investiga. O hasta la sonrisa fugaz intercambiada con un extra?o en el metro. Vale, quiz¨¢ me estoy poniendo algo pesada con el tema e intentar¨¦ enmendarme, pero, por otra parte, ?qu¨¦ hay m¨¢s rid¨ªcu?lo que creer que la bondad es rid¨ªcula y que hacerse el malote es m¨¢s inteligente y m¨¢s mol¨®n? La bondad literalmente nos salva. A las trincheras.